El PP marca distancias con Vox y el bloque de la izquierda escenifica sintonía y entendimiento

Un debate vivo. Un debate intenso con momentos de tensión, pero respetuoso. Un debate en el que no hubo grandes sorpresas porque, tras una primera ronda de intervenciones en tono regional, se tocaron prácticamente los mismos contenidos que en la escena nacional y, aun así, los cuatro protagonistas lograron mantener muy arriba el interés durante algo más de 70 minutos. Quizás es digna de mención la contundencia de De las Cuevas al decir que Santiago Abascal no será vicepresidente de Alberto Núñez Feijóo, algo que su partido a nivel nacional desliza, pero de forma más sutil, por si acaso.

Se vio la experiencia –y la buena relación pese a sus diferencias ideológicas– de Casares y Del Valle, los dos candidatos que ya han sido diputados con importantes responsabilidades dentro de sus grupos parlamentarios en Madrid, que estuvieron un punto más ágiles a la hora de tomar la palabra, y se vio que De las Cuevas y Martín iban con la lección bien aprendida. El popular hizo gala de su experiencia en el sector privado y de su compromiso con las siglas del PP, al que está afiliado desde que cursaba Bachillerato, y la segunda de su conocimiento de la Cantabria real en su faceta de activista en el ámbito del apoyo a las personas con Sida y en la Red Cántabra contra la Pobreza. «Llevo décadas trabajando para ayudar a las personas más vulnerables y luchando contra los estigmas y por la inclusión. Erradicar las desigualdades es avanzar. Ni podemos quedarnos como estamos ni podemos retroceder», dijo en el turno de presentación.

Como ella, los cuatro entraron al trapo desde el principio. Casares, por ejemplo, tirando de ironía y agradeciendo a De las Cuevas que aceptara la invitación al debate, al contrario que su jefe de filas en la cita de anoche en RTVE: «Feijóo se niega a debatir porque continuamente miente». También desde el principio se apreció cuál iba a ser la estrategia de cada uno de los dos bloques. En el de la izquierda se vio máxima sintonía y entendimiento. No hubo reproches ni acusaciones entre PSOE y Sumar e hicieron un frente común contra el bloque de la derecha.

O mejor dicho, contra los dos partidos de la derecha por separado porque entre ellos no hubo el mismo buen rollo. «La pinza está clara. Esto es un todos contra el PP. Un PP que sale a ganar las elecciones para hacer un Gobierno sin ataduras para que no estén los extremismos gobernando en España», afirmó De las Cuevas. Si Vox quiere en primer lugar «acabar con las políticas de ruina y destrucción de Sánchez», su candidato al Congreso por Cantabria también avisa de que a Feijóo no le importaría llegar a La Moncloa «supeditado a los independentistas y a aquellos que solo buscan el beneficio propio». Del Valle lo decía en referencia al acercamiento del PP al PNV.

Con el escenario de juego delimitado por los propios protagonistas, la moderadora lanzó la primera pregunta. Fue sobre la encuesta de GAD3 para El Diario Montañés, que vaticina una vuelta del bipartidismo a Cantabria con tres escaños para los populares y dos para los socialistas. Los damnificados no se resignaron. Vox, recordando que su rendimiento siempre ha sido peor en las encuestas que en las urnas y avisando de que existe un interés por parte de las empresas encuestadoras de movilizar el voto útil en torno al PP. Y Sumar, insistiendo en que su escaño valdría doble, porque, de lograrlo, se lo quitaría a la derecha cántabra y serviría para que la opción de reeditar la coalición nacional ganara posibilidades.

«No vamos a discutir las encuestas, como tampoco vamos a discutir los resultados electorales que salgan de las urnas», introducía Casares, en referencia a las insinuaciones de fraude y las acusaciones sobre los problemas en el voto por correo. En ese asunto no entró el representante popular, pero sí en la acusación de Del Valle a Buruaga de firmar en Cantabria «el pacto de la vergüenza»con el PRC para lograr la investidura a cambio de no investigar el 'caso Obras Públicas'. «No es verdad», rechazó el popular, que defendió a la presidenta autonómica y aseguró que se había limitado a cumplir la palabra que dio durante la campaña de crear un Ejecutivo monocolor.

«Estos discuten en los debates, pero pactan en los despachos. Todo para repartirse los sillones. El 23 de julio, si suman, van a gobernar con recortes y contra la gente». Cuña de Casares, que utilizó también este argumento cuando el PP pidió que se deje gobernar a la lista más votada. En ese momento el socialista recordó el caso de Extremadura, donde ha habido un acuerdo PP-Vox a pesar de que los socialistas ganaron las elecciones.

Antes de que salieran los pactos de Sánchez con Bildu, la ley del 'solo sí es sí' o las políticas de género, donde Del Valle y Martín también tuvieron mucho que decir, De las Cuevas y Casares tomaron el control del debate. Por ejemplo, en lo relativo a las inversiones del Estado en Cantabria. «Todo el mundo sabe que los proyectos de Cantabria que dependían del Estado (citó entre otros La Hermida, el AVE o el Mupac, de forma subsidiaria con apoyo económico) han avanzado como nunca con el PSOE en Madrid». «¿Si todo el mundo lo sabe, por qué los cántabros les han echado del Gobierno?», le preguntó el popular. Contrarréplica del socialista:«Nosotros hemos subido en votos, pero es verdad que nuestro socio ha bajado».

A modo de esbozo, Vox recordó que Revilla y el PSOE llevan 20 años hablando del AVE y aún no hay ningún tramo licitado en Cantabria –eso es verdad, pero también que los cinco de Palencia están en obra o en adjudicación– y Sumar recordó que el Gobierno de España ha subido un 23%la inversión en obras en Cantabria en 2023 respecto a 2022. «Habla de lo presupuestado, no de lo ejecutado», precisó De las Cuevas.

El candidato del PP al Congreso contrastó los retrasos en los proyectos que impulsa el Estado con lo que hizo Buruaga entre 2011 y 2015 al acabar la construcción de Valdecilla. «Ahí está Valdecilla, un hospital modélico. Esa es la realidad». Valdecilla, otro motivo para abrir un melón entre los dos representantes del bipartidismo. «Privatizaron los servicios no sanitarios y los cántabros vamos a pagar 900 millones durante 20 años. Nosotros lo que hicimos es pagar la deuda», saltó Casares. Como recordó la moderadora, está pendiente la última anualidad, que según el PSOE no corre peligro y llegará este año si Sánchez sigue en La Moncloa porque «es el PSOE el que ha pagado todas las anualidades mientras ha estado en el Gobierno, incluso las que el PP presupuestó y Cantabria tuvo que recurrir en los tribunales porque ustedes no pagaron» . A eso, De las Cuevas recordó que la privatización no es tal porque ningún cántabro paga por ir al médico y que un partido que no ha sabido gestionar la Consejería de Sanidad y ha convertido a Cantabria en la tercera autonomía con las listas de espera más largas no puede dar lecciones en esta materia. Choque a dos también en fiscalidad, donde el PP subrayó su propuesta de bajar el impuesto de IRPF a las rentas de menos de 40.000 euros y el PSOE que los españoles aún recuerdan cuando en 2011 Rajoy hizo esa misma promesa y subió todos los impuestos, hasta «el de las chuches». Y más choque sobre la inflación. Realmente no decían cosas contradictorias, aunque lo pareciera:Casares afirmaba que España es hoy el país con una tasa más baja de la Eurozona y De las Cuevas que las previsiones del centro de estudios Funcas avanzan que los precios se volverán a disparar por encima del 5%a finales de año.

Entre tanto choque, Vox y Sumar aprovecharon para lanzar propuestas. Del Valle para recordar la intención de su partido de devolver al Gobierno central las competencias de Sanidad y Educación y crear una autonomía con competencias similares a las que tenía la Diputación Provincial, cuando los diputados autonómicos no cobraban sueldo –Vox tiene una lucha encarnizada contra el gasto político– y no disfrutaban de asesores ni coche oficial. «Es el túnel del tiempo. Está describiendo la España a la que nos quieren devolver. Es el pasado», le rebatió el socialista. Más concretas incluso las propuestas de Martín:«Abaratar la electricidad, crear una cesta de la compra con servicios básicos a precios accesibles, un abono de transportes para jóvenes y trabajadores, actualización de las pensiones al IPC e incrementos superiores para las mínimas...». «Lo que queremos es vivir mejor trabajando menos horas –en su programa aparece una reducción de las horas laborales a la semana– frente a las censuras, los recortes y las congelaciones», resumió la representante de Sumar. Por cierto, que con las pensiones también se enzarzaron PP y PSOE.

Quizás el momento más intenso fue cuando, después de que Casares defendiera que todos los acuerdos con Bildu han sido para avanzar en derechos (citó el salario mínimo, la reforma laboral o la ley de cambio climático), Del Valle le acusó de firmar pactos que están manchados de sangre. «Puedo tolerar el discurso facha del señor Del Valle, pero no que tengamos las manos manchadas de sangre. Este partido se ha dejado la vida por defender la libertad», elevó el tono el socialista. «Por eso», le insistió el candidato de Vox.

Cuando salió el tema de la polémica por la película del cine de verano de Bezana fue Vox el que apuntó que, lejos de ser censura, se trató de un cambio de criterio a la hora de programar, pero que en cualquier caso también Manuela Carmena había cancelado un gran número de espectáculos programados cuando llegó a la Alcaldía de Madrid y entonces no se armó el mismo revuelo.

Y causó sorpresa –hubo caras raras entre los interlocutores– la reflexión de Martín sobre la ley del 'solo sí es sí':en su opinión, lo que hay que hacer es prevenir y educar para que los episodios de violencia no ocurran. Y «cuando el daño ya está hecho es irreparable» por lo que «seis meses menos (de la cárcel para los agresores) da igual», en referencia a la revisión de sentencias.