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La encuesta de coyuntura turística hotelera del Instituto Cántabro de Estadística (Icane) es la herramienta que suele utilizarse cada año para todos esos balances que recogen el número de viajeros que llegaron en una época determinada. Tantos en este año, tantos en verano, tantos ... en esta comarca... Es una tabla útil –de datos oficiales– para medir la evolución del turismo. Y eso permitió en 2019 decir que Cantabria cerró una buena Semana Santa. Muy buena. Permite ver eso y el llamativo contraste de lo que supone tener o no Semana Santa en términos absolutos. Ahí va un dato. En abril de 2019 –que cogió de lleno las vacaciones– el número de pernoctaciones en los hoteles cántabros fue de 244.848. En abril de 2020, en pleno confinamiento, la cifra fue –claro– cero. De ese documento, y de los números de la última Semana Santa computable, se puede sacar una conclusión. La casi segura falta de movilidad geográfica durante las próximas semanas por motivos sanitarios supondrá que la región perderá –en ese periodo concreto propenso a los viajes– una cantidad que ronda los 100.000 turistas. No vendrán y sus euros tampoco.
¿De dónde sale ese dato? En esa encuesta de coyuntura hotelera se detalla que el número de viajeros en 2019 fue de 112.826. Son de todo el mes de abril (que es más que la Semana Santa, cierto). Pero ahí no se incluyen los turistas que sí aparecen en la encuesta extrahotelera (18.225 se alojaron en campings y casi 50.000 optaron por el turismo rural, por ejemplo). También hay que contar con el matiz de los cántabros que viajan sin salir de la comunidad haciendo noche lejos de su casa (y este año, más). Es una cifra residual, pero hay que contarla. Así que sumando y restando, expertos del sector dan por bueno ese número redondo. El de los 100.000 turistas que se perderán este año.
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A partir de ahí se pueden hacer muchos cálculos. Sin alejarse, además, de los datos oficiales del propio Icane. Por ejemplo, el del gasto medio diario por turista en la región. En el caso de los extranjeros esa cantidad, según el último estudio disponible (precisamente 2019), fue de 119 euros. El residente en España, por su parte, gasta una media de 46 por jornada. También se conoce el dato de la tarifa media diaria de una habitación de hotel. En abril de 2019 fue de 67,20 euros. Alojamiento, comida, ocio, transporte, compras, entradas...
Más allá de ese panorama general, un caso concreto. El de un gran hotel de Santander. Son datos reales sacados de sus cuentas. Del sábado 13 de abril al domingo 21, la ocupación media que tuvo en 2019 fue de un 88,92%. Para el establecimiento, esos días supusieron casi la mitad de todos sus ingresos del mes de abril y algo más del 3% de su facturación anual. Hay que tener en cuenta, además, que en esos días no hay banquetes. O sea, que es puro ingreso de turismo vacacional. Un 3% (en realidad un 3,12) puede no parecer mucho a simple vista, pero estamos hablando de un hotel que abre todo el año. Y en la región hay decenas de alojamientos (hoteles de costa en municipios como Suances, Isla o Noja, y muchísimas casas rurales por el interior) que arrancan, precisamente, en Semana Santa tras un cierre que suele producirse desde finales de octubre. Para esos establecimientos, estas vacaciones llegan a alcanzar entre un 10 y un 15% de su facturación de todo el año. Y más. En este hotel detallan que a su plantilla habitual se incorporan todos los años trece personas más con el arranque de las vacaciones. Trece sólo en un hotel.
La previsión del tiempo. La Semana Santa de 2018 fue algo más floja y se achacó a que las previsiones fueron malas.
Ocupación. En los días centrales en 2019 fue del 93% frente al 80% de 2018 (bajaron los precios a última hora).
Tarifa por habitación. En 2018 fue de 61,63 euros en marzo y 58,59 en abril. En 2019 llegó a 67,20 euros.
Quince días. Aunque el eje central son cuatro o cinco, las vacaciones suponen reservas en los días antes y posteriores.
Arranque de temporada. Para muchos negocios supone abrir tras un cierre invernal o empezar la temporada fuerte.
Alto Campoo. En 2019 la estación cerró la temporada justo el día 22 de abril (coincidió con el Lunes de Pascua).
Procesiones. Hubo catorce en Santander y miles de personas en la Pasión Viviente de Castro Urdiales.
Contratación. Las empresas turísticas (alojamiento o restauración) suelen reforzar sus plantillas en este periodo.
Sectores. Para agencias de viaje, guías turísticos o transportes (autobuses, taxis...) se trata de un periodo decisivo.
Tráfico. Uno de los clásicos de este periodo es el volumen de desplazamientos en carreteras del turismo nacional.
Dibujado el escenario genérico y también un caso concreto –y dejando de lado la Semana Santa desde casa del año pasado–, se pueden empezar a pintar las diferencias entre la de 2019, la última en condiciones normales, y la que está por llegar en menos de tres semanas. Dando por hecho que el miércoles se decidirá que el cierre perimetral de la comunidad seguirá vigente (salvo sorpresa mayúscula es lo previsto).
La de hace dos años cayó entera en abril y permitió, en los días clave, enlazar cinco festivos seguidos. Un puente largo. Eso, de entrada, ayudó. Todo –o practicamente– estaba abierto. Estaban disponibles las 75.587 plazas hoteleras (hoteles, hostales y alojamientos de turismo rural) que hay. La ocupación media entre el Jueves Santo y el lunes de Pascua alcanzó el 93%, pero unos días antes ya andaba por el 60% y durante algunas jornadas más se mantuvo en un 40%. Fue un gran balance. Además, en el sector saben que, a diferencia del verano, esos porcentajes de ocupación son bastante homogéneos en el territorio. Está más repartido. Turismo nacional y también extranjero. En esas fechas había 19 destinos disponibles en el aeropuerto (diez de ellos internacionales) y Santander estaba conectada a través del ferri con Plymouth y Portsmouth (Inglaterra), y con Cork (Irlanda). A eso se suma que el lunes 22 atracó el crucero AidaSol con 2.527 turistas a bordo (casi todo alemanes) y diez horas por delante. Hubo récord de visitas en el Palacio de La Magdalena. Cabárceno, el Teleférico de Fuente Dé o el Museo Marítimo tuvieron más movimiento que el año anterior, al igual que El Soplao. Trabajaron las 163 empresas de turismo activo o turismo rural que hay dadas de alta y los siete balnearios que existen en la región.
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Pero hay más datos que no son, en absoluto, desdeñables. Ni en lo social ni en lo económico. La Semana Santa de Santander contó con un programa que incluyó catorce procesiones en las que participaban doce cofradías y 27 pasos. Cada una de esas procesiones supone centenares de personas (miles, según el día) repartidas por el centro de la capital. El gasto que genera la organización de estos eventos es importante de por sí (telas, velas, flores...). Pero mucho más todo lo que hay a su alrededor. Si no, que pregunten en Castro Urdiales lo que supone no celebrar la Pasión Viviente. En la de 2019 los participantes fueron casi ochocientos y va tanta gente a verlo que hace años que en el municipio ya no suelen dar una cifra concreta porque es imposible hacer un cálculo real.
A esto hay que sumar que a la Semana Santa le vino casi pegado un puente festivo de cinco días en la capital que llenó Cantabria de madrileños (se dieron ocupaciones de más del 80% en Santander).
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Melchor Sáiz-Pardo Álvaro Soto
Vamos ahora con lo previsible entre el próximo 26 de este mes y el 10 de abril. Frente a la disponibilidad de plazas, Hostelería ya anunció esta semana que sin movilidad el 90% de los hoteles de la región no abrirá. El miércoles pasado, aún con dudas respecto a si las comunidades abrirían o no sus fronteras (ahora todo indica que no), las reservas no llegaban al 5% y todas cancelables. Más bloqueos de habitaciones sin gastos que reservas en sí. No habrá extranjeros y tampoco visitantes de otras comunidades. Crecerá, seguro, el porcentaje de cántabros que se mueve y pernocta en la región, pero habrá muchos menos establecimientos disponibles. Además, habrá aforos restringidos en la hostelería y toque de queda nocturno.
De los 19 destinos en la oferta del aeropuerto en abril de 2019 se pasará a cinco (y no es descartable que algunas de esas rutas se cancelen en los próximos días). El ferri a día de hoy sólo opera la ruta con Portsmouth (la de Cork ya no existe, la de Plymouth se ha retrasado y lo que hay es tráfico, básicamente, de mercancías dadas las restricciones).
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Cabárceno, El Soplao, el teleférico... Sólo para los de aquí. Por ahora no se ha anunciado ninguna campaña para fomentar el 'turismo cántabro sin salir de casa'. No habrá procesiones, grandes festejos y ya se ha anunciado que la Pasión Viviente de Castro tendrá que esperar un año más.
Todo, con el propósito de que las cifras de la pandemia no repunten. Que la movilidad no suponga lo que supuso la Navidad en forma de nueva ola. Incluso, es un mensaje que ha repetido Revilla, por ejemplo, que este «último esfuerzo» (si es que es el último) permita disfrutar y rentabilizar un verano que será crucial para el sector turístico y la economía en general. Pero para llegar ahí –y para ver en qué condiciones se llega– aún queda mucho tiempo.
santander. Mes de abril en la terminal del Seve Ballesteros: 84.008 viajeros en 2017, 93.701 en 2018, 100.807 en 2019 y 18 en 2020. El aeropuerto es un buen baremo para observar lo que supone tener o no movilidad en Semana Santa. También para ver cómo están ahora mismo las cosas. A día de hoy sólo hay vuelos a Madrid (Air Nostrum) y las dos rutas canarias de Binter. Pero en el avión de esta semana a Gran Canaria viajaron únicamente once personas y en el de Tenerife Norte, 35 (aunque el número de billetes que se habían reservado era bastante mayor).
El panorama de reservas para las próximas semanas indica lo que hay. La conexión a Sevilla se recuperará, en principio, en abril. Para los tres vuelos previstos por Volotea en plena Semana Santa hay sólo ochenta plazas bloqueadas (que no significa, ni mucho menos, que todos vayan a viajar). A la venta están también los vuelos a Marrakech de Ryanair desde el 29 de marzo. La suma de billetes reservados para las tres primeras salidas (también durante la época de vacaciones) supone una media de diez pasajeros por viaje. Y está por ver que estos vuelos no sean cancelados quince días antes de la fecha prevista. En la Semana Santa del año 2019 hubo conexión aérea con 19 destinos diferentes.
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