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ANA DEL CASTILLO
SANTANDER.
Martes, 28 de enero 2020, 07:15
La sanidad cántabra está en guardia por la alerta del coronavirus. Desde la «tranquilidad» que da la distancia del gigante chino, donde se ubica la zona cero del contagio -Wuhan-, y el hecho de «no haber registrado ningún caso en España», una vez ... descartadas todas las sospechas, la gerente del SCS, Celia Gómez, apuntó que estamos «preparados y dispuestos para lo que las autoridades de Salud Pública nos indiquen qué tenemos que hacer». Y esas instrucciones llegaron ayer mismo, después de la reunión mantenida por la Dirección General con especialistas de Medicina Preventiva y de Enfermedades Infecciosas, responsables de Sanidad Exterior y de las gerencias de los hospitales: aplicar el protocolo de actuación del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio. «Los circuitos frente a estas alertas sanitarias están establecidos desde hace años». Se activaron frente a la gripe aviar, ante la amenaza del zika, el ébola y la fiebre hemorrágica. «Lo que hay que hacer es mantenerlos», apuntó Gómez.
En dicho protocolo se definen los criterios epidemiológicos (haber viajado a China o haber estado en contacto con algún afectado) y clínicos (síntomas) para identificar la infección por coronavirus, así como su clasificación y manejo. Además, se detallan las medidas de prevención y control de la enfermedad, que pasan por aislar a aquellos casos en investigación, cuidar la protección del personal sanitario que les atienda y proceder a la limpieza y desinfección de las superficies con las que han estado en contacto esos pacientes.
La comunidad china en Cantabria vive con «cautela» las noticias que llegan desde su país sobre el coronavirus que, según las últimas cifras oficiales, se ha cobrado la vida de 80 personas. «Es una situación que no es normal, pero estamos cautos porque parece que no se va a ir de las manos», asegura Xuan Zhang, presidenta de la Asociación Cultural Chino-Cántabra Qilin. La mayoría de los 40 ciudadanos chinos que forman parte de la agrupación son de las provincias de Zhejiang y de Fujian, en la zona suroeste del país y a más de 700 kilómetros de Wuhan, epicentro de la infección. Así que por el momento, «no están preocupados por su familia o porque el virus se pueda extender. Esto solo es un ensayo para cuando haya otra enfermedad que sea más peligrosa», explica Zhang.
No tan serena se muestra la joven Ruixi Luo, de 22 años. Trabaja como profesora de chino en Santander, y ya dejó claro a su madre y abuelos hace unos días, cuando comenzó a propagarse el virus, que hicieran una compra grande para evitar salir a la calle, por lo que pudiera pasar. Es natural de Cantón, una ciudad con una población superior a los tres millones de habitantes, donde siguen viviendo sus familiares y amigos y donde al menos dos personas han contraído el virus. «Mi familia está muy lejos y no sé cómo ayudarla. No quedan mascarillas en ninguna ciudad y cada día, cuando me levanto, veo las noticias y dicen que más gente ha enfermado», lamenta Luo, aunque mantiene la esperanza de que pronto todo vuelva a la normalidad. Para ello, pide colaboración, «como hace siempre la comunidad china»: «Ojalá los distintos gobiernos pongan más atención en el problema y les proteja. Vivo en Santander y la gente todavía no está preocupada por lo que ocurre allí, pero es necesario prestar atención».
ruixi luo | profesora de chino en santander
La familia de Felin Tu, empleada de un restaurante chino en Santander, vive en la provincia nororiental de Shandong, a unos 900 kilómetros de Wuhan. En las últimas conversaciones con sus padres, tíos y primos, le han comentado que, aunque están en una zona segura, prefieren no salir de casa: «No tienen miedo, pero por precaución no salen a la calle. No van a hacer la compra, ni a pasear... Mejor prevenir». El país asiático está ampliando las medidas de prevención para la propagación del virus, ha cerrado los accesos en varias ciudades y también ha suspendido los autobuses interprovinciales en Pekín, Tianjin, Xian y Shandong, de donde es la familia de Tu.
felin tu | empleada de un restaurante chino en santander
Las autoridades sanitarias chinas prevén que las infecciones del virus se propaguen, pero consideran que las medidas para evitarlo están funcionando. Y es precisamente ahí, en la capacidad para controlar el coronavirus, donde Paco Chen y su familia tienen puesta toda su confianza. Regentan un restaurante en la calle Daoíz y Velarde, en Santander, y cuentan a este periódico que ya no queda nadie de los suyos en China, pero que no por eso miran para otro lado: «Nos preocupa lo que está ocurriendo, pero tenemos confianza en los profesionales sanitarios», señala.
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zigor aldama
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