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Ante un rápido y devastador incendio como el ocurrido el jueves en Valencia, lo humano es alarmarse primero y preguntarse, después:¿mi edificio será seguro, ... estará construido con los materiales adecuados? Moisés Castro, decano de los arquitectos de Cantabria, llama a la tranquilidad: el Código Técnico de Edificación (CTE) de 1999 es una normativa de aplicación nacional «lo suficientemente dura y extensa, porque se ha ido modificado en varias ocasiones» como para que los edificios estén protegidos «ante cualquier fuego banal». La legislación «es adecuada y los materiales están muy avanzados», mantiene.
Aunque el profesional le pone un pero a esta idea general: la altura de los edificios, algo que a sus ojos podría haber sido determinante para que la urbanización valenciana se calcinase. «Las construcciones de cierta altura (por encima de seis-siete pisos, de ahí para arriba) lo complican mucho a la hora de luchar contra un fuego importante. Para empezar, por los medios con que cuentan los bomberos y, para seguir, por la propia complejidad interna de los edificios. A mayor altura, mayores problemas».
«Las torres más altas de Cazoña (en Santander) serían lo más comparable a lo que hemos visto», señala sin asomo de inquietud. Tampoco la transmite sobre los viejos bloques del centro de Santander (Río de la Pila y aledaños, por ejemplo) donde numerosos bloques cuentan con antiguas estructuras de madera porque «la madera es un material muy noble» a la hora de encarar un fuego. «Cuesta bastante que prenda una viga de 20 por 30 centímetros de un piso antiguo», lo que da tiempo a los habitantes de las viviendas a ponerse a salvo, algo que no pasa con el resto de los elementos que decoran los pisos (textiles etc.).
Este es un segundo factor sobre el que pone el acento. La legislación -que fija el uso de extintores, de puertas antiincendio y de evacuación, que regula distancias y el uso de materiales específicos- «se orienta a salvar vidas. Las reglas se imponen con esta prioridad».
Sin conocer ni causas ni detalles del desastre valenciano, el portavoz de los arquitectos de Cantabria argumenta que este tipo de sucesos «no suelen ser culpa ni de los materiales ni de los proyectos, porque actualmente está todo muy regulado y se revisa con la licencia de primera ocupación». Por eso cree que los revestimientos usados allí «se podrían instalar sin problemas». Reconoce, no obstante, que un incidente tan grave «sirve para aprender para el futuro». Ya ocurrió, recuerda, con el inmueble londinense que ardió como una cerilla en 2017 y se cobró más de 70 vidas. «Allí la fachada funcionó como una chimenea para las llamas... Después, se revisaron y se ajustaron las normativas».
Castro aprovecha la ocasión para reivindicar que «todo el mundo» sea consciente de que necesita unas nociones de seguridad básica para protegerse tanto en lugares de trabajo como en su casa cuando se desata un incendio «bien por un cable que echa humo, bien porque se prende una sartén. Deberíamos saber utilizar un extintor para que un susto en la cocina se quede en un susto» y no en algo irreparable. Es decir, que «deberíamos sacar lecciones de esta tragedia y saber que, si hay fuego, no se puede coger el ascensor, que es mejor cerrar la puerta de casa y que hay que protegerse con una toalla húmeda».
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Ana del Castillo
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