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El consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, confirmó ayer la llegada inminente del primer lote de test rápidos a Cantabria. El Estado ha asignado a la comunidad autónoma 12.700 pruebas de este tipo, que según le comunicó en una llamada telefónica la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones, estarán disponibles hoy mismo y se sumarán a otros 2.000 de una compra del Servicio Cántabro de Salud que también están ya disponibles.
Se trata de una herramienta fundamental en la lucha contra el coronavirus, porque permitirá llevar a cabo análisis mucho más generalizados y acortando notablemente los tiempos de diagnóstico. La noticia llega al mismo tiempo que el Ejecutivo regional anuncia que ha encargado la confección de 225.000 mascarillas para repartir de manera masiva a los cántabros, una medida que tiene que ver con el cambio en los criterios del Ministerio, que ahora se inclina por aconsejar a toda la población que utilice esta protección fuera del hogar para reducir la posibilidad de contagio.
La introducción de los test rápidos era una de las grandes demandas de los sanitarios y los expertos en Epidemiología, ya que el resultado se logra en tiempo real y es posible aislar al paciente que dé positivo en el momento. Hasta ahora, Cantabria ha realizado 9.091 pruebas de tipo PCR, más eficaces y con menor margen de error que los test rápidos, pero también mucho más laboriosas. Requieren recoger una muestra con un hisopo y analizarla en el laboratorio. Su capacidad de alcance es insuficiente en circunstancias como las actuales aunque, comparativamente, Cantabria es una de las que ha tenido más éxito a la hora de su extensión. El refuerzo de medios y personal del laboratorio de Microbiología de Valdecilla con el apoyo del Idival ha permitido llegar hasta los cerca de 650 análisis PCR diarios -duplicando las cifras previas- y que la comunidad autónoma sea la segunda de España con más pruebas por habitante.
Después de volver a manifestar sus quejas a Pedro Sánchez por la falta de material durante la videoconferencia de presidentes autonómicos, Revilla confió en que esta vez la promesa de la llegada de los test rápidos se materialice. De ser así, los primeros beneficiados serán los usuarios y trabajadores de los centros de mayores: «Esperemos que con esto nos podamos meter de lleno. Allí no puede quedar nadie sin que sepamos si está contagiado».
En cuanto a esas 225.000 mascarillas, que se han encargado a una empresa de Camargo, se repartirán a la población a través de los municipios, Protección Civil y Cruz Roja. Esta herramienta sirve no tanto para evitar coger el virus, sino para prevenir que los contagiados que presenten síntomas lo expandan a las personas que siguen sanas. No será una mascarilla al uso, sino que estará formada por dos telas dobles unidas que se sujetan en las orejas. El Ejecutivo da por hecho que tendrá que realizar sucesivos encargos.
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