«La gente está concienciada, no hemos visto movimiento en las segundas residencias»

Aprovechar el fin de semana o un puente para hacer una escapada a la segunda residencia ha sido una de las prohibiciones del estado de alarma que más quebraderos de cabeza ha generado en Cantabria. Unos desplazamientos innecesarios que obligaron a intensificar los controles de tráfico. No es momento de bajar la guardia y con las vacaciones de Semana Santa a la vista, la preocupación era que volviera a repetirse la situación y aumentara el número de visitas indebidas a la región. Pero esta vez no ha sido así, «la gente ya está muy concienciada», señaló ayer Charo Losa, alcaldesa de Laredo. Tanto ella como los regidores de algunos de los municipios cántabros donde se concentran las segundas residencias lo confirman: la estampa de estos días festivos no se parece en nada a lo que ocurrió en semanas anteriores.

«Al principio del estado de alarma se veían incluso abuelos con niños, pero ahora nada», insistió ayer Losa. Parece que la importancia de no relajarse y cumplir las restricciones ha calado en la sociedad. Eso o los miles de controles de tráfico que se hacen cada día. «La Policía Local estuvo en el Alto de Laredo y la Guardia Civil en la salida de la A-8», explicó Losa. Además, en la zona de El Puntal (donde hay muchas segundas viviendas) incluso hablaron con los conserjes y «no hubo ningún problema». En Laredo empezó a «correrse la voz» de que había mucha gente en los supermercados del extrarradio, «pero era un bulo», insistió la regidora. La propia policía confirmó que la mayoría eran vecinos de localidades cercanas.

La alcaldesa de Santander, Gema Igual, coincidió en que la estampa de estos días festivos no se parece a la de jornadas previas. Tampoco en la capital cántabra se ha notado más movimiento de personas que se acercan a la ciudad en busca de un descanso en su segunda vivienda. No solo eso, Igual insistió en que la mayor parte de los ciudadanos son responsables y «están cumpliendo las restricciones decretadas». Una valoración en la que coincidió Ainoa Quiñones, delegada del Gobierno en Cantabria, que destacó «la concienciación de la mayoría de la ciudadanía» para no acudir a segundas residencias durante estas jornadas de Semana Santa, la gente «es solidaria y responsable», señaló.

Quiñones ensalzó también «el exhaustivo trabajo de vigilancia y control» que están realizando las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de la Comunidad Autónoma, que llevan a cabo miles de controles cada día para evitar que «algunas personas insolidarias se salten las medidas decretadas». La Guardia Civil y la Policía Nacional, en colaboración con las policías locales, mantienen los refuerzos en las carreteras, con especial atención en las autovías y carreteras nacionales y autonómicas que llevan a los municipios y comarcas donde hay mayor concentración de segundas residencias.

En Castro también se suceden los controles para asegurar que no hay desplazamientos innecesarios. «La Ertzaintza en la zona de El Haya y la Policía Local y Guardia Civil están haciendo controles nocturnos y diurnos y todos los vehículos interceptados tenían los permisos correctos», recalcó Susana Herrán, alcaldesa del municipio. De modo que «no hemos percibido movimiento de gente a sus segundas residencias». Una imagen que «nada tiene que ver» con la vista en semanas anteriores. Cada vez más «se aprecia la responsabilidad de la gente», insistió. Como en otras localidades, la sensación de más personas vino provocada porque el martes y el miércoles, ante el cierre de los supermercados, hubo más gente en las colas. No obstante, también «acudió la Policía Local a pedir documentación como medida de control».

Allí los agentes de la Policía Local efectúan controles diarios de nueve urbanizaciones con segundas residencias. Según explicó a El Diario Montañés uno de ellos ayer, «aquí no se ha registrado una afluencia de turistas como consecuencia de la Semana Santa». Los agentes realizan también seis controles de vehículos cada día, tanto en las inmediaciones del municipio, como en las entradas y en el interior y hasta ahora, «no hemos visto que haya venido más gente», confirmaron.

Sí se ha percibido, sin embargo, una mayor afluencia de público en los supermercados, «pero deben de pertenecer a otros municipios colindantes, como Ruiloba o El Tejo (Valdáliga)», explicó la alcaldesa de Comillas, Teresa Noceda. El regidor de Valdáliga, Lorenzo González, aseguró que «en el Tejo no hay más gente de la que había al principio del confinamiento». Él mismo llevó ayer comida a tres familias de este pueblo valdáligo «y no noté absolutamente nada fuera de lo normal», insistió.

Como en otras localidades, la postal de Noja esta Semana Santa es insólita. La villa tendría que despertar de su letargo invernal y latir al compás del trajín de los turistas pululando por sus calles y playas. Pero apenas hay rastro de los foráneos estas vacaciones de pascua. «Hemos notado poca gente en el municipio y la presencia en las calles es prácticamente nula, salvo para las necesidades básicas», aseguró el alcalde, Miguel Ángel Ruiz. Este Ayuntamiento fue uno de los primeros de España en blindarse frente a los traslados de los segundos residentes. La medida fue de las más drásticas cortando todos los accesos con vallas y estructuras de hormigón para impedir el paso de vehículos y dejando únicamente abierta la carretera CA-147 para entrar el municipio. Una decisión que, junto a los controles de la Guardia Civil y Policía Nacional, ha dado buenos resultados. «El movimiento de personas no se ha visto incrementado estos días», sostuvo. El regidor reconoció que ha habido alguna sanción, pero «mínima». El Jueves Santo «solo se puso una multa», dice. Una ausencia de movimiento que ve «como un ejercicio de responsabilidad de la sociedad». Aún así, no se baja la guardia, el Ayuntamiento tiene claro que mantendrá cerradas las carreteras y vías de acceso a la villa hasta que finalice el estado de alarma.

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