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Seremos menos. Proporcionalmente, el quinto descenso de población en el país. Al pasear por la calle, veremos más personas mayores. Tanto, que prácticamente uno de cada tres habitantes de Cantabria estará por encima de los 65 años –y a eso habrá que sumar que ... un sector de la juventud (por norma general, el más preparado) deberá seguir buscándose la vida lejos de casa–. Por último, al analizar la población, será algo más diversa en cuanto a procedencia. Sólo 'algo más', porque el saldo migratorio –con el exterior y con otras provincias– será favorable. Pero en menor medida que en otras partes del país. Es el dibujo que hacen los números de la Cantabria de 2035, según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística. Ojo, proyecciones. No predicciones. Se basan en la situación actual y en las tendencias para hacer cálculos. «Cuando se compara Cantabria con el conjunto de España se concluye que nuestra región se encuentra en una situación delicada y esa tendencia se va a agudizar». Eso lo dice, al hilo de los datos, el catedrático y sociólogo de la Universidad de Cantabria Juan Carlos Zubieta.
Los números concretos –los más significativos– están en la ficha que acompaña este texto. Una caída del 5,3% en la población (la media nacional es un aumento del 2%), el cuarto peor saldo vegetativo por mil habitantes del país, una edad media de la población que se va a los 50,77 años (frente a los 46,18 estimados en 2021)... En cuanto a los saldos migratorios, serían positivos, pero incapaces de compensar la pérdida de habitantes. El exterior (el que mide la cuenta en el vete y ven con otros países) depara un discreto saldo favorables de 30,9 por mil habitantes (la media es un 55,9, lo que coloca a la comunidad en el puesto trece, zona baja de la tabla). Y el interautonómico (que mide el intercambio con el resto de comunidades) es aún más discreto. Es verdad que siete autonomías pierden población, pero entre el resto, Cantabria es la segunda que menos gana. De hecho, las cifras concretas son casi anécdotas (88 personas de resultado favorable en 2024 en ese intercambio, 150 en 2029 y 226 en 2035).
En esa evolución proyectada se puede ver uno de los factores que ha marcado la proyección del INE. Como en todo ahora mismo, aquí el covid también influye en el análisis. «A la incertidumbre que habitualmente rodea unas proyecciones de población se le suma esta vez el impacto de la pandemia», destacan. ¿Cómo lo 'meten' en su proyección? Teniendo en cuenta «la sobremortalidad observada hasta el mes de julio de 2020» o rebajando en los inmediatos años siguientes las perspectivas en cuanto a la inmigración.
Seremos –si las proyecciones se cumplen– menos habitantes y, además, viviremos algo más solos. Es una conclusión rápida ante un segundo informe del Instituto Nacional de Estadística. Si el primero se refería a datos de población o saldos migratorios, este se centra en el estudio de los hogares. Del número de hogares. La cifra total crece, pero por debajo de lo que lo hace en el país en general. Lo que llama la atención en Cantabria es que el porcentaje de hogares unipersonales alcanzaría un 33% sobre el total en la comunidad. El tercero más alto del país.
Números concretos. Los hogares en Cantabria en 2020 son 242.445, mientras que la cifra estimada para 2035 sería de 245.292. Son, por tanto, 2.847 más, lo que supone un aumento del 1,2% (la media en España es de un crecimiento del 5,9%). El tamaño medio del hogar –el número de personas que viven– pasaría de 2,38 a 2,22. Cada vez menos miembros, algo que se entiende con ese 33% de hogares de una sola persona (uno de cada tres en la Cantabria futura), frente al 28,4% de la actualidad.
Zubieta, responsable del Taller de Sociología de la UC, insiste en esa idea de la incertidumbre actual. Es clave. «Toda proyección sobre cómo va evolucionar una sociedad (en un territorio) –dice– se realiza observando la tendencia de una serie de datos tomados en distintos momentos del tiempo». En ese sentido, advierte: «Nos encontramos en una situación extraordinaria. Estamos en un escenario de gran incertidumbre». Teniendo en cuenta que «la evolución de la población está estrechamente relacionada con la evolución económica», el experto recuerda los escenarios que se han ido planteando estos meses. En cuanto a duración y profundidad de la crisis. «Hasta hace poco se hablaba de una caída y recuperación en forma de 'V', después se dijo en forma de 'W', ahora parece que el signo de la marca Nike es más probable (todos queremos rechazar la evolución en 'L')».
31.013 personas menos en la población de la comunidad en el año 2035, según las proyecciones actualizadas del Instituto Nacional de Estadística.
La quinta que más población perdería De cumplirse las previsiones, ocho comunidades ganarían población en 2035 y nueve la perderían. Cantabria es, proporcionalmente, la quinta que más perdería (un 5,3%).
Uno de los peores saldos vegetativos Para el periodo 2020-2034 el saldo vegetativo proyectado por mil habitantes es en Cantabria de un -88,6; el cuarto registro más negativo del país (la media es -35,7).
3.730 personas perdería la población de Cantabria en 2035 por el saldo vegetativo negativo. Los positivos saldos migratorios no lo compensarían.
50,77 años sería la edad media de la población en Cantabria en el año 2035 frente a los 46,18 años estimados para 2021. Un salto importante.
Uno de cada tres cántabros, mayor de 65 Uno de los datos que más llama la atención es el del porcentaje de mayores de 65 sobre el total de la población. En 2035 llegaría casi al 32% (prácticamente, una de cada tres personas).
Una tasa de dependencia disparada Si los parámetros se mantienen, la tasa de dependencia en los mayores de 65 años pasaría de un 35,87% en 2021 a un 54,47% en el año 2035. Una subida del 18,6%.
Y, a partir de ahí, el análisis. «La crisis del 2008 produjo lo que se llamó 'la década perdida', ¿Cuánto durará la crisis sanitaria? ¿Más de un año? ¿Y cuánto la repercusión económica? ¿Cuándo llegará la 'normalidad' sanitaria y, posteriormente la 'normalidad' económica? Cuando se logre es probable que volvamos a la senda que se estaba iniciando en Cantabria: tendencia al crecimiento, pero el peso de la deuda estará ahí».
Por eso, para sus conclusiones en versión cántabra, tiene en cuenta el fundamental peso de la destrucción de empresas y la pérdida de empleo. «Y la recuperación de ese tejido empresarial y la creación de empleo siempre es más lenta que su caída». Todo eso repercute «en decrecimiento de la población».
¿Qué ve el analista en Cantabria hoy en día? Respecto al envejecimiento de la población, «bajas tasas de natalidad, despoblamiento rural», una región que «apenas atrae emigrantes» y «un sector de los jóvenes» obligado a emigrar. Y en cuanto a la estructura económica, un sector industrial «con dificultades», un sector primario «con problemas», un turismo «muy estacional» y unas comunicaciones que «siguen siendo una asignatura pendiente». «Y cuando parecía que el conjunto de España, y específicamente Cantabria, estaba recuperándose de la crisis del 2008, surge la pandemia».
¿Proyecciones? Al hilo del estudio del INE y de su propio diagnóstico, la percepción «no es optimista». La Cantabria de 2035 prolongaría las escasas perspectivas económicas y la precariedad laboral para los jóvenes. O sea, emigración de los más preparados además de retrasos en la emancipación y en la formación de parejas estables. «Se va a retrasar la llegada del primer hijo y, además, se van a tener menos hijos», apunta Zubieta –según el estudio del INE, la edad media a la maternidad se elevaría en 2034 a los 33 años, y el saldo vegetativo negativo en el año 2034 supondría perder 3.730 personas (frente a las 2.486 de 2019)–.
Juan Carlos ZubietaSociólogo
Son aspectos que, evidentemente, repercuten en ese envejecimiento que es la conclusión más evidente de los datos. Y eso incide en «mayor gasto en pensiones o en servicios sanitarios y sociales de ayuda a los mayores» (el porcentaje de mayores de 90 años respecto al total de la población pasaría de un 1,62% a un 2,21%, y el de mayores de 65 se elevaría casi diez puntos en quince años).
«Si la economía no mejora de forma significativa –prosigue el sociólogo en su análisis de los datos–, no se producirá llegada de inmigrantes (siempre la recepción de inmigrantes provoca rejuvenecimiento de la población: los emigrantes son jóvenes y tienen hijos –los de Latinoamérica o los del norte de África, más que los españoles–)». Llegarían, sí, pero no en un número suficiente como para compensar las pérdidas de población generalizadas ni su envejecimiento.
Aspectos como la deuda acumulada –«del país, de la región, de las localidades, de las empresas y de las familias»– tendrían también una importante influencia en el «retraso en la inversión y en el consumo y, por tanto, en el crecimiento económico, en el empleo y en el crecimiento de la población». Pese a las estrategias políticas –y, especialmente, los discursos– respecto a frenar la despoblación en las zonas rurales, Zubieta mantiene «muchas dudas». «La salvación del mundo rural no puede basarse solo en turismo y en segundas residencias», opina.
«Cantabria –concluye su análisis– tiene muchas posibilidades de futuro (recursos naturales, población formada, universidad, estabilidad política, calidad de vida...), pero tiene un presente con limitaciones, y este presente condiciona su evolución. La capacidad de enfrentarse a los retos-carencias marcará el futuro de la región en las próximas décadas».
¿Se convertirá la proyección en realidad? ¿Cambiará la tendencia? Quedan quince años.
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