El Camino continúa

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Aunque ayer quedó clausurado el Año Jubilar, el monasterio de Santo Toribio seguirá siendo lugar de peregrinación hasta que en 2028 vuelva a abrirse la Puerta del Perdón

Pedro Álvarez

Potes

Lunes, 15 de abril 2024, 02:00

El ritual del cierre de la Puerta del Perdón en el monasterio de Santo Toribio de Liébana volvió a repetirse ayer. Arturo Ros, obispo de Santander, tuvo por primera vez el privilegio de cerrar la Puerta tras su reciente nombramiento. Lo hizo acompañado por el ... padre guardián del monasterio, el franciscano Juan Manuel Núñez. Ros procedió a colocar el candado con el que quedó clausurado el Año Jubilar Lebaniego 2023-2024, en un acto solemne que daba por concluido un año en el que el monasterio ha lucido con todo su esplendor como lugar santo de la cristiandad; un templo en el que devotos y peregrinos de todos los rincones del mundo han podido ganar el Jubileo cumpliendo las condiciones marcadas para conseguirlo: entrar por la Puerta del Perdón, rezar un Padrenuestro, un Credo y una oración por las intenciones del Papa. Para aquellos que hayan querido ganarse la Indulgencia Plenaria, confesarse y comulgar durante el día de la visita al monasterio, o en fechas próximas (quince días antes o quince días después de realizada la peregrinación) lo han hecho posible. Ahora habrá que esperar hasta 2028 para tener otra oportunidad. Aunque, a pesar de que la Puerta del Perdón esté ya cerrada, el Camino continúa.

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No conocemos la Bula Papal por la que se concedió el privilegio durante la Edad Media de ser Año Jubilar junto a Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela, ya que el devenir de las guerras y el abandono de los monjes benedictinos del monasterio, en el siglo XIX, significó la pérdida de importantes documentos que atesoraba la biblioteca monacal. Sabemos que, después de la Guerra de la Independencia, el monasterio guardaba quince Bulas Jubilares, lo que viene a confirmar la antigüedad de dicha celebración, que hasta el año 1967 fue un Jubileo Menor que abarcaba el 16 de abril, festividad de Santo Toribio, y los siete días siguientes, y que, en 1967, Pablo VI fue quien concedió el Jubileo anual, estando ya la comunidad franciscana, desde abril de 1961, al frente del monasterio, continuando en la actualidad. Ellos son los custodios de la Reliquia del Lignum Crucis, el mayor trozo de la Cruz de Cristo que se conserva en la cristiandad, que se guarda en el interior de un Relicario y que tiene unas dimensiones de 63 centímetros el trozo de madera vertical, por 39 centímetros, el horizontal.

Antiguamente, en 1507, se suscitaron divergencias sobre la autenticidad del Jubileo, pero fue el Papa Julio II, en 1512, confirmando ese privilegio de los lebaniegos, y León X en 1515, concediendo Indulgencia Plenaria a todos los fieles que acudieron a ganar el Jubileo, los que definitivamente dejaron clara dicha concesión.

Este Año Jubilar finalizó ayer, pero el obispo de Santander, Arturo Ros, es consciente de que «todos los estamentos tienen que unir sus fuerzas y preparar ya el próximo Año Jubilar Lebaniego, que supondrá la 75 conmemoración Jubilar de la que se tiene noticia desde los primeros años del siglo XVI».

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Para Ricardo Alvarado, vicario pastoral de la Diócesis, el éxito del próximo Año Jubilar radica en «un buen trabajo en equipo, con una difusión de esta conmemoración y una inversión en el Camino Lebaniego, mejorando infraestructuras y dotando el Camino de albergues que faciliten el paso y el descanso de los peregrinos». Por ello, señaló que «seguiremos caminando para dar a conocer este tesoro, centro de espiritualidad y de destino para tantas personas. ¡Ojalá, que en el año 2028 no exista un rincón en España donde no se oiga hablar del Año Jubilar Lebaniego!»

La consejera de Cultura, Turismo y Deporte, Eva Guillermina Fernández, recordó ayer que el trabajo de promoción del Camino Lebaniego va a continuar a lo largo de estos años, hasta su próxima celebración dentro de cuatro, y para ello, ha asegurado, «se ofrecerán una serie de actividades culturales que se definirán por su «excelencia y singularidad como recurso de promoción de un turismo más sostenible».