Cantabria ejecuta 44 obras de urgencia para luchar contra los argayos
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Las actuaciones se centran en Liébana y en el Saja-Nansa, y van desde los 10.000 euros hasta los dos millones. Obras Públicas espera que el Estado pague el 50%Secciones
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Las actuaciones se centran en Liébana y en el Saja-Nansa, y van desde los 10.000 euros hasta los dos millones. Obras Públicas espera que el Estado pague el 50%A las pocas horas de que se produjeran las inundaciones que afectaron a casi la mitad de los municipios de Cantabria, el presidente de la región, Miguel Ángel Revilla, puso sobre la mesa una cifra: 170 argayos, muchos con incidencia directa en la ... red autonómica de carreteras. Esa cifra de tres dígitos, que todavía no está cerrada y está en constante revisión por los nuevos episodios de los que la Consejería de Obras Públicas tiene constancia, engloba a todo tipo de incidencias relacionadas con el corrimiento de material desde las laderas hasta las zonas asfaltadas. Desde un gran desprendimiento de toneladas de barro y rocas que afecta a la circulación hasta unos pocos kilos de tierra que apenas forman un montón y se pueden retirar con una pala. Por suerte, los primeros casos son la excepción.
El más destacado de este grupo es el argayo de Ruente, que mantiene cortado el principal acceso al valle de Cabuérniga y que obliga a muchos vecinos de este municipio y de Los Tojos a subir la Collada de Carmona para ir a trabajar a Cabezón de la Sal o Torrelavega o acceder a distintos servicios. Allí, el departamento que dirige José María Mazón ya está trabajando para recuperar la normalidad, pero también en otros 43 puntos donde se están desarrollando -o se desarrollarán a lo largo de las próximas semanas- obras de urgencia.
14 tramos siguen cortados o con alguna restricción por los corrimientos de tierra. A los 13 autonómicos hay que sumar el de la N-611 de la red estatal.
15 millones de euros estima el Gobierno de Cantabria que costará reparar los daños en las carreteras autonómicas. Esta cifra podría variar.
140 operarios trabajan de media cada día en las carreteras de la red autonómica. Sobre el terreno hay unas 40 máquinas.
La mayor actuación. Es la que se está realizando en Ruente para eliminar el argayo que ha provocado un corte total en la carretera que comunica Cabezón de la Sal con Cabuérniga. Se estima que la actuación costará más de dos millones de euros. Hoy, el consejero se reúne con los afectados y les dará una fecha aproximada para la apertura.
Dos semanas después del temporal del 23 y 24 de enero, los principales problemas ya están solucionados, pero aún hay trece carreteras autonómicas con algún tipo de restricción y continúa cortada la N-611, la nacional que hasta la puesta en funcionamiento de la Autovía de la Meseta era el único camino para llegar a Reinosa desde Santander.
En estos momentos, la mayor preocupación del Ejecutivo regional es la de trabajar sobre el terreno para recuperar la normalidad. De forma paralela, se sigue realizando una evaluación de los daños. La última estimación es de 15 millones de euros, pero esa cifra está abierta porque los proyectos más importantes todavía se están cuantificando y porque siguen apareciendo nuevos argayos.
«El dato exacto es muy complicado. Descontando las decenas de pequeñas actuaciones de limpieza y retirada de tierras o piedra, que se hicieron durante los primeros días y que son las que se arreglan más rápido, creemos que habrá que hacer unas 44 obras medianas o grandes», apunta Mazón. Son esos proyectos en los que no vale con ir al lugar y actuar; requieren una planificación y soluciones técnicas en ocasiones complejas: construcción de escolleras, sondeo del terreno, análisis de la roca para buscar las partes más sólidas en las que instalar hincas para la contención del material de la ladera...
Todo ello se traduce en personal -unos 140 operarios de media al día sólo de la Consejería, cifra a la que hay que sumar los de las empresas adjudicatarias del mantenimiento y las que se han contratado 'ad hoc'-, máquinas, trabajo sobre plano y dinero para casi medio centenar de obras que no estaban planificadas y que ahora hay que afrontar. De ellas, 32 se encuentran en la zona occidental y especialmente en la comarca de Liébana y en las cuencas del Saja y el Nansa. Otras 12, más pequeñas y de un importe menor, están en la parte oriental, en los municipios situados a ambas orillas del río Asón.
«Pueden ir desde los 10.000 a los cientos de miles de euros», cuentan desde el Gobierno de Cantabria. Y más, incluso, en el caso del argayo de Ruente, donde ya se habla de una cifra superior a los dos millones de euros. Con esta inversión inesperada se podrá abrir en unas dos semanas uno de los dos carriles de esa carretera CA-180 y en algunos meses ambos.
Precisamente, esta tarde, a las 19.00 horas, el consejero y sus técnicos mantendrán una reunión en el pueblo de Valle (en el Ecomuseo José María de Cos) con los vecinos de Cabuérniga para concretar el día exacto según el plan de obra. En otros casos hay que esperar antes de empezar a mover tierra. Bien porque por las dimensiones de la obra hay que pedir distintas ofertas o porque previamente hay que realizar sondeos y redactar informes para determinar cuál de las diversas alternativas es la mejor desde el punto de vista técnico.
En la Consejería se amontona el trabajo. A la limpieza de los argayos y a este conjunto de 44 actuaciones de urgencia hay que sumar los cambios en algunos proyectos que están en marcha y que tendrán que modificarse puntualmente a consecuencias de estas lluvias. Por ejemplo, en la mejora de la carretera Bueras-Carasa, en Voto, donde un argayo ha obligado a introducir un pequeño cambio en el eje y levantar una escollera.
El Ejecutivo está aún a la espera de que el Estado concrete el decreto aprobado por el Consejo de Ministros para habilitar ayudas por los daños de las inundaciones. En cualquier caso, cuentan con que Madrid se haga cargo de alrededor del 50% de los gastos. Para ello se preparan. Porque a la vez que actúan sobre el terreno con la retirada de argayos también se afanan en los despachos para plasmar sobre el papel todo lo que están haciendo a pie de obra. La idea es que nada quede sin justificar y que el Gobierno central, que «normalmente tarda» en enviar el cheque, tenga toda la documentación cuanto antes para agilizar el proceso.
Por el momento, Obras Públicas no ha tenido que habilitar partidas extraordinarias para hacer frente a la retirada de argayos. Han podido 'tirar' con las existentes para el mantenimiento de las carreteras de la red autonómica. Lo que ocurre es que cuando todavía no han transcurrido ni dos meses de 2019 ya ha desaparecido prácticamente el 100% de un importe que en condiciones normales tendría que haber durado hasta diciembre.
No sólo en las vías propiedad del Gobierno, también en otras de los municipios, porque son muchos los pequeños ayuntamientos que están pidiendo la colaboración de la comunidad autónoma para recuperar caminos u otros bienes. Preocupa mucho, por ejemplo, la grieta que ha salido en San Mateo (Los Corrales de Buelna), donde hay una decena de casas en riesgo.
El consejero explica que su departamento no es el único que está realizando actuaciones, ni el único que puede verse beneficiado por las ayudas del Estado. Aunque las cifras son mucho más reducidas, también están realizando obras de urgencia la Consejería de Educación en algunos de sus centros -un ejemplo es el colegio Manuel Llano de Terán, que ha tenido que habilitar una segunda sede en Ucieda ya que algunos alumnos no pueden llegar por el argayo de Ruente-; la de Ganadería, propietaria de los caminos rurales, o la de Medio Ambiente, con actuaciones en marcha en materia de saneamiento y abastecimiento de aguas, ya que algunas de las infraestructuras del ciclo del agua también sufrieron daños.
Una de las carreteras sobre la que han fijado la vista los argayos es la N-611, que sigue cortada al tráfico. En concreto, el tramo a partir de Los Corrales, donde este martes los operarios de la Demarcación de Carreteras seguían trabajando para devolver la vía a la normalidad. Por ejemplo a la altura de Somahoz o del acceso al municipio de Cieza.
Entre el 21 y el 27 de enero también tuvieron que actuar por esta causa en las autovías A-67 y A-8 en varios puntos. Y en diversas nacionales (N-634, N-621, N-623, N-611 y N-629), en algunos casos por tierra o roca que había caído en la vía y en otros por las consecuencias de las desbordamientos de ríos como el Saja.
A día de hoy sigue con alguna restricción -en el peor de los casos cerradas o si no con estrechamientos o con un sólo carril disponible- una decena de autonómicas (las que aparecen en el gráfico de la página 2) en trece puntos distintos.
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