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Como una imagen vale más que mil palabras, lo mejor para ponerse en situación es colocarse ante un mapa de España con la previsión del tiempo: un sol deslumbrante aparece plantado sobre la mayor parte de las regiones y provincias... salvo en el norte, donde ... proliferan las nubes algodonosas. Mientras España se cuece con temperaturas por encima de los cuarenta grados, Cantabria se mantiene como un refugio frente a un verano tórrido: hay veinte grados de diferencia entre los 44 de Zaragoza, la temperatura más alta entre las capitales de provincia, y los 24 de Santander, la máxima más baja de todas ellas –según los datos de las previsiones para la jornada de ayer de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet)–.
Cantabria vuelve a esquivar la enésima ola de calor –en realidad, la tercera–, que ayer mantenía a 13 de las 17 comunidades autónomas españolas en alerta –tres de ellas, Aragón, Baleares y Cataluña, con avisos de riesgo extremo en algunas de sus provincias–, mientras las nubes cubrían buena parte del cielo en la región.
La explicación a esta excepcionalidad la ofrece José Luis Arteche, delegado de Aemet en Cantabria. «Esta nueva ola de calor en España es consecuencia de la entrada de aire sahariano sobre la Península. En los niveles medios de la atmósfera hay un centro de altas presiones que empuja ese aire de origen africano sobre España, que está llegando a la mitad sur y este del país, mientras el cuadrante noroeste se libra. Esto es debido a que, en los niveles bajos de la atmósfera, el anticiclón de las Azores nos mete aire marítimo, más fresco, y también nubosidad, y a eso se debe este tiempo que estamos teniendo».
Arteche recuerda que no se puede considerar ola de calor a cualquier episodio con altas temperaturas, sino que estas deben superar un percentil determinado, tener una duración de varios días y afectar a una región o una zona amplia de territorio.
Aunque la de ayer fuera una jornada magnífica en cuanto a temperatura para todos los visitantes que huyen del calor en otras zonas, tampoco puede decirse que se tratase del día perfecto del veraneante, con una lluvia intermitente en zonas de la costa que impidió a muchos de ellos disfrutar de la playa. «Para que tuviéramos un tiempo veraniego –explica el responsable de Aemet en Cantabria–, el anticiclón de las Azores se tendría que asentar más en occidente y meternos viento del nordeste, que limpia la atmósfera en la zona de capas bajas y hace que la temperatura en la costa sea más fresca, pero con los cielos despejados».
El nuevo episodio de altas temperaturas, que comenzó el lunes, se prolongará hasta hoy en todas esas zonas de España donde el efecto atlántico y marítimo no se deja notar, antes de que, el jueves, las temperaturas empiecen a ceder. En Cantabria se esperan cielos nubosos en buena parte del territorio, y temperaturas sin grandes cambios: 24 grados en localidades como Torrelavega y San Vicente de la Barquera; 23 en Santander y Potes; 22 en Cabezón de la Sal y Castro Urdiales y 21 en Reinosa. En Valderredible, donde el calor suele apretar más, se estima que los termómetros no pasarán de los 26 grados. Consulta el tiempo en Cantabria
El tiempo, claro está, influye en el turismo. «Desde el año pasado estamos viendo que con el calor que afecta a otras comunidades la gente tira más del norte, donde tenemos temperaturas más agradables, que te permiten dormir por la noche», opina Bárbara Gutiérrez, directora general de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC). «A Cantabria le beneficia que la gente venga huyendo del calor, que nos descubra y repita».
Los días nublados y las lluvias han truncado algunos de los planes de Ángela, Myli, Mía y Encarna, quienes a pesar de ello están disfrutando de unos días de vacaciones en la capital cántabra: «Veníamos con ganas de playa, pero al menos es todo muy bonito, nos encanta», expresa Encarna.
Pilar Blanco lleva veraneando en Santander desde que era pequeña. Este verano lo disfruta con su marido, José Ramón del Olmo. Ambos están contentos de no tener que soportar las altas temperaturas de la capital. «No se puede ir a la playa pèro es el tiempo ideal para hacer otro tipo de cosas», comentan animados.
Gutiérrez dice que aunque los datos de ocupación pueden estar distorsionados este verano por la influencia de las viviendas vacacionales, «vemos que hay una gran afluencia de turistas, como se puede comprobar paseando por la calle, y que se ha recuperado e incluso se ha superado la llegada de viajeros extranjeros. Cantabria es una comunidad a descubrir: según un estudio que hemos realizado, quienes vienen repiten diez veces». Buenas temperaturas, sin sofocos, y poca lluvia es, según la directora general de la AEHC, una combinación irresistible para el turista. «La gente que viene puede dormir y descansar, y disfrutar de la gran oferta turística de todo tipo de que dispone la región».
Cielos grises, temperaturas moderadas... a falta de día de playa, Cabárceno se erige como gran alternativa para los turistas en la región. «Son unas condiciones ideales para visitar el parque», asegura su directora, Beatriz Sainz. «Una temperatura como la de hoy –por ayer–, de 25 o 26 grados, y sin un sol de justicia, hace mucho más cómoda la visita».
De hecho, el número de visitantes al recinto durante este julio está experimentando un considerable incremento respecto al mismo mes el año pasado, casi un 21% más. Desde el 1 de julio hasta el pasado lunes, día 17, habían cruzado las puertas del Parque de la Naturaleza 50.021 personas, con una media cercana a los 3.000 visitantes diarios.
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