«Que caiga agua, pero no más mujeres»

La cita arrancó con timidez de la plaza Matías Montero, en Puertochico, donde en un inicio se congregaron unas 300 personas, para transcurrir por el Paseo de Pereda hasta el Ayuntamiento. «Somos pocas pero hay que hacer todo el ruido que se pueda», reivindicó Matilde, que se protegió del agua bajo un paraguas morado. El gran problema:el frío y la lluvia. «Llueve mucho. Pero de verdad, que caiga agua, pero no más mujeres», reivindicaron al unísono en la cabeza de la manifestación las Asambleas Feministas de Cantabria.

En primera línea podía leerse la pancarta 'Contra las violencias machistas. Luchas feministas'. Después, en la densa multitud, destacaban otras consignas estampadas en otros tantos carteles: «Somos invencibles, ¡levántate!»; «Somos el grito de las que ya no tienen voz»; «Basta ya de justicia patriarcal»; «No estamos todas, faltan las asesinadas». Y a todo ello se juntaban los coros de quienes se animaron a tomar la iniciativa en medio de una tarde de perros, con 9 grados y agua cayendo sin cesar: «Jueces, fiscales, todos son culpables»; «Mi cuerpo es mío, decido yo»; «Ni una muerte menos» o «Las mujeres trans también son mujeres» fueron algunos de los mensajes coreados.

Mucha gente se iba sumando a la movilización conforme avanzaba por el Paseo de Pereda. Llamados por la música de Percumozas que, tan organizadas como siempre, pusieron la nota alegre a una tarde complicada en lo meteorológico y que amagó en ocasiones con apagar el fuego de la reivindicación. «Estamos para animar todo esto, porque necesitamos alzar la voz y que se nos oiga, y para eso también vale la música», explicó Miriam.

En el ecuador de la movilización, hacia las 19.25 horas, la comitiva cubría los doscientos metros que separan el Banco Santander de la cafetería La Flor y Nata. Entre la masa, caminaban muchas mujeres, pocos hombres, y algún menor, incluso niños. «El problema que tenemos está provocado fundamentalmente por hombres. Yaquí no hay muchos, cuando son los que tienen en su mano la solución», reivindicó Damaliel, uno de los alumnos del módulo superior de Promoción de Igualdad de Género del instituto Santa Clara.

Claudia, compañera de aula, opinó que «los más jóvenes no son conscientes de lo que es el maltrato y es clave explicárselo». Los expertos no se cansan de decir que la educación es el camino para solucionar esta lacra y que la formación en defensa personal también aporta autoestima a las mujeres y ayuda a empoderarlas. Es algo que defendieron muchos de los manifestantes en los corrillos.

Unos espacios donde también se pudo ver al presidente, Miguel Ángel Revilla;a la alcaldesa de Santander, Gema Igual, y al diputado nacional del PRC, José María Mazón.

A las ocho menos cinco una marea de paraguas tomaba la plaza del Ayuntamiento y allí, enfrentando la lluvia, los asistentes, entonces ya un millar, hicieron un corro frente a la puerta del Consistorio y comenzaron las lecturas de los manifiestos. Uno por cada colectivo organizador. Leyó el suyo Ana Bolado, portavoz de la Comisión 8 de Marzo. También lo hicieron las Asambleas Feministas de Cantabria, que abogaron porque la reforma laboral incluya políticas para eliminar la precariedad y temporalidad del trabajo de la mujer.

Pero por encima de todo, en las mentes de todas estuvieron presentes las víctimas de violencia machista. Más de 1.100 desde que empezaron a contabilizarse en 2003. Algunas de ellas fueron recordadas por manifestantes, que simbolizaron su pérdida con esquelas que cargaron a las espaldas durante el recorrido.