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«No nos podemos relajar bajo ningún concepto». El director de Salud Pública, Reinhard Wallmann, lo repitió varias veces este miércoles durante la rueda de prensa semanal en la que confirmó que la cuarta ola ya ha alcanzado «la cima», consciente del inquietante escenario ... que se abre a partir del domingo, 9 de mayo, con el fin del estado de alarma. Y fue claro: «Cantabria se encuentra en situación de alto riesgo, rozando el nivel de alerta 4. La precaución tiene que mantenerse al máximo, pero perdemos el escudo que nos protege, que incluye medidas que han contribuido a la bajada de casos», en referencia al cierre perimetral de la comunidad autónoma, el toque de queda y la limitación de los grupos de personas, las tres restricciones a la movilidad que decaen junto al estado de alarma, si no hay resquicio legal al que puedan agarrarse los territorios partidarios de mantenerlas.
A la espera de lo que resuelvan los fallos judiciales, Wallmann reconoció que es «una faena que no contemos con estas herramientas» de contención en un momento tan crítico en el que «lo más lógico sería mantener las medidas todo lo que podamos e, incluso, intensificarlas».
De ahí que anunciara ya la prórroga durante otros 14 días de las pocas restricciones que hasta ahora se regían por el estado de alarma y que las comunidades autónomas tienen capacidad de mantener de acuerdo a la legislación ordinaria. Salud Pública avanzó la inminente publicación de un nuevo decreto en el Boletín Oficial de la comunidad autónoma –se espera para hoy– que mantiene el cierre de todo tipo de establecimientos públicos, también los de hostelería, a las 22.30 horas. Es decir, que el domingo no habrá ya toque de queda y los ciudadanos podrán permanecer fuera de sus hogares en cualquier momento de la noche sin causa justificada, pero eso no significa que los bares y restaurantes puedan funcionar con su horario habitual.
Todo parece indicar que a partir del 11 de mayo también se prorrogará el cierre del interior de la hostelería, vigente en un principio hasta esa fecha, aunque sujeto a la evolución epidemiológica. De hecho eso fue lo que se desprendió de la comparecencia matinal de Wallmann, aunque la Consejería de Sanidad, por la tarde, matizó sus declaraciones, aclarando que el decreto en ciernes es el relativo al horario de cierre, una vez suprimido el toque de queda.
El resto de medidas sanitarias, que dependen directamente de la Consejería, son indefinidas mientras Cantabria continúe en el nivel de alerta 3, riesgo alto. En definitiva, sólo se abrirán los interiores y volverán los aforos más generosos en centros y actividades culturales o deportivos cuando descienda al peldaño inferior, al nivel de riesgo 2. «El horario de los bares y restaurantes, como el del resto de establecimientos públicos, será hasta las 22.30 horas», aunque no exista la presión del toque de queda, que se aplicará por última vez el sábado. Una restricción horaria que no afecta a centros sociosanitarios, oficinas de farmacia, servicios de urgencias, gasolinas y estaciones de servicio.
Además del uso obligatorio de la mascarilla y la distancia interpersonal de metro y medio, Wallmann repasó el conjunto de medidas que continuarán vigentes más allá del fin del estado de alarma, que incluye la limitación del aforo de las terrazas al 75%, con un máximo de seis personas por mesa, o la reducción de la capacidad en los centros y actividades culturales. Así por ejemplo, los cines y teatros podrán ocupar hasta un 50% de sus asientos. En cuanto a las actividades deportivas, recordó que al aire libre son cuatro el máximo de personas que pueden coincidir y que sigue prohibida la práctica deportiva en espacios cerrados. Concretó también los aforos de público en ese ámbito: en espacios abiertos, como campos de fútbol, hasta un tercio del total, con un máximo de mil asistentes.
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Lo que será cosa del pasado será el cierre perimetral de la comunidad autónoma y el toque de queda, fijado actualmente entre las 23.00 y las 06.00 horas. Y lo mismo ocurre con la limitación de las personas que se pueden reunir en viviendas (hasta el sábado un máximo de cuatro, salvo en las familias con un número de convivientes más elevado) que decaerá el próximo domingo con el fin del estado de alarma, ya que sólo con este paraguas legal se pueden limitar los derechos fundamentales a los que afecta. Un cambio que parece definitivo a partir del 9 de mayo. «Veremos el impacto que va a tener esto», subrayó Wallmann.
Sanidad es partidaria de mantener el cierre perimetral y el toque de queda –pese a que Revilla descartó de plano lo primero y dejó en manos de la Consejería lo segundo–, pero no lo va a proponer por las dificultades legales que observa. Sólo si otros territorios que han iniciado este mismo camino tienen éxito y consiguen la aprobación de sus respectivos tribunales de justicia o posteriormente del Tribunal Supremo en última instancia, Cantabria se subirá al carro y recuperará una o varias de estas restricciones. Por el momento, ninguno de los territorios que ha manifestado su intención de explorar esta vía ha hecho avances en las últimas horas, aunque regiones como la Comunidad Valenciana o Castilla-La Mancha se mantienen firmes en su intención. También las Islas Baleares o País Vasco pese a que sus Fiscalías dicen que no son favorables a apoyar la permanencia del toque de queda, pero la decisión depende de su tribunal.
Aunque el Gobierno central ha señalado que la respuesta de la Justicia será rápida, no hay un horizonte temporal claro para despejar ese escenario. Por eso, mientras tanto, Salud Pública apunta que no dudará en utilizar otras alternativas para las que no observan impedimentos legales. Por ejemplo, el cierre perimetral no de toda la región, sino de municipios o barrios concretos, como ya se hizo en La Inmobiliaria (Torrelavega) y cuatro localidades a finales de verano y comienzos de otoño, «porque se pueden hacer sin pasar por un juez».
En estos momentos, el foco se centra en Castro Urdiales, que tiene una incidencia que casi triplica la del conjunto de Cantabria. Ayer llegó a los 603 casos por cada 100.000 habitantes, tras sumar el martes otros doce contagios en un día. «De momento no lo vamos a aplicar, pero lo vamos a evaluar». Tanto el nivel de transmisión del virus como la tasa de positividad alcanzan cifras preocupantes, según expuso Wallmann, sin embargo el indicador de ocupación hospitalaria –en este caso la referencia es Laredo– es el que está ejerciendo de freno, al mantenerse por debajo del 10%.
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