A fecha 1 de enero de 2012, Cantabria se asomaba a la cifra de 600.000 habitantes. Su población había aumentado en los últimos balances y en los planes de futuro de la década anterior se mantenían unos cálculos al alza. Urbanismo, infraestructuras, equipamientos... Pero, ... a partir de ese año, el dato de la población comenzó a desangrarse. Fue un descalabro, año por año. Menos nacimientos que defunciones, un saldo migratorio con el extranjero que cambió de tendencia -y empezó a ser negativo- y también una pérdida de población en el intercambio de vecinos con otras comunidades autónomas. Esos dos últimos parámetros se han corregido en los dos últimos ejercicios, pero entre los dos no han conseguido que la flecha en la gráfica haya girado hacia arriba. Desde 2012 cayendo. La comunidad autónoma estuvo en el último año entre las siete que perdieron habitantes. La que menos en este grupo (sólo 73 personas, un simbólico -0,01%), pero perdió. En un periodo en el que el país en su conjunto ganó vecinos. Para cuando salen esas habituales discusiones de cuántos somos, a 1 de enero de 2018, en España vivíamos en total 46.659.302 personas. Y en Cantabria, 581.403.
En esos últimos seis años, en los datos de la región se han quedado por el camino casi 11.000 habitantes. De mirar a los 600.000 en el horizonte a estar casi pegados a los 580.000. Entre 2013 y 2016 se produjeron los descensos más duros en los balances. Para hacerse una idea, durante 2015, por la herida de uno de los problemas más gordos para el futuro de la comunidad autónoma (despoblamiento, pérdida de capital humano, envejecimiento de la población, bajos índices de natalidad y fecundidad, pensiones...), se perdieron casi 3.000 vecinos. La parte negativa de los últimos números que ha hecho públicos el Instituto Nacional de Estadística -Cifras de población y Estadística de Migraciones (ambas con datos provisionales, según se advierte)- es que la región acumuló un año más de pérdidas. Sigue la caída. Lo positivo es que ese 0,01% en negativo, esas 73 personas menos, constituyen un dato tan pequeño que parece que la tendencia se ha frenado. Se ha suavizado.
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581.403
habitantes era la población de Cantabria según el INE a 1 de enero de 2018.
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581.476
habitantes tenía la comunidad autónoma justo un año antes. Ha perdido 73.
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-1.845.
Fue el balance del saldo vegetativo en Cantabria según estos datos durante 2017 (aún provisionales, como señala el Instituto Nacional de Estadística). Por séptimo año consecutivo, el saldo natural en la región (la diferencia entre nacimientos y defunciones) volvió a ser claramente negativo.
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1.296
habitantes ganó la región en el balance del saldo migratorio con el extranjero.
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497
es el resultado (en positivo) para Cantabria del saldo migratorio entre comunidades autónomas.
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Vascos, castellanos y madrileños.
Entre los que vienen a vivir a Cantabria procedentes de otras comunidades, lo que más hay son vascos. Le siguen los que llegan de Castilla y León y desde Madrid. Respecto a los que salen de Cantabria no hay muchos cambios. El País Vasco es el principal destino seguido, en este caso, de Madrid y de Castilla y León.
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Entre las que perdieron población el último año.
Siete comunidades autónomas perdieron población en el último año. Junto a Cantabria (que fue la que menos perdió) están en este apartado Castilla y León, Extremadura, Asturias, Castilla-La Mancha, Galicia y Aragón. A ellas se suma la ciudad de Melilla. Las otras diez comunidades ganaron habitantes.
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1.335
ciudadanos españoles menos en la población total de Cantabria (el número de españoles ha pasado de 551.401 a 550.066). Por su parte, la población extranjera en la comunidad autónoma pasó de 30.076 personas hace un año a las 31.337 actuales (es decir, hoy hay 1.261 extranjeros más entre los habitantes totales).
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El aumento mayor, procedente de Sudamérica.
A la hora de analizar a la población residente en Cantabria por nacionalidades, entre los extranjeros sólo descendieron ligeramente los nacidos en países de la Unión Europea. El grupo que más aumentó en número durante el último año fue el de los procedentes de Sudamérica (de 7.756 personas a las 8.501 actuales).
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Sobre los datos.
Se trata de las Cifras de Población a 1 de enero de 2018 y de la Estadística de Migraciones (año 2017) del Instituto Nacional de Estadística (datos provisionales). El INE también destaca que «el incremento de población no es exactamente la suma de los saldos, debido a la partida de ajuste, que en 2018 consiste en una corrección de la población de 100 o más años».
¿Cómo? Desde luego no a costa de mejorar uno de los parámetros más preocupantes. A mediados de mayo este periódico publicó un informe sobre el saldo vegetativo. La cuenta natural. Nacidos menos fallecidos. Casi el 80% de los municipios cántabros perdía población en esta cuenta en base a los números de 2016. «Por sexto año consecutivo, el saldo natural de Cantabria volvió a ser negativo (casi 1.700 habitantes menos)», se decía en el primer párrafo de aquel artículo. Y el avance de lo ocurrido en 2017 demuestra que no se ha ido a mejor. A falta de ajustes en las tablas, el INE dice que el saldo ha deparado un resultado negativo de 1.845 personas. «La valoración global es clara: la situación demográfica de Cantabria es preocupante», concluía Juan Carlos Zubieta, del Taller de Sociología de la Universidad de Cantabria. «Cuando se observa la evolución de las cifras desde el año 2009 al 2016 -analizaba el experto-, todos los indicadores demográficos son negativos. Y cuando se comparan los datos de Cantabria en relación con el conjunto de España se concluye que la situación de nuestra región también es negativa. En todo (nacimientos, matrimonios y defunciones) estamos peor que la media».
España elevó su población un 0,28% frente a la caída regional del 0,01%
Saldo migratorio
¿Entonces? ¿Por qué se ha suavizado la caída? Desde el año 2009, el saldo migratorio con el extranjero no daba una cifra en positivo tan alta. En términos cuantitativos, a nivel nacional, Cantabria ocupa el puesto número doce en este apartado. Aparentemente discreto. Está muy lejos de los 43.771 nuevos habitantes de la Comunidad de Madrid o de los 42.990 de Cataluña (los que encabezan la tabla). Pero, en términos relativos, los 1.296 que sumó Cantabria al hacer la operación entre los que se fueron y los que llegaron del extranjero son de vital importancia. Tanto, que ese es el dato que explica que la región haya estado a punto de corregir su tendencia en picado.
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Crecimiento.
Por segundo año consecutivo se ganó población (132.263 personas).
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El total.
A 1 de enero de 2018, 46.659.302 habitantes.
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Desglose.
El número de españoles se redujo en 20.337 personas. El de extranjeros aumentó en 152.600.
De 2011 a 2015 por este lado también se perdieron habitantes (en 2012, hasta 1.369 personas). Fue uno de los motivos de la caída en picado. El último balance disponible hasta este lunes ya reflejó un cambio, con una ganancia en población de 457 personas. Pero el que acaba de hacer público el INE multiplica casi por tres ese dato.
Es bueno, en este punto, explicar el peso que tienen los nacidos en España y en el extranjero en el conjunto de la población actual de Cantabria. Los primeros suponen el grueso de los habitantes. Eran, en total, 550.066 a comienzos de 2018. Pero su número ha descendido de forma notable en el último año. En concreto, hay 1.335 personas nacidas en el país menos.
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2011.
590.874
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2012.
592.387
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2013.
590.037
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2014.
587.682
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2015.
585.359
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2016.
582.504
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2017.
581.476
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2018.
581.403
Por contra, la población extranjera ganó enteros. Del total de habitantes, 31.337 son nacidos fuera de España (1.261 más en relación al año anterior). Agrupados por conjuntos de países, salvo por una breve caída de los procedentes de los estados miembros de la Unión Europea que residen aquí (diez personas menos, algo casi anecdótico), crecieron todos los grupos que delimita el INE en su estadística. Los que vienen del resto de Europa, los de África, los de América del Norte o Centroamérica y Caribe, los de Asia... Hasta los que proceden de Oceanía y -como curiosidad- los que se consideran apátridas (pasaron de 20 a 37). Pero el salto más significativo se da entre la población procedente de Sudamérica que había en 2016 y la que había nada más terminar 2017 (en total, hay 8.501 personas y un aumento de más de 700).
No es casualidad que a la hora de mirar las tablas a nivel nacional, el país del que más inmigrantes llegaron a España en los dos últimos años sea Venezuela, con una grave crisis social y económica. Con mucha diferencia sobre el segundo, que es Ecuador, o sobre el tercero (el Reino Unido). En este sentido, a nivel estatal, los datos reflejan que la inmigración creció un 28,4%, mientras que la emigración lo hizo en un 12,4%.
Entre comunidades
Tampoco le fue mal esta vez a Cantabria en el saldo migratorio entre las distintas comunidades autónomas españolas. Aquí vinieron a vivir 497 personas más que las que salieron de esta tierra para irse a otra provincia. Octavo puesto a nivel nacional entre las diez autonomías que ganaron población (teniendo en cuenta que otras siete salieron perdiendo en la cuenta). Y también el mejor resultado de los últimos años.
La procedencia y el destino de los que van y vienen no sorprende demasiado. La vecindad es la que marca la pauta y el País Vasco -tanto en origen como en destino- es la que encabeza entradas y salidas por delante de los traspasos de población con Castilla y león y con la Comunidad de Madrid. Lo habitual para el traslado, en estos casos, son los motivos laborales.
De perder población en los saldos migratorios (con el extranjero y entre autonomías) a ganarla. De expulsar vecinos a atraerlos. Ese es el cambio que parece consolidarse mirando los números de los dos últimos años. Pero sin que eso sea capaz de compensar el gran problema. Menos nacimientos que defunciones. Con todo lo que eso lleva aparejado.
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