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Miguel Ceballos, jefe de gabinete adjunto de la comisaria de Comercio europea, Cecile Malstrom, asegura que Cantabria no se ve desde Bruselas tan pequeña como aparece en los mapas. Al contrario, este santanderino de 51 años, jurista y con una dilatada carrera en la Comisión ... Europea desde 1994, afirma que se trata de una comunidad llena de «potencial», cuyo puerto puede aprovecharse del tráfico de mercancías cuando entre en vigor el 'Brexit' y que dispone de infraestructuras, una base de conocimiento y un entorno propicios para atraer a colosos tecnológicos como Facebook, Google y Amazon.
–¿Qué se sabe de Santander en la Comisión Europea?
–Tiene una imagen positiva. La marca Cantabria es positiva. Muchos la asocian con Banco Santander. Se trata de un territorio pequeño, pero lo importante son las ventajas que contiene. Es en eso donde se fijan la Comisión y los países.
–¿Y cuáles son?
–¡Cuántas regiones en Europa quisieran tener un puerto, un aeropuerto, un hospital como el de Valdecilla o una Universidad adecuada al tamaño de la región y muy avanzada en materias como ingeniería, telecomunicaciones o medicina!
–¿Y la industria?
–Necesita renovarse, crear más masa, desarrollar la digitalización y formar ecosistemas particulares, porque una empresa aislada carece de sentido. Y fomentar el conocimiento. Cantabria posee un centro de datos muy avanzado en la Universidad y el del Banco Santander es una instalación emblemática. Aquí (en la UE) se matan por tener un centro de datos de Google, Facebook y Amazon. Nosotros ya tenemos uno de referencia y podríamos tener más.
–¿La región tiene potencial para atraer a estas multinacionales?
–Además de un centro de datos muy importante que es un imán, tenemos una geología estable, una temperatura también estable y ríos, porque hace falta agua para refrigerar estas instalaciones. Las grandes empresas tecnológicas del mundo cada vez necesitan más bases de datos y, por tanto, emplazamientos. La demanda es fuerte y Cantabria reúne las condiciones.
–¿Qué efectos generan estas empresas?
–No generan muchos empleos, pero pagan impuestos, permiten crear centros de investigación a su alrededor y que los trabajadores de éstos se afinquen en la región. Facebook financia parcialmente un cable submarino de alta capacidad que llega a Bilbao y está cerca de Cantabria. Contribuyen a infraestructuras muy avanzadas de las que luego pueden aprovecharse muchos. Aunque también hay una dificultad...
–¿Cuál?
–Amazon, Google... funcionan con energías renovables y ahí nosotros estamos por detrás. Que no haya molinos de viento en Cantabria es un atraso. Tenemos el viento y que las empresas tuvieran acceso a una electricidad barata y local supondría un gran impulso a la industrialización. Hay grandes consumidores de electricidad, como Ferroatlántica. Por tanto, resulta urgente dar ese salto del siglo XX al XXI en este sector. Además, va a haber mucho dinero para fomentar la energía verde.
–Ahí hay negocio...
–Bueno, la energía verde debe ser ecológica y comercialmente viable. Las dos cosas. Si no es sostenible no va a funcionar.
–Con el turismo, del que depende buena parte de la economía local, cabe pensar también que es la única fuente de futuro.
–Claro. Aquí no podríamos instalar una central de carbón. De todas maneras, no es viable que Cantabria viva solo del turismo, sobre todo, porque éste se enfrenta también a sus propios retos, como el impacto de los viajes en avión en el medio ambiente.
–Los Presupuestos europeos 2021-27, de los que se derivan las subvenciones a las autonomías, se presentan como los más beligerantes con el cambio climático.
–Sin duda. Y también habrá mucha inversión en digitalización. Lo digo pensando en el Parque Tecnológico de Cantabria y en una Universidad dotada de un enorme conocimiento en investigación que ya se está poniendo en manos de empresas. No siempre es cuestión de poner dinero: existe una infraestructura y es preciso atraer empresas.
–¿Cantabria tiene algo que decir en ese nuevo ecosistema laboral tecnológico y, a la vez, limpio?
–Si existe Silicon Valley es por su buena calidad de vida. Nuestra región es fantástica en eso y en el coste de la vida. Son aspectos que las empresas cada vez valoran más. Muchos profesionales ya no quieren ir a trabajar a China o India porque no quieren dejarse la vida en la contaminación.
–Un futuro así requiere también un cambio de mentalidad del empresariado.
–Sí, claro. Si preguntas a los jóvenes si quieren trabajar en una empresa que les permite luego salir a tiempo para hacer surf o irse a la montaña, te dirán que sí. Existe una generación a la que no le importa ya tanto el dinero como su combinación con la calidad de vida.
–¿En plena incertidumbre del 'Brexit', cómo le afectará a Cantabria?
–Veremos cómo evoluciona. El 'Brexit' puede convertirse en una oportunidad para Cantabria y su puerto. Al introducir aranceles, el tráfico de mercancías en el Canal de la Mancha será más dificultoso y quizá sea la oportunidad para consolidarlo en otras líneas, como las de Santander. Si se revela como un puerto ágil en los trámites aduaneros y de mercancías, será atractivo para las compañías. Piense en la persona que tiene un camión cargado de productos perecederos que no puede estar detenido veinticuatro horas en los pasos de Calais o Dover. Eso sí, para lograrlo será necesario mejorar la infraestructura, ampliar la logística y los terrenos del puerto.
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