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La comunidad con menos dosis administradas en total y la que menor uso ha hecho de las dosis disponibles en España. Ese es el balance que ayer provocó una oleada de críticas a la gestión regional de la campaña de vacunación. A los ... resultados tras sus primeros días y a las explicaciones de esos datos -que los equipos están en formación y que en las residencias hay que hacer una revisión muy exhaustiva antes de empezar-. Sobre todo, por comparación. Sirvan dos ejemplos. Para el arranque de la campaña, aquí había ya disponibles cuatro equipos para vacunar (formados por dos personas). En Asturias, cincuenta. Allí, el domingo ya se había administrado la primera dosis a casi la mitad de residentes y personal de todos los centros de mayores de la comunidad. De todos. Aquí el lunes empezaron a dar pinchazos en el segundo centro. Resultado en ese momento: 9.707 personas vacunadas en el Principado y un 80,7% de las dosis disponibles utilizadas frente a 304 personas y un 5,2% en Cantabria.
En estas cosas -las esenciales- conviene compararse con el mejor de la clase. Sobre todo, si está tan cerca. En Asturias aseguran que su volumen de población de edad avanzada es muy alto y que, por ese motivo, han pisado el acelerador. Cierto. Son la comunidad (según el INE, datos de 2020) con un índice de envejecimiento mayor de todo el país. Pero Cantabria no está lejos (es la cuarta). ¿Por qué entonces tanta diferencia en el ritmo? De entrada, el dato más llamativo es el de los equipos disponibles. El día que en toda España salieron en las fotos las primeras personas vacunándose, en Asturias había cincuenta equipos ya preparados para distribuirse por las áreas sanitarias del Principado. Equipos, según publicó 'El Comercio', formados por dos o tres personas (148 sanitarios en total). No significa que todos actuaran ese primer día, pero ya estaban disponibles y se pusieron en marcha en esas jornadas (habían recibido una formación concreta desde una semana antes de iniciar la campaña). En Cantabria, según explicó la Consejería de Sanidad en el arranque, eran cuatro equipos (de dos personas, una enfermera y un técnico auxiliar de cuidados de enfermería). Cincuenta a cuatro.
Allí no se paró por las fiestas ni durante el fin de semana. Se vacunó en Nochevieja, Año Nuevo, mañanas y tardes, sábado y domingo. Aquí se interrumpió el proceso desde el miércoles y hasta el lunes (fechas en las que, según ha sabido este periódico, se aprovechó para ampliar el número de equipos formados y disponibles de cuatro a seis). «Los equipos de enfermería que se encargan de hacer la vacunación en las residencias ya se han implementado, pero están todavía formándose, y además hay que aumentar el número de equipos, que se irá haciendo progresivamente», dijo este lunes el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez. Ese día, cincuenta a seis.
PARA VACUNAR EN EL ARRANQUE
USO DE PRIMERAS DOSIS
RESULTADOS
LA SEMANA PASADA
La única foto posible en el arranque de la semana en Cantabria fue la del técnico con la caja a las puertas de Padre Menni, como ya ocurriera en la residencia de Cueto. No se vacunó en otro sitio. Dos centros (ayer seguían en Padre Menni). Por contra, en Asturias, para el viernes ya tienen previsto haber terminado con todos los centros de mayores de su territorio. El lunes iban por la mitad y antes del fin de semana la idea es haber acabado. Tener con la primera dosis puesta a los 21.000 asturianos que se incluyen en este grupo entre residentes y trabajadores (en Cantabria, la cifra de residentes ronda los 5.000 y a eso hay que sumar el personal).
«Hay que hacer una preparación muy exhaustiva, revisando el censo de residentes y trabajadores, comprobando que están, viendo dónde se va a hacer la vacunación de cada persona -en algunos casos hay que hacerla en la habitación del paciente-... Hay que hacer una revisión muy exhaustiva de cada residencia, y eso se hace aproximadamente dos días antes de que se vaya a vacunar: hay que tener en cuenta también que no surja ningún brote, que no haya personas con un proceso activo», explicó ayer el consejero como dificultad añadida. Lo que llama la atención es que el día 18 de diciembre -fecha en la que se presentaron los congeladores para la vacuna- se hablaba ya de toda la preparación de la logística y que el 22 ya se trabajara en el cronograma de centros para poner las vacunas -como se anunció- y esas tareas en los centros (autorizaciones, información, lugar para vacunar, más allá de que pueda surgir un brote) no estén finalizadas. Tanto es así que el lunes se avanzó que el Asilo San José, en Torrelavega, sería el siguiente en la lista (junto a la residencia Santa Lucía de Santander) y en ese momento aún no tenían un plan definido (estaba prevista ayer una reunión con Sanidad para organizarlo). Incluso, en Padre Menni se enteraron en su día por este periódico de que les tocaba.
Surgen, además, varias incógnitas. Si no aumenta considerablemente el ritmo y quedan dosis en los congeladores, ¿hay capacidad para almacenar las vacunas que vayan llegando? Y si no crece de forma muy significativa el número de equipos, ¿cómo se va a avanzar cuando toque dar la segunda dosis obligatoria a los ya vacunados una vez?
Todo eso provocó ayer una cascada de reacciones. En el ámbito político, PP y Cs solicitarán un pleno extraordinario para conocer el plan de vacunación. El portavoz de Sanidad de los populares, César Pascual, cree que es «una tomadura de pelo que se alegue, como ha hecho el presidente Revilla, que, al iniciarse en las residencias, hay que trasladar a estos centros todo el material para administrar allí mismo la vacuna». «Que poca vergüenza. Y peor aún que el consejero alegue que los primeros días va a ir más despacio de lo que les gustaría porque hay que formar los equipos. ¿Formar equipos a estas alturas? Por favor, un mínimo de rigor y dejen de tomar el pelo a los cántabros». «No se puede tolerar la incompetencia y desidia del Gobierno de Cantabria a la hora de vacunar a la población», expresó Félix Álvarez (Cs). Y también pidieron explicaciones desde otras formaciones como IU o Cantabristas.
También hubo respuesta sindical. CCOO mostró «su malestar por no tener ninguna información al personal sanitario». «No sabemos ni cómo se va a realizar la campaña, ni a qué sanitarios se va a vacunar primero, ni el número de vacunas que hay, ni dónde se van a poner, ni quién las va a administrar, ni si se ha recibido la formación necesaria... Esto es una locura, un auténtico despropósito», aseguró Arantxa Cossío. Igualmente, desde el Sindicato de Enfermería SATSE quisieron aclarar que «el vergonzoso honor de encabezar la lista de comunidades que menos vacunas han administrado» no «se debe a la falta de profesionalidad de las enfermeras» ni a «sus supuestos días de descanso».
La vacunación
Melchor Sáiz-Pardo
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