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La serie histórica que maneja el Banco de España es vertiginosa. Comienza en el año 2003. En ese momento Cantabria debía a las entidades financieras que le prestan dinero 372 millones de euros. La cifra aislada puede parecer elevada, aunque suponía únicamente el ... 3,8% de toda la riqueza de la comunidad autónoma. Una tasa más que asumible y envidiable si miramos la estimación aún provisional –previsiblemente la cantidad definitiva no se desviará mucho– con la que el Gobierno regional cerró 2020: en estos momentos se sitúa en 3.344 millones de euros, que se traduce en el 26,2% del Producto Interior Bruto. Es casi siete veces más que la deuda pública que había en la posición de salida hace ya 17 años. Para los que se líen con tantos 'ceros', el pasivo del territorio es superior a todo lo que gasta el Ejecutivo a lo largo del año, incluyendo salarios, suministros y obras. De repartirse entre todos los cántabros, cada uno tendría que desembolsar 5.755,5 euros para acabar con sus obligaciones.
La gráfica de la evolución de este parámetro económico refleja, pese a algunas caídas puntuales en algunos trimestres, la tendencia alcista en las dos últimas décadas. El ritmo de crecimiento se aprecia más elevado entre 2009 y 2014, en el lustro siguiente siguió en ascenso aunque a menor ritmo y desde entonces empezaba a estabilizarse. De hecho, en 2019 se logró reducir –no en cifras absolutas ni interanuales, pero sí en relativas– la deuda. Ese ejercicio, en marzo había un 'debe' de 3.220 millones de euros y finalmente el año cerró en 3.188 millones. No mucho menos, aunque sí algo menos. Pero el recorte del pasivo que comenzaba a apreciarse se cortó en seco con la llegada del coronavirus.
«Habíamos iniciado 2020 con unas previsiones buenísimas, con la intención de continuar como en el ejercicio anterior, pero con la pandemia todo saltó por los aires y tuvimos que mover todo el Presupuesto y asumir que la deuda iba a crecer», apunta la consejera de Economía y Hacienda, María Sánchez. La foto fija de diciembre de 2019 era una deuda del 22,5% del PIB y en sólo un trimestre, ese en el que entró en vigor el primer estado de alarma y se congeló gran parte de la actividad productiva, se disparó al 24,4%. Más subió en el segundo trimestre, hasta el 26,3%, el récord de la historia del autogobierno. Y a partir de ahí se inició un tímido descenso, casi inapreciable, para acabar el ejercicio en ese 26,2%, una décima más de lo que había previsto el Ejecutivo. Los famosos 3.344 millones de euros. El último dato disponible hasta ahora. «Se ha incrementado, pero está controlada», tranquiliza.
Así, el incremento interanual es de 156 millones y 3,7 puntos. Un mordisco más que importante pero, curiosamente, inferior al del año 2012, el peor de toda la historia. Entonces fueron 738 millones y 6,5 puntos del PIB. Según la consejera socialista, por la mala gestión de la crisis económica del Gobierno de Ignacio Diego. Según el PP, por el pago de todas las facturas pendientes que dejó el bipartito PRC-PSOE y que se encontraron los populares en los cajones al llegar al poder tras ganar las elecciones con mayoría absoluta. Sea cual sea la causa, lo cierto es que en las dos últimas décadas, sin mirar lo que ocurre trimestre a trimestre, sólo ha habido una caída interanual de la deuda y ocurrió en un ya lejano 2006, en el que se bajó de 411 a 398 millones. Desde entonces, la línea en cifras absolutas siempre ha tirado hacia arriba.
Volviendo al presente, el incremento de la deuda cántabra en 2020 de 3,7 puntos está en línea con la media del país. Es mejor que los 6,8 puntos que sufrió la Comunidad Valenciana y peor que los 1,1 que escaló Canarias, la que experimentó un mejor comportamiento. Además, hay que tener en cuenta que aunque Cantabria no partía de una posición boyante, tampoco era de las que tenía el agua más cerca del cuello. Los valencianos son de nuevo los que están más comprometidos, con una deuda que supone el 48,6% de su riqueza, frente a la media del 27,1% del país o el mínimo del 15,1% también otra vez de las Islas Canarias.
¿Y cómo seguirá evolucionando esta curva a lo largo de 2021? Pues en un contexto económico de gran incertidumbre en el que casi todo depende de la pandemia, hay una primera buena noticia. Cantabria cerró 2020 con un superávit de 65 millones de euros. No gastó todo el dinero que ingresó a través de impuestos y las inyecciones del Gobierno central para asumir los desembolsos extraordinarios de la pandemia. Si hubiera tenido déficit, habría ido directamente al saco de la deuda. Así, lo previsible es que parte de los 474 millones de euros que reserva el Presupuesto en vigor para deuda –una partida superior a la de la mayoría de consejerías– se destine a pagar intereses y otra a amortizarla, por lo que previsiblemente puede caer de aquí al próximo diciembre.
«Creemos que así será», dice la consejera de Economía. De no ser así, no tendrá el reproche de Madrid. El Ministerio de Hacienda, que en los últimos años hacía sido especialmente estricto en el seguimiento del pasivo de las comunidades autónomas, ha dejado sin efecto durante dos años –2021 y 2022– sus reglas de gasto y deuda para que todo el peso de la economía se centre en la lucha contra el coronavirus. Tampoco se fijará en el déficit de los territorios durante 2021, aunque recomienda el 2,2% que acepta Cantabria. Además, se hará cargo de la mitad (el 1,1%) con una transferencia directa. El resto, como es habitual, lo pagarán a futuro todos los cántabros.
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