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Más de 7.000 personas procedentes de otras comunidades se afincaron en Cantabria durante 2020, el primer año de la pandemia. Probablemente el covid haya tenido peso en muchos de estos cambios de residencia, ya que durante aquellos meses la enfermedad golpeó a la ... región con menor dureza que a otras: precisamente la identificación de Cantabria como un destino seguro y sin masificar fue la clave del éxito de aquella campaña turística, en la que el número de visitantes nacionales batió récords, buena parte de ellos procedentes de grandes poblaciones, donde el periodo de confinamiento resultó especialmente duro.
Un informe realizado por el Instituto Cántabro de Estadística (Icane) revela que la población regional experimentó un crecimiento del 0,27% en 2020, totalizando 584.507 habitantes a 1 de enero de 2021. La caída de la emigración con origen en Cantabria es una de las razones que explican este crecimiento, que se produjo a pesar del incremento de fallecimientos y del descenso de la natalidad.
La llegada a la región de 7.021 personas procedentes de otros lugares de España constituye la cifra más alta registrada desde 2008. A ellas hay que sumar las que se produjeron desde el extranjero, 3.382. El saldo migratorio, esto es, la diferencia entre el total de los que llegaron (10.403) y el de los que se fueron (6.057), resultó positivo para la región en ese año, y arrojó un resultado de 4.346 habitantes.
origen
Resulta interesante analizar con más detalle esa cifra récord de nuevos residentes venidos desde otras comunidades españolas. Lo primero que llama la atención es que las regiones de origen de un gran porcentaje de estos nuevos cántabros son justamente las emisoras tradicionales de turismo hacia Cantabria. Así, el 33% de esos paisanos recién asentados llegó del País Vasco; otro 23,5% lo hizo desde Madrid y un 15,5% vino de Castilla y León.
Hay que recordar que, tras la primera ola de la pandemia, que forzó el confinamiento de la población en sus domicilios, muchos ayuntamientos cántabros comenzaron a registrar nuevos empadronamientos, sobre todo de propietarios de segundas residencias que, ante el temor a un nuevo encierro y a otras restricciones de la movilidad, optaron por asegurarse así la posibilidad de pasar ese hipotético trance en ellas: sin duda, la experiencia del confinamiento resultó más dura para quienes tuvieron que soportarla en un pequeño piso de una gran ciudad. El fenómeno fue especialmente relevante en los municipios de la comarca oriental, donde muchas familias vascas disponen de viviendas de veraneo.
El incremento de la inmigración interior –la que tiene como origen otros puntos de España y Cantabria como destino–, del 13,5%, coincidió en 2020 con una disminución de la emigración interior –el movimiento contrario, con origen en Cantabria y destino en el resto de España–, del 21%: fueron 7.021 llegadas por 4.659 salidas, con el resultado de un saldo migratorio positivo de 2.362 personas, un total llamativamente superior al de ejercicios anteriores y casi diez veces superior al de 2019.
motivos
El saldo migratorio con el extranjero también supuso un aumento de población para Cantabria, aunque en este caso descendieron tanto las llegadas como las partidas, pero estas últimas lo hicieron en mucha más proporción. Fueron 3.382 llegadas, un 38% menos que el año precedente, y 1.398 salidas, que significaron una disminución del 44,6%. Eso significa 1.984 habitantes más, una cifra más baja que la que se obtuvo en 2019, cuando el saldo positivo con el extranjero fue de 2.939.
Atendiendo a la nacionalidad de quienes protagonizaron estas migraciones se observa que los extranjeros son mayoría tanto en los desplazamientos que llegan a Cantabria como en los que parten de la Comunidad: son el 83% de las inmigraciones y el 58% de las emigraciones. En el caso de los españoles, con 560 llegadas y 583 salidas, los saldos continúan siendo negativos, por lo que la ganancia de población es consecuencia de la llegada de extranjeros.
extranjeros
En cuanto a las principales nacionalidades que llegaron a la región, el 43%, provienen de países de Sudamérica, seguidos de españoles (16,6%) y países de la UE (14%); los que más aportan son Colombia, Perú, Venezuela, Rumanía y Marruecos. En cuanto a la emigración, los que más dejan Cantabria son españoles (42%), de países de la UE (19%) y Sudamérica (17,5%); por países, principalmente España, Rumanía, Brasil, Colombia, Marruecos y Moldavia.
Como se ha indicado anteriormente, la llegada de nuevos residentes, procedentes tanto de España como del extranjero, hizo posible el aumento de la población total de Cantabria, y eso a pesar de que las defunciones crecieron y los nacimientos fueron menos. En 2020 se registraron 6.467 muertes –en 2019 fueron 6.013–, y nacieron 3.407 niños –el año anterior fueron 3.547–. El saldo vegetativo, la diferencia entre fallecimientos y nacimientos, resultó por tanto negativo: 3.060 personas menos.
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