Cantabria no apaga del todo las luces

La sede del Gobierno regional, en Peña Herbosa, y el Palacio de Festivales sí volvieron a quedar a oscuras, y en el centro de la ciudad destacaban las siluetas del Hotel Bahía, el Centro Botín, la Catedral y el Palacete del Embarcadero, brillando en la noche. Tampoco fue unánime el apagado de los escaparates en los comercios, algo que es difícilmente achacable en todos los casos a olvidos o errores. Por cierto, comerciantes y hosteleros, que ya pudieron comprobar ayer durante todo el día cómo se trabaja con el aire acondicionado limitado en medio de una ola de calor, siguen preguntándose cuánto tendrán que gastarse en las puertas automáticas que todos deberán instalar antes de que llegue el mes de octubre.

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El efecto de las medidas del Ministerio se dejó notar en toda la región, y de forma significativa en los municipios más grandes, como Torrelavega, donde es evidente que la falta de luz de las tiendas resta vida a sus calles, algo que sucede también en las vías más comerciales de Laredo, donde el animado trasiego de veraneantes contrasta con la penumbra de las cristaleras.

En otras localidades, algunos de los edificios que forman parte de su paisaje y su estampa más típica casi desaparecen envueltos en la noche: el Palacio de Sobrellano, en Comillas, reserva su bella y complicada arquitectura para que sea admirada durante el día.