
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Cancún, la mochila y una foto apretada
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Alcaldes y empresarios, el grupo más numeroso en una jornada que siempre deja alguna anécdotaEl estand de Cantabria está bien (que no siempre pasa). Pero eso ya se dijo el año pasado y es el mismo. La única novedad ... está en un pequeño recorrido al que se accede por una cortina de humo. Sí, de humo. Para que deje entrever un holograma. El año pasado representaba la Puerta del Perdón y daba acceso a una exposición de los Beatos. Esta vez, se usó el lema 'El Camino Continúa' y un vídeo para hablar de la senda lebaniega y la que, por la costa, recorre Cantabria de camino a Santiago. Lo demás, parecido (aunque aumentó la presencia de productos de gastronomía con varios escaparates específicos). ¿Quién estuvo? Sobre todo, alcaldes y empresarios (muchos, de las asociaciones que los agrupan). También diputados regionales y nacionales, senadores y otros altos cargos. Sí, Revilla no faltó. Llegó discretamente con una amplia delegación del PRC, pero no pasó desapercibido. Iba con una mochiluca a la espalda que no se quitó ni para las entrevistas en televisión y con un chaleco de Liébana bajo la chaqueta del traje.
«Mira, es la alcaldesa de Cancún», decía Gema Igual a los paisanos con los que se cruzaba acompañada de una mujer a la que enseñó el estand. Mara Lezama Espinosa. Casualidad o no, México tuvo cierto protagonismo en el Día de Cantabria. Durante el acto protocolario llamó la atención la presencia de dos jóvenes con traje del popular Día de Muertos. Ya saben, la cara pintada de calaca. Hubo fila para hacerse foto con ellas.
Y hablando de foto. Una muy apretada. La última. Buruaga habló ampliamente de la «labor colectiva» para promocionar el turismo. Así que, al final del acto, quiso compañía en el escenario. Consejeros, alcaldes, directores generales... De todo. Estaban ellos y en paralelo (formando parte de la foto y a la vez haciéndose la suya propia), parte de la delegación del PRC. Hicieron una, pero siempre faltaba alguien. La presidenta llamaba a fulano o a mengano para que se sumara. Al último, a «Eduuuu» (así le llamaba Buruaga desde la tarima). Era el consejero Eduardo Arasti, que se había despistado.
El color que siempre pone con sus capas la Cofradía del Orujo (repartieron té del puerto), las azafatas que entregaban ejemplares de El Diario Montañés, la completa guía de alojamientos que regalaban los de la Asociación de Turismo Rural, los selfies... Todo eso y una presencia poco habitual fuera de los límites del monasterio: José María Lucas, el guardián franciscano de Santo Toribio. Ahí es nada.
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Ana del Castillo
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