Cantabria estrena el pasaporte covid con un control a medias

En la puerta del Bar Tívoli, en Santander, dos carteles avisaban este viernes de la necesidad de mostrar el pasaporte covid. Allí se cumplió la medida rajatabla. Aunque fuera a costa del trabajo extra de sus responsables. «Supone más trabajo, pero esto es mejor que cerrar», reconoce Javier Martínez, dueño del negocio. El «problema» llega cuando, a media mañana, entra mucha gente junta porque «a todos no se lo puedes pedir a la vez». Ahí se complica la nueva tarea, pero la asumen con resignación y conscientes de que tendrán que solicitarlo «poco a poco» y organizarse como puedan. Al menos de momento, aunque aún es pronto, parece que la respuesta de la gente ha sido buena. Es más, este viernes muchos ya entraban «con el pasaporte en la mano» y si alguno se escapaba, entonces los trabajadores del local se encargaban de solicitarlo. Por ahora «nadie se ha enfadado. Va bien», añade Martínez. En todo caso el proceso es sencillo. Los hosteleros tienen una aplicación para escanear el código QR que aparece en los documentos. Si sale verde es que está verificado y la persona ha recibido la pauta completa. Si sale rojo es que falta alguna dosis. Hecho eso, el siguiente paso es pedir el DNI.

La medida se estrena ahora, pero lleva tiempo sobrevolando a la hostelería de Cantabria. Por eso a muchos profesionales y a algún que otro cliente no les pilló por sorpresa. «Ya se estaba comentando, lo estábamos esperando», admite Antonio Fernández, del Mesón Rampalay, en la calle David y Velarde de Santander. El hostelero cree y espera que la medida «funcione bien» y que no afecte a la dinámica del negocio aunque «llevamos muy poco tiempo, es el primer día que lo aplicamos y hasta ahora no ha habido ningún problema, pero veremos cómo funciona el fin de semana», añade.

Por la afluencia esperada, este sábado y el doming serán la prueba de fuego que permitirá ver cómo se adaptan la clientela y los profesionales a estos cambios. «Lo importante es que haya fluidez», resume Fernández sobre una medida que, en su opinión, era «necesaria» adoptar para garantizar que la gente que accede al establecimiento está vacunada y, quizá, animar a quienes aún no han recibido las dosis contra el covid. Pero las dudas sobre como irá son muchas y la medida también arrancó cargada de «incertidumbre», reconocía Ángel Riancho, del Mesón Los Arcos.

«Estamos un poco perdidos por cómo va a resultar», añade. Sobre todo cuando, en determinados momentos del día, «la cantidad de gente que entra de golpe resulte terrible», añade el hostelero. Porque ahí es cuando no saben cómo lo van a gestionar. Con poca afluencia es una tarea «asumible», pero no siempre será así. Además la situación se complica en establecimientos donde, por ejemplo, cuenta con dos puertas de acceso. «A ver cómo lo haces porque te pueden entrar muchas personas. Va a ser complicado pero intentaremos hacerlo bien».

Si a algo invita el tiempo de las últimas semanas, es a resguardarse del frío y la lluvia en el interior de bares y restaurantes por eso los hosteleros coinciden en que cualquier medida es positiva si eso les permite no cerrar los interiores o no tocar los aforos de bares y restaurantes. Una restricción que, de cara a la Navidad, supondría perder una parte importante de la facturación. Todo sin olvidar que las reservas ya se han visto afectadas por el aumento de los contagios y la llegada de nuevas limitaciones. «Esto nos viene bien a todos en general. Es mejor que cerrar», comentaba este viernes Jorge Manuel Tafur, de la Hacienda Serrana.

A pesar de la parte positiva, este viernes no todos los establecimientos solicitaron el pasaporte. Alguno aún no estaba al tanto. «Nosotros lo hemos comunicado al sector y hemos mandado la aplicación para escanearlo», explica Ángel Cuevas, presidente de la Asociación de Hostelería. Aunque la medida no termina de convencer, Cuevas reconoce que es «dentro de los males, el menor». En verano rechazaron su aplicación por el bajo porcentaje de población vacunada. Un panorama que ahora es diferente con el 92,1% de la gente mayor de 12 años inmunizada.

La principal duda que surgía era cuál sería la respuesta de la gente y los hosteleros que este viernes sí pedían el documento coincidieron en un punto: ha sido buena. Al menos durante la primera jornada. La cuestión era, sobre todo, saber si la gente entendería que se trata de una norma y no de un «capricho» del sector. Y parece que así fue. «Ha ido muy bien, la gente ha aceptado la medida y presenta el documento», dice el responsable de la Hacienda Serrana. Quienes sí parecen estar preparados y saben de sobra lo que es el pasaporte, son los visitantes procedentes de otros países europeos. Por eso a un grupo de amigos recién llegados de Italia no les pilló por sorpresa que Diana Alonso, responsable de La Casa del Indiano, en el Mercado del Este, se lo solicitará al entrar.