El Camino de Santiago, a toda vela

La asociación detrás de esta iniciativa es North Marinas, «que representa a la industria náutica del norte», dice. Y que persigue dar importancia a la náutica, atraer turismo extranjero y crear valores relacionados con la navegación y el mar. Y, además, «promocionar el Cantábrico». El proyecto nació en 2014. «Tardamos casi un año en que la catedral aceptase la vela y la incluyera en la credencial oficial». Ahora ya está reconocida como modo de peregrinación. Sólo se requiere un sello que acredite que se han hecho más de 100 millas.

La travesía únicamente se realiza una vez al año con el fin de que haga las veces de «altavoz y sirva para que la gente sepa que puede hacer el Camino de Santiago por mar» en cualquier momento del año. El coordinador señala que conocer esto permite a la gente organizarse e, igual que cuando se hace de cualquiera de las otras modalidades, «realicen el Camino desde cualquier punto de la costa, empezando por el puerto de La Rochelle» e incluyendo los que están asociados.

La ruta de este año comenzó en Francia el día 5 de este mes. Esta unión con el país vecino «pretendemos que sirva para nutrirnos del turismo náutico que tienen allí». La promoción en Francia ha derivado en que este año doce barcos franceses decidieran participar. El año pasado sólo lo hicieron cuatro. En total son 60 participantes de los 150 que conforman el grupo. «Cualquier persona que pueda permitirse alquilar un barco o que tenga un amigo con uno», tiene la posibilidad participar. Incluso si no sabe navegar, porque también «se venden plazas unitarias», añade Francisco Fernández.

Muchos de los que llegaron a Laredo son veteranos que este año repiten. Es el caso de Ignacio Gallego, de Castro Urdiales. «Esta es la tercera vez que participamos, estamos enganchados a la ruta hasta Santiago». La de mañana será la primera etapa para él en la travesía de este año porque su barco estaba averiado. Esto es posible porque los inscritos pueden incorporarse al recorrido en cualquier momento. No obstante, «nunca nos juntamos más de 35 barcos en un puerto». Para Joaquín Cobelo, de La Coruña, esta es la segunda vez en la ruta. Él sí la comenzó en La Rochelle y con la de ayer completa las cuatro etapas que se han celebrado hasta ahora.

Repetir experiencia lleva a que muchos se conozcan entre ellos y se fomente el compañerismo como una de las claves de la ruta. «Es agradable hacer el Camino de esta forma por la gente que conoces y la solidaridad», destaca Cobelo. Javier Gómez, participante de Bilbao, coincide en resaltar las relaciones como parte fundamental de la aventura. «Una de las cosas bonitas es que al navegar en flotilla se crean lazos y amistades». Él se animó a participar porque, como amante de la navegación, consideró que esta era una buena manera de hacerlo. Y «además en compañía».

Destacan igualmente que les permite disfrutar y conocer las ciudades de una manera diferente. «Se organizan visitas y es interesante porque nos enseñan las características de los lugares». Mañana continuará la travesía. La quinta etapa saldrá de Laredo rumbo a Santander.