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La entrada oficial del invierno le va a sentar a Cantabria mejor de lo que ha supuesto la despedida del otoño. Al menos para quien espera tiempo soleado; porque la entrada de un anticiclón permitirá una estabilidad atmosférica que se prolongará durante estas fiestas ... en las que las temperaturas pueden ser más elevadas de lo habitual. Las precipitaciones, que han sido las protagonistas durante estas últimas semanas, parece que se normalizarán de cara a la estación que entra.
«En principio los modelos no muestran nada extraordinario a la vista», ha explicado en rueda de prensa el delegado regional de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), José Luis Arteche. Solo habrá que sacar el paraguas a final de año, «cuando se prevé que entre un nuevo frente».
Arteche ha apuntado que debería llover «como es costumbre», lo que espera que ocurra en más cantidad de lo habitual para paliar el déficit hidrológico de la región. El jefe de Climatología de la delegación de Aemet en Cantabria, Juan José Rodríguez, ha subrayado que este otoño ha sido «normal» en Cantabria, aunque con diferencias entre la zona del litoral, que presenta valores habituales, y la zona del Valle del Ebro y Liébana, donde ha hecho más calor y ha llovido menos.
Tras desglosar los principales datos de la climatología cántabra, Rodríguez ha asegurado que septiembre ha resultado un mes «frío y húmedo» y con un grado por debajo de la media, lo que contrasta con octubre, que ha sido un mes cálido con un grado más de lo habitual y «muy seco», con solo un 18% de precipitaciones respecto a la media. Unas semanas se han compensado con otras para poder decir que «hemos tenido un otoño normal».
Los expertos han asegurado que diciembre está siendo «fresco y abundante en lluvias» y ha avanzado que, aunque no lloviera ningún día más, este mes ya va a tener la consideración de húmedo o muy húmedo, lo que a su juicio «ayudará a paliar la escasez de meses anteriores».
Las comarcas del Ebro, precisamente donde se encuentra uno de los pantanos de la región, son las que más han acusado la falta de precipitación y las altas temperaturas. Rodríguez ha explicado que la insolación -entendiéndose como el número de días de sol- ha estado por encima de lo esperado para el otoño, mientras que el viento sopló por debajo de los valores normales. Por eso es complicado que las precipitaciones previstas para este invierno, que comenzará mañana a las 17.28 horas y se prolongarán hasta el 20 de marzo, sirvan para compensar todo el déficit hidrológico.
La lluvia y la nieve caídas en el último mes en Cantabria han mejorado la situación del pantano del Ebro, con 41,6 hectómetros cúbicos más de agua embalsada que en noviembre, aunque todavía está lejos de la media de los cinco últimos años en diciembre, con casi 100 hectómetros cúbicos menos almacenados. Según datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro, este embalse acumula hoy 181,6 hectómetros cúbicos de agua, 16 más que hace una semana, lo que representa un incremento del 2,90%. La lluvia de finales de otoño no ha logrado situar el embalse en los niveles de hace un año y, mucho menos, en su media desde 2012.
Tal día como hoy, el año pasado, el pantano acumulaba 14 hectómetros cúbicos más, o lo que es lo mismo, un volumen de agua un 2,27% superior al actual. Pese a esto, no son todo malas noticias para el embalse de la cabecera del río más caudaloso de España, que a día de hoy acumula una reserva estimada de nieve en las montañas que le rodean de 20 hectómetros cúbicos de agua. Esta reserva es muy superior al hectómetro cúbico que había el año pasado y también está muy por encima de los 5 hectómetros cúbicos de media que se acumulaban de promedio en el último lustro por estas fechas. El pantano del Ebro ha recibido ya, según estimaciones de la Confederación Hidrográfica, 56 hectómetros cúbicos de agua procedentes del deshielo de la nieve caída este otoño.
Los municipios de Cantabria donde se han dado las temperaturas más bajas de este otoño se concentran en la zona campurriana: Nestares (-6,8 grados), Cubillo de ebro (-6,5) y Polientes (-5,9), todas ellas en octubre. Mientras que las máximas se han producido en el Aeropuerto Seve Ballesteros de Santander (33,8 grados), Tama (33,7) y Torrelavega (32,5).
En la zona de Soba y el alto Miera (con 77,4 litros por metro cuadrado) se han recogido las mayores precipitaciones, seguido por Altamira (68,2) y Tresviso (63,2), que también ha sido el punto donde se han alcanzado la mayor racha de viento, de hasta 118 kilómetros por hora.
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