Cantabria incrementa su número de visitantes, pero cada vez gastan menos
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El Icane confirma que en 2017 se logró el récord de la década, aunque la estancia media se redujo hasta los 4,3 díasLa suma del número de turistas nacionales y extranjeros dejó el pasado año en Cantabria unas cifras récord en la última década. Nunca antes desde que se dio por inaugurada la crisis económica, que como en resto de ámbitos tuvo un profundo impacto en ... el sector, se había sobrepasado en un mismo ejercicio la barrera de los cinco millones de visitantes. Ese es el principal titular que deja el estudio que acaba de hacer público el Instituto Cántabro de Estadística (Icane) y que permite extraer algunas conclusiones algo menos positivas. Por ejemplo, que en este tiempo ha caído la estancia media de los turistas que visitan la región y a la vez el gasto medio diario.
La directora general de Turismo, Eva Bartolomé, especifica que más que de turistas, hay que hablar de viajeros, porque el informe también incluye a los que tienen aquí su segunda vivienda, incluso al santanderino que se va de fin de semana a una casa rural en Cabuérniga. «Las conclusiones son positivas, pero los que vinieron a empresas turísticas en 2017 fueron en torno a dos millones. El resto están en ese otro grupo que también incluye, por ejemplo, a los pisos turísticos que se anuncian en las plataformas de internet», detalla Bartolomé. Y por eso mismo el dato de la estancia media sirve para analizar la tendencia, pero está «algo distorsionado».
2017. 4.627.295
2016. 4.168.632
2015. 3.701.665
2014. 3.083.642
2013. 3.150.209
2012. 3.386.034
2011. 3.263.706
2010. 3.755.147
2009. 3.231.128
2017. 414.721
2016. 378.435
2015. 422.385
2014. 387.834
2013. 342.922
2012. 342.889
2011. 404.656
2010. 373.692
2009. 348.141
Con el informe en la mano, los que elegían Cantabria en 2009 empleaban para visitar la comunidad autónoma casi cinco días y ahora apenas pasa de cuatro. En concreto, 4,3 días por término general en el caso de los españoles. La caída es importante, pero menor que la del conjunto del país. De hecho, sólo consiguen retener más tiempo a los viajeros las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana. «Los datos encajan con la realidad. Es verdad que hemos crecido en número de turistas, pero quizás las estancias son algo menores», reconoce Ángel Cuevas, presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria. En su opinión, los viajeros han cambiado de costumbres. En vez de hacer una salida larga al año ahora hacen varias más pequeñas.
El máximo responsable de la patronal hostelera en la región también acepta la caída en el gasto medio por persona y día. Hace ocho años era de 42,6 euros, mientras que en 2017 se quedó en 38,8 euros. Eso en el caso de los turistas nacionales. Pero a los europeos -la inmensa mayoría procede del viejo continente- les cuesta algo menos abrir la cartera. De media, por persona, se dejan más del doble que los españoles, hasta 107,7 euros, diez más que hace una década. Esta diferencia estadística tan grande tiene truco. Es mucho más difícil que un francés, un británico o un americano tengan en Cantabria un familiar o amigo al que pedir cama y es precisamente el alojamiento lo que más suele encarecer una estancia.
Los turistas que vinieron a Cantabria gastaron durante 2017 casi 1.100 millones de euros. Una parte se quedó directamente en la región y otra –por ejemplo, el precio del avión– tuvo repercusión indirecta en la actividad económica. En el caso de los nacionales, la cifra total de gasto fue de 770,8 millones. La mayor parte se quedó en bares y restaurantes (230), otros 174 en el hotel, 145 en el transporte y el resto en actividades de ocio y otros conceptos. El hecho de que la parte que va a hostelería sea mayor que la de los alojamientos se debe a que muchos vienen a disfrutar de su segunda residencia. Por su parte, los extranjeros gastaron 325 millones (21 en paquetes turísticos, 50 en alojamiento, 115 en transporte y 138 en otros conceptos).
La mitad de los que llegan a la región de los de fuera de las fronteras nacionales se quedan en hoteles frente al 15,8% de los autóctonos. Entonces, ¿cuáles son sus alternativas? Pues los campings y casas rurales, las viviendas de alquiler y, sobre todo, la segunda residencia. Especialmente en la costa, muchos castellanos, madrileños o vascos tienen una vivienda en propiedad. El 32% de los viajeros las utiliza para pasar sus estancias en Cantabria y otro 36% hace lo mismo después de que le preste su apartamento un amigo o un familiar. «No pagan una habitación y a nivel económico influye algo menos, pero también le viene muy bien a la región. Al final van a restaurantes, a terrazas, a bares, actuaciones musicales... Todo es bueno para el convento», subraya Cuevas. Además, desde la Asociación de Hostelería también respaldan estos datos, pero recuerdan que la llegada de familias españolas, que cayó en picado con la crisis, «afortunadamente» se ha recuperado en los últimos cuatro años.
De los más de cinco millones de personas que viajaron en 2017 a Cantabria, 4,6 millones fueron españoles, con subidas del 12% en relación al año anterior y del 44% en comparación con 2009. Una tercera parte procede del País Vasco, un 15% de Madrid y otro 14% de Castilla y León (ver infografía). Con todos esos datos, y con el análisis de los rangos de edad y el nivel socioeconómico de los turistas, se puede construir un prototipo del viajero que elige la comunidad autónoma. A grandes rasgos, se podría decir que es vasco, con trabajo, estudios superiores, de entre 45 y 65 años y que se queda en un apartamento prestado por un amigo o familiar.
En el caso de los extranjeros, la cifra total se quedó en 414.000, con un incremento anual del 9% y del 19% desde 2009. Franceses y británicos ganan por goleada. Suman más de la mitad, pero son menos que hace una década. En cambio, cada vez hay más alemanes, italianos, belgas, holandeses y portugueses que saben lo que es el Palacio de La Magdalena, Altamira o El Soplao. A pesar de que «se ha hecho mucho» para atraer cada vez a más turistas extranjeros -no sólo lo dice el Gobierno, también los interesados en que así sea-, especialmente con las conexiones internacionales del aeropuerto Seve Ballesteros, los hosteleros aseguran que todavía es «una asignatura pendiente». Llega uno por cada diez nacionales.
Como ha ocurrido históricamente, Santander sigue la zona más visitada de Cantabria. Sobrepasa de sobra el millón de turistas, pero cada vez se encuentran a menos distancia comarcas de la costa oriental como Asón-Agüera y Trasmiera, con 808.000 y 997.000 llegadas, respectivamente. Entre todas las zonas, la región sumó el año pasado 20 millones de pernoctaciones entre hoteles, casas rurales, apartamentos, segunda vivienda... En cambio, entre los extranjeros, la capital sí que gana por goleada.
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