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Decían que, con igualar, les valía. Sobre todo, después de que durante los primeros seis meses del año los nubarrones se hubieran instalado en los cielos cántabros y en las cajas registradoras de los establecimientos. Pero, finalmente, el 2018 ha sido, incluso, algo mejor ... que el «buenísimo» 2017 para el turismo. De hecho, la cifra de visitantes habida el pasado año ha sido la más alta registrada nunca en la región: un récord que roza el 1,3 millones de turistas. Eso dicen al menos los datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los números hablan, en general, de crecimiento. Aunque con distinciones.
Un subidón incontestable en los apartamentos turísticos -los alojamientos legales que sí están registrados como tal-, uno más ligero en los hoteles y -ojo- un retroceso en lo que se refiere al turismo rural. Además, un leve repunte de precios y también de empleo. «Y estamos encantados», dicen desde la Asociación de Hostelería que, sin embargo, apunta a que los ingresos de los negocios -su baremo real según las estadísticas que ellos mismos elaboran- fueron, de media, un 3% menores. «Es casi un empate con 2017 y eso es positivo».
273.493 extranjeros se hospedaron en hoteles cántabros, lo que supone un 10,6% más.
11.264 habitaciones de hotel disponibles llegó a haber en julio (en total, 21.976 plazas)
71,4 euros Tarifa media diaria en hotel. La cantidad supone un aumento del 0,7%, pero sigue lejos de la media nacional, que es de 88,8 euros y que, además, subió por encima de la tarifa regional (un 2%)
37,8 euros Ingreso por habitación disponible. Aunque también subió en 2018 (un 2,9%), este dato también es en Cantabria inferior al de la media nacional (59,4 euros). Sin embargo, la región aquí sí pudo recortar diferencia en el último año.
103 euros. Gasto de un extranjero al día. Sigue gastando más que el turista nacional, pero se dejó menos dinero que en 2017 (la cifra fue de 108 euros, lo que supone un 4,62% menos).
790 euros Gasto del extranjero en su estanci Lo mismo: gastan más, pero se dejaron menos. Y la caída es considerable, del 10,41% (en 2017, 882 euros).
1.016.12 9viajeros nacionales eligieron hoteles de la región. La subida en este caso fue del 4,8%.
215.283. viajeros eligieron apartamentos turísticos, 65. 229 más que en 2017 (suben un 43,4%).
1.48 3apartamentos turísticos aparecen contabilizados en Cantabria En 2017 eran 1.197.
242.648 visitantes optaron por alojamientos de turismo rural, frente a los 255. 482 del año anterior.
Santander y el extranjero El destino elegido por el turista extranjero para alojarse es, por abrumadora mayoría, la capital. Le sigue la Costa Central (Alfoz, Suances, Santillana, Comillas...).
La estancia más larga La estancia media más prolongada -con notable diferencia-se da en octubre en los Valles Pasiegos. Son 4,82 días.
Si uno 'rasca' en los datos del INE (y también en los del Instituto Cántabro de Estadística, Icane) encuentra un buen puñado de conclusiones. Aunque las cifras son aún provisionales y en algunos apartados aún les queda trabajo, lo importante son las tendencias que sí quedan reflejadas.
La Encuesta de Ocupación Hotelera es la que tradicionalmente se ha tomado como referencia para definir los buenos o malos años. Ese trabajo fija el número de viajeros llegados el año pasado en 1.289.621. Eso supone casi 73.000 más que en 2017 (un 6%) y, lo que es más importante, volver a marcar la cifra más alta de visitantes desde que hay registro, algo que ya pasó el año anterior -superando los números anteriores a la crisis-. Suben los visitantes y suben, de forma más discreta, las pernoctaciones (3,5%). Desmenuzando las tablas se observa un incremento destacado del número de turistas extranjeros (10,6%), mientras que el dato del turista nacional, que es el mayoritario, fue algo más modesto (4,8%). Que el que viene de fuera se deja más dinero es una máxima que todo hostelero sabe. Y eso se mantuvo en 2018, aunque el foráneo se rascase algo menos el bolsillo que otras veces.
Lo mejor es un ejemplo: se estima que el gasto diario del extranjero de vacaciones por Cantabria fue de 103 euros (cinco menos que hace un año); si eso se estira a todo los que se gasta durante su estancia completa, la cuenta total se rebaja más de un 10%. Eso es bastante dinero y se suma a un mínimo retroceso en la estancia media por cliente.
Siguiendo con los datos hoteleros, la ocupación media de todo el año atendiendo al número de plazas disponibles los fines de semana fue del 57,86%. Es importante lo de 'media' porque el porcentaje oscila muchísimo entre meses como enero (con un 29,53%) o agosto (un 80,36%). Por último, en lo referente al empleo, el INE indica que el personal empleado fue de 2.106 personas, un poco más que un año antes. Y queda la procedencia, aunque en esto hay pocos cambios. Madrileños, catalanes y vascos son los que más 'consumen' Cantabria.
Con todo, resulta cada vez más evidente que para sacar conclusiones en estos tiempos hay que ir más allá de la encuesta de ocupación hotelera, el baremo clásico. Los apartamentos turísticos crecieron en cantidad, en clientes y en pernoctaciones. Muy por encima que el resto de la oferta de alojamiento para el turista. Mientras el número de hoteles se mantuvo casi idéntico, en este apartado se dieron de alta casi trescientos establecimientos más (y, obviamente, aquí no se cuentan los pisos que no están legalizados). En 2018, la cifra de personas que optó por esta fórmula se disparó un 43,4% (las pernoctaciones, un 25%) y la estancia media también fue superior a la del resto.
Según el INE, el panorama fue bastante diferente en los alojamientos del turismo rural. Ellos perdieron clientes (5%) y pernoctaciones (4,70%) aunque elevaron la cantidad de turistas llegados a sus habitaciones desde el extranjero.
¿Cuál es la valoración de estas cifras que hacen los implicados? La Asociación de Hostelería realiza sus propios estudios, su estadística. En la comisión de hoteles están los más importantes de la región y reciben los balances de otros muchos. En cualquier caso, su presidente, Ángel Cuevas, entiende que «no hay un desfase grande» con el panorama que pinta el INE. Sí que han bajado sus ingresos -un 3%- a la hora de hacer balance «en caja». El dato más real para ellos. «Sobre todo por los seis primeros meses del año, que hizo muy malo. Pero a partir de mediados de julio y los cinco meses restantes, los datos han sido buenos».
Por eso, pese a ese leve retroceso en la cuenta final de resultados, están «encantados con 2018». «Es lo que dijimos en la gala de noviembre y lo mantenemos. El balance es muy positivo porque es casi un empate con 2017 y veníamos de tres años seguidos subiendo».
¿Por qué, entonces, menos ingresos? A falta de tener todos los datos (ellos aún no tienen sus referencias de ocupación), Cuevas entiende que la dispersión por la apertura de más alojamientos turísticos puede ser un motivo. Hay más plazas, más oferta. Y a eso se puede unir el leve retroceso de la estancia media.
«El año ha sido bueno, pero veníamos de un 2017 muy muy bueno», apunta Jesús Blanco, de la Asociación de Turismo Rural. Eso, pese a que sus cálculos hablan de una caída aún mayor que la que les otorgan los datos del INE. «Nosotros creemos que la bajada en pernoctaciones es de un 8%, pero como hubo una ligera subida de precios, los ingresos habrán bajado en torno a un 4%». Por eso, y teniendo en cuenta «que medio año fue de tiempo muy malo, no fue ni tan mal».
A su juicio, la «nueva situación» -en referencia al auge del piso turístico- empuja más hacia el turismo urbano, lo que se nota «en la escapada corta y el fin de semana familiar». Les afecta. Además, tras la crisis, se impone un «cambio a la hora de elegir».
Estos pisos, con «más espacio y cocina», permiten, al final, un ahorro de dinero en las vacaciones, con la posibilidad de comer o cenar sin acudir a un restaurante. «Hay -concluye Blanco- muchas amenazas a nuestro sector, así que tenemos que ponernos las pilas y potenciar nuestros valores y la idiosincracia del turismo rural. Ofrecer algo distinto a nuestros clientes. Toca trabajar mucho».
«Estamos muy preocupados con el 'Brexit'», apunta Ángel Cuevas. Y no tanto por los efectos directos en Cantabria, que también. Más por «los daños colaterales». «En general, uno de cada cuatro turistas es inglés, los alemanes han bajado mucho y Turquía está llevándose mucho turismo. Si en los 'grandes' (Levante, Baleares, Canarias...) ven que no tira y que pierden clientes van a lanzar ofertas para llevarse al turista nacional. Y muchos no tiene claro dónde van a ir cuando se sientan delante de un ordenador». Ese turista nacional que es el mayoritario aquí. «Es pronto, pero igual es un año de agarrarse los machos. Los gigantes por ahora no tienen las reservas de otros años y son vasos comunicantes que nos acaban afectando».
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