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Todas las voces que tienen algo que decir sobre el asunto coinciden, básicamente, en dos cosas. Primero, que el turismo de autocaravanas está generando situaciones indeseables en Cantabria con incumplimientos constantes de las normas, cuando no situaciones de verdadero caos y convivencia con el resto ... de visitantes y los vecinos. Y segundo, que la comunidad autónoma tiene un altísimo potencial para que esta actividad crezca –con los beneficios económicos y sociales que tiene asociados– siempre y cuando las instituciones desarrollen un marco legal que lo propicie. Los propietarios de casas rodantes, los empresarios de los aparcamientos que sí están habilitados para recibir autocaravanas y los agentes que se encargan de vigilar los lugares más conflictivos ponen el foco sobre distintos aspectos, pero coinciden en que el nuevo decreto que prepara el Gobierno regional es una buena oportunidad para hacer tabla rasa. Para solucionar lo mucho que no funciona y para que Cantabria regule esta actividad y respalde el autocaravanismo ordenado como hacen otros territorios. Porque a día de hoy, más allá de las páginas especializadas que no hacen distinción entre zonas de pernocta legal e ilegal, no hay ninguna página web oficial en la que un turista que quiera visitar la comunidad autónoma sepa dónde puede o no dejar su vehículo.
Lo dicen las partes implicadas, los ciudadanos y vecinos que sufren las consecuencias de la proliferación de este tipo de turismo –en lugares como Liencres ocupan gran parte de las plazas de aparcamiento por las que también compiten los bañistas– y también las cifras, que confirman que las prácticas ilegales están a la orden del día. En lo que va de año la Consejería de Medio Ambiente ha tramitado más de 600 propuestas de sanción contra autocaravanistas o propietarios de fincas que ofrecen el servicio de pernocta de forma irregular. El 90% de estas multas corresponde a lo que llevamos de verano.
Más de 600 expedientes abiertos pese a las dificultades que establece la norma, que tiene que aplicarse de una manera distinta en función del espacio físico en el que se produzca el episodio. Por ir al caso más evidente:Oyambre. Allí se dan dos tipos de ilegalidades. Están los vehículos rodantes que pernoctan donde quieren y están las fincas que cobran por albergar durante la noche a las autocaravanas y no pueden hacerlo. No pueden hacerlo porque, al ser un parque natural, solo tienen permiso para cobrar por el estacionamiento hasta las 22.00 horas. «Los aparcamientos de este tipo que están de Gerra hacia Comillas cumplen en su mayoría, pero los que están hacia la zona de San Vicente de la Barquera se saltan la norma», explica Severiano Arenal, uno de los agentes de Medio Natural que controla este espacio.
500euros es la sanción mínima por las faltas leves que recoge la Ley de Conservación
Arenal cuenta que en montes de utilidad pública o recodos de carreteras están atados de pies y manos por la ambigüedad de la norma. Una autocaravana puede aparcar toda la noche, pero no pernoctar. Y solo se entiende que pernocta cuando saca elementos al exterior –si despliega toldos, sillas o mesas– o si comete algún delito ambiental. En todos los casos, la multa mínima es de 500 euros, que puede ir a más si además enciende fuegos o evacúa las aguas negras directamente sobre la naturaleza. Tampoco actúan en cascos urbanos porque no hay un marco general y cada ayuntamiento puede tener su propia ordenanza al respecto. «Este verano hay autocaravanas en todos los sitios. En toda la franja costera. Venimos anunciando que esto llegó para quedarse, por eso hace falta regularlo mejor. Quizás no se solucione del todo el problema, pero tendremos una herramienta más», opina el agente, que también señala Picos de Europa y el Saja-Besaya como lugares en los que cada vez hay más sanciones.
En cualquier caso, para disgusto de algunos empresarios del entorno, Oyambre concentra el mayor número de problemas y también denuncias. Lo sufre Julián González, propietario de un área legal de autocaravanas en La Revilla, que ve como se llenan los prados de Gerra que no tienen licencia mientras sus plazas no se completan: «Esto no hay quien lo pare. Desde la pandemia, en estos tres años, cada año se ha duplicado el número de autocaravanas en Oyambre». Cuenta que el problema no es solo la competencia desleal de estas fincas sin licencia para acoger casas rodantes, también medioambiental por las fiestas y barbacoas que allí se organizan. Y por la evacuación de aguas sucias.
90%de las cerca de 600 sanciones que se han tramitado este año se han instruido durante los meses que van de verano.
En negocios como el suyo hay depuradoras que las recogen, pero en las fincas van directas al terreno y «los peores son los españoles, porque los que vienen de fuera están mucho más concienciados». Ilegalmente, en Gerra, los autocaravanistas pagan unos diez euros y en las áreas legales, como la de La Revilla, alrededor de 16 euros. Económicamente no es una gran diferencia, pero los que optan por lo primero ponen la comodidad y amanecer frente al mar por encima del cumplimiento de las normas.
2noches es la estancia máxima de las autocaravanas en las áreas habilitadas, según se recoge en el decreto en vigor
También lo sufren los campings. Pablo Alonso gestiona el que está junto a la playa de Oyambre. Él entiende que el problema no es tanto de falta de normativa, como de su aplicación: «No estamos en contra de este tipo de turismo, estamos en contra de lo que está pasando. Igual que hacemos nosotros, quien quiera tener un aparcamiento de autocaravanas tiene que cumplir todas las normas que establece el decreto para las áreas de autocaravanas». Que estén urbanizadas, que se reserve parte del terreno a equipamientos y servicios, que tenga conexiones de agua y luz... Alonso dice que las fincas que realizan prácticas ilegales en el Parque Natural de Oyambre no le quitan trabajo porque este verano están prácticamente al completo, pero sí dañan la imagen turística de Cantabria. «Estas prácticas llevan diez años y entiendo que es difícil actuar porque requiere movilizar muchos recursos, pero hay que hacerlo», concluye.
Para la Dirección General de Biodiversidad y Medio Ambiente del Gobierno regional, la solución pasa por seguir sancionando las conductas contrarias a la norma y a la vez por habilitar más áreas de autocaravanas para que los que eligen este tipo de turismo no se escuden en la falta de espacio para saltarse la ley. «En casi todos los sitios donde se hace mal existe una alternativa para hacerlo bien. La gente solo entendemos a base de multas», apunta su subdirector, Ángel Serdio, que reconoce que en el Parque Natural de Liencres el control es mucho más difícil por esa diferencia sutil entre 'aparcamiento' y 'estacionamiento'.
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Teóricamente no está prohibido aparcar, pero sí pernoctar, por lo que no se han realizado grandes operativos de vigilancia y sanción como en Oyambre. Solo se multa cuando el vehículo ocupa más de una plaza o cuando los autocaravanistas montan todo el tenderete en el parking. «Somos los primeros en condenar las conductas incívicas y los primeros en abogar por el uso correcto de los espacios», apunta Juan José Carvajal, presidente de la Asociación de Autocaravanas de Cantabria Lábaro, que pide cambios legales y recuerda, poniendo como ejemplo otras regiones, que «cuando las cosas se hacen bien, salen bien».
16euros es el precio de la estancia por noche en las áreas de autocaravanas legales
¿Qué reclaman? Al Ejecutivo regional y a los ayuntamientos, que en casos como Corvera de Toranzo o Ruente han demostrado que la convivencia de locales y autocaravanas no solo es posible, sino que genera riqueza, que promuevan la creación de espacios adecuados. Y a la sociedad en su conjunto, que comprenda que esta forma de hacer turismo es una de las más sostenibles ya que, en relación a un hotel, por ejemplo, tiene un menor impacto ecológico si se cumplen correctamente las normas. «Este sector está todavía muy incomprendido», lamenta Carvajal.
Liencres
En la entrada que da acceso a los aparcamientos de la playa de Valdearenas hay un cartel que informa de la prohibición de pasar allí la noche. Esa es la teoría. La práctica es muy distinta. El Parque Natural de las Dunas de Liencres es una de las zonas calientes de Cantabria por el gran número de autocaravanas que pernoctan de forma irregular en un espacio que se encuentra saturado completamente por este tipo de vehículos, cuyos propietarios protagonizan constantes enfrentamientos por el estacionamiento con los surfistas locales y los usuarios de los arenales. De hecho, en casi todas las páginas web especializadas en este tipo de turismo aparece esta zona de Piélagos como lugar idóneo para pernoctar con el atractivo del 'todo gratis', sin necesidad de pagar como en las áreas de autocaravanas habilitadas –públicas o privadas– y de los campings.
Mientras que en Oyambre los agentes de Medio Natural tienen claro que a partir de las 22.00 horas pueden multar cuando hay una autocaravana en las fincas habilitadas solo para el estacionamiento durante el día, en Liencres lo tienen más complicado. La norma deja más espacio a la interpretación. Al haber un aparcamiento, las autocaravanas tienen derecho a aparcar, pero sus ocupantes no pueden pernoctar. ¿Cómo demostrar que una familia ha pasado la noche dentro del vehículo o lo ha dejado allí por la noche y ha regresado por la mañana? Ahí radica la complicación a la que se enfrentan las autorizadas. Así, lo habitual es que solo se sancione a los dueños de autocaravanas cuando ocupan más de una plaza, cuando despliegan toldos y otros elementos externos o, en el peor de los casos, cuando descargan sus aguas negras. «Hemos reforzado las sanciones, aunque siempre ponen la excusa de que acaban de llegar a las seis de la mañana a darse un baño temprano», explicaba recientemente la alcaldesa de Piélagos, Verónica Samperio.
Desde la Dirección General de Medio Ambiente, su subdirector, Ángel Serdio, señala que la proliferación de este tipo de vehículos también provoca que los coches se queden sin plaza y aparquen en lugares no habilitados. En algunos casos afectando a las dunas y a los pinares y en otros obstaculizando el tráfico. Incluso en alguna ocasión las ambulancias para socorrer a bañistas han tenido dificultades para entrar en la zona.
Oyambre
Además de la vigilancia periódica y general que realizan el Gobierno de Cantabria y la Guardia Civil en este punto de igual forma que en el resto de la comunidad autónoma, en el Parque Natural de Oyambre se han desplegado durante el verano hasta cuatro dispositivos especiales para intentar acabar con las prácticas ilegales de los autocaravanistas. El último de estos operativos de los agentes de Medio Natural tuvo lugar la pasada semana y se detectaron 700 vehículos –no todos fueron sancionados, ya que en aquellos casos en los que se entiende que el propietario de la finca permitió la entrada la propuesta de sanción va solo para el dueño del terreno– en situación irregular. Esta presión de la vigilancia sobre Oyambre ha provocado una mejora de la situación y son muchas menos las autocaravanas que en los últimos días se han visto por el parque. Lo que ocurre es que empresarios como Julián González, que tiene un área habilitada en el cercano pueblo de La Revilla con todos los permisos en regla, anticipa que será algo «puntual» y que se revertirá. Eso, y que también tiene que ver con el mal tiempo con el que ha arrancado la segunda quincena de agosto. «Igual que en ocasiones se produce un efecto llamada, aquí ha ocurrido lo contrario: se ha corrido la voz sobre las multas y han dejado de venir», defiende la Consejería, que está estudiando las peticiones de algunos dueños de fincas que han solicitado permisos para convertirse en áreas habilitadas. El problema es que, además de las exigencias generales –que tengan algunos servicios básicos como tomas de luz y agua–, también deben cumplir otras adicionales al estar dentro de un parque natural con una regulación propia.
Santander y Torrelavega
¿Hay demanda de plazas para autocaravanas en Santander? Claramente, sí. Se vio hace dos semanas en Mataleñas, que se llenó de vehículos de este tipo cuando desapareció la señal que prohibía pasar allí la noche. Decenas de turistas, casi todos con matrícula extranjera, ocuparon el espacio sabedores de que el Ayuntamiento no les multaría hasta que no se repusiera el aviso. Cuando se restauró la señalización, la mayoría de los usuarios del espacio lo abandonaron.
En estos momentos, la única área municipal habilitada en la capital está en Las Llamas. Permite la llegada de estas casas rodantes y cuenta con los servicios necesarios para este tipo de turistas. El futuro Plan de Sostenibilidad Turística, que fue presentado por la alcaldesa Gema Igual esta semana y que incluye distintas iniciativas, también contempla la creación de nuevas áreas de autocaravanas en la franja litoral.
En el caso de Torrelavega, que no ha vivido situaciones conflictivas por este tipo de turismo, es inminente la inauguración de un aparcamiento específico para este público. A finales del mes de agosto recibirá a los primeros turistas. Las obras se ejecutan en el exterior del Mercado Nacional de Ganados, junto al pabellón Vicente Trueba, por un importe de 40.000 euros. Además, el Ayuntamiento está tramitando habilitar un segundo estacionamiento en una finca de Cartes.
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