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«El que se queda a dormir es porque viene a cenar o a comer. Si no tuviéramos el restaurante no tendría sentido tener el hotel abierto estos días». Esas palabras de Emérito Astuy, responsable del hotel que lleva su apellido en Isla, explican ... la primera conclusión. Que la restauración, la mesa, está siendo desde el viernes uno de los principales motores del escaso movimiento de pernoctaciones previsto en esta Semana Santa. Mucha más mesa que cama. De hecho, buena parte de los alojamientos que han decidido abrir estas vacaciones (que no son muchos) lo hacen porque tienen restaurante (o balneario, otro atractivo complementario). Si no, no compensa. La segunda gran conclusión para hacerse una idea del mapa donde hay alojamientos abiertos y con cifras de reservas algo por encima de una media muy pobre tiene que ver con la ubicación. Las zonas más rurales y las más alejadas de Santander y su entorno (porque el hipotético huésped vendría de allí) son las que, sin alardes, más van a trabajar en unos días pensados para intentar no fomentar la cuarta ola. Liébana, sobre todo, y –aunque algo menos– la zona del Asón, Valles Pasiegos, Campoo...
Si hablamos de pernoctaciones, el turismo local es un pastel muy pequeño y nada está tan lejos en Cantabria como para no ir y volver en el día. Además, la norma no escrita dice que el movimiento interior, cuando hay, se centra más en la zona occidental o en la Cantabria profunda (la costa oriental, por ejemplo, vive más de los visitantes de otras provincias). «El de Santander, para quedarse a dormir sin poder salir de Cantabria, se va lo más lejos posible», dicen en el sector. Así que sólo hay que echar un vistazo al mapa. Para completar el tablero de estos días, hay que incluir los anuncios respecto a la vigilancia (con un dispositivo de novecientos agentes y más de 650 controles previstos de aquí al día 9). Y, por supuesto, el llamamiento desde el Gobierno regional –lo hizo Revilla– a moverse lo menos posible del municipio propio. Tanto es así que ha habido un cambio de estrategia. Hace menos de un mes, el plan de la Consejería de Turismo era organizar algún tipo de campaña para fomentar el consumo en restaurantes y alojamientos cántabros. El movimiento interior. Pero el repunte de contagios frenó esa idea, que se ha quedado por el momento en el armario a la espera de tiempos mejores. Las campañas institucionales se han sustituido por el llamamiento a la prudencia, incluso interna.
Ángel Cuevas | Asociación de Hostelería
Así las cosas, los empresarios han tenido que decidir. ¿Abrimos? ¿Merece la pena? «Estarán cerrados el 80 o 90% de los hoteles», dice Ángel Cuevas, el presidente de los hosteleros. Se refiere, sobre todo, «al hotel puro y duro, a la cama» (más allá de los que tienen restaurantes y otros complementos) y fuera de la zona más rústica. «De Castro a San Vicente, casi todo cerrado». Es más, entiende que «los cerrados pierden dinero, pero los abiertos también». «Incluso más». Primero, porque las ocupaciones son «ridículas» y, en segundo lugar, porque lo que se ha trabajado en las semanas previas «no ha tenido rendimiento». Con la incertidumbre del último mes (de la esperanza inicial de abrir las fronteras provinciales a la confirmación del cierre, y del intento de captar al turista interior al llamamiento final a moverse lo menos posible), «el personal que has tenido trabajando en recepción ha estado cogiendo reservas y a los tres días anulaciones». Se han quedado casi a cero. «Te tiras una hora con un cliente para arreglar que si el niño en la habitación, que si la mascota o lo que sea y, al día siguiente, en este contexto, te llama para anularlo todo».
Hotel Chiqui (Santander). «Más flojo, incluso, que las semanas anteriores». Un día puntual de la semana que viene alcanzarán el 20%. El máximo.
Gran Hotel Victoria (Santander). Este fin de semana estaban entre el 15 y el 20%. Para el próximo, «casi nada, en torno a un 10% y con precios bajos».
Hotel Juan de la Cosa (Santoña). Han abierto viernes, sábado y domingo y la semana que viene, de jueves a domingo. «La ocupación es cero patatero».
Posada de Ojébar (Rasines). Este fin de semana tenían reservada una habitación. «Y hay algo más para el próximo fin de semana, pero poco más».
Apartamentos Costa Esmeralda (Suances). De media, en Semana Santa, un 7%. «Un día hay un apartamento; dos otro día; tres otro, el que más».
Casona La Hondonada (Terán). «Dio un bajón». Muy bajo estos días y, para los que vienen, el tope es el 50% del Jueves Santo (25% el viernes).
Camping Somo Parque. Las reservas el viernes eran cero para estos días y los próximos. Esperan un 20-30% en Semana Santa con la última hora.
Gran Hotel Balneario de Puente Viesgo. Contaban con llegar al 50% este fin de semana y para Semana Santa tenían un 24%, «pero está subiendo».
Hotel del Oso (Cosgaya). Abierto parcialmente (no todo el hotel). Para ayer tenían entre un 25 y un 30%. El jueves próximo, un 60% (50% viernes y sábado).
Hotel Astuy (Isla). «Sin el restaurante no tendría sentido abrir». Las reservas estaban entre el 20 y el 25%, aunque esperaban mejorar a última hora.
Sirva también de ejemplo una encuesta entre unos cincuenta negocios pertenecientes a la Asociación de Turismo Rural. Hay más abierto (menos de lo habitual, en todo caso), pero con poco movimiento salvo contadas excepciones. El 69% de los alojamientos en este ámbito está disponible. Pero de esos, más de un 30% no contaba el viernes pasado con ninguna reserva a la vista. Cero. «El resto, una o dos, salvo en Liébana y Valderredible, donde hay ocupaciones que pueden llegar a rondar el 60%». Lo contaba el presidente de este colectivo, Jesús Blanco. Liébana, Campoo, la zona del Asón, los montes pasiegos... Trabajarán algo. Y más los que ofrecen viviendas completas o apartamentos que los que ofertan por habitaciones. «En el resto, casi nada».
En los campings, parecido. Si lo normal es empezar la temporada con la Semana Santa (algunos un poco antes y otros, un poco después, pero en general, es así), muchos han decidido no arrancar «hasta que no empiece el movimiento». «Y los que estamos abiertos tenemos muy poco, por no decir nada», puntualiza Eneko Valle, presidente de la asociación. Si acaso, algún «bungaló o gente de paso», pero muy poco reservado.
Las conversaciones con quienes cogen el teléfono desde los establecimientos abiertos confirman el panorama. Muy pocas reservas, estancias cortas (predomina de una noche) y muchas, vinculadas con paquetes y ofertas. Habitación más cena, noche con derecho a uso del spa, desayuno gratuito... «Preguntan mucho por esos paquetes», comentaban en el Hotel del Oso, en Cosgaya. Allí tienen el hotel abierto parcialmente y aprovecharán su entorno rural y el tirón de su restaurante. Como el Astuy, «porque lo poco que hacemos es por el 'pack' gastronómico». «Si no, nada, y aún así resulta insuficiente para mantener un negocio como este». El complemento, más allá de la cama, es básico para atraer al turista local. En el balneario de Puente Viesgo, por ejemplo, tienen algunos clientes de fuera al tratarse de un centro sanitario. Viajeros con prescripción médica. En general, allí –tenían un precio especial para residentes en Cantabria– destacaban el viernes que estaban recibiendo reservas desde el día anterior.
Jesús Blanco | Asociación de Turismo Rural
«¿Que te diga cómo va la Semana Santa? Pues te digo que no hay Semana Santa», contestaban desde el Hotel Chiqui, en Santander. Algunos grupos vinculados a competiciones deportivas maquillaban las cifras de este fin de semana, pero la ocupación para los próximos días «es más floja que una semana normal (normal, en este contexto de los últimos meses)». Si los hoteles que permanecen abiertos sobreviven alojando a los que viajan por trabajo, «esta semana ni esos». «Y lo poco que hay, con precios bajos. Pero ni bajándolos», confirmaban en el Gran Hotel Victoria, también en la capital.
Una media del 7% en los apartamentos Costa Esmeralda de Suances, una habitación ocupada este fin de semana en la posada de Ojébar (Rasines) o cero reservas en ese momento en el Camping Somo Parque... «Nosotros –contaban desde el hotel Juan de la Cosa, de Santoña– hemos abierto el viernes, sábado y domingo. La próxima semana, en principio, de jueves a domingo. Pero la ocupación es cero. Hay reservas, como un 10%, pero todas son condicionadas y damos casi por hecho que, si son gente de fuera, no van a venir. Y en cuanto a habitaciones de gente de aquí, podemos tener una o dos. Muy poco. Abrimos por estar ahí, porque trabajamos mucho la restauración y por estar disponible para nuestros clientes, para que se acuerden de nosotros. Hay clientes que nos llaman para ver qué tal estamos, con un afán colaborativo, de querer venir y aportar. Pero hay que rendirse a la evidencia y con los cierres perimetrales, no se hace nada».
Eneko Valle | Asociación de Campings
Ojo. El repunte de contagios de estos días está sembrando de dudas el horizonte. El verano. Se habló de cerrar ahora para garantizarlo. «Pero yo ya no estoy tan convencido como estaba hace poco. Y eso sí que sería una catástrofe», apunta Jesús Blanco. «Claro que tememos por el verano», añade Ángel Cuevas, que recuerda que falta por vacunar al 90% ya casi metidos en abril. «Dicen que para el verano, un 70% estará ya. ¿Pero cuándo? ¿El 21 de junio o el 10 de septiembre? No se mojan y no es lo mismo».
El viernes por la mañana, el número de asientos reservados en el vuelo procedente de Marrakech que aterrizará este lunes en el Seve Ballesteros era de 24. Es el primer vuelo internacional en semanas, ya que las compañías cancelaron todo lo que había en estos últimos tiempos dadas las restricciones y la mínima demanda. En el viaje en sentido inverso, de Cantabria a la ciudad marroquí, la reserva de Ryanair era este viernes de 69 plazas asignadas. Desde el 26 de marzo al 4 de abril –el grueso de la Semana Santa–, la oferta del aeropuerto incluye viajes a Madrid, Barcelona, Tenerife Norte y Gran Canaria (además del de Marrakech), aunque el número de frecuencias es muy reducido.
Las pantallas de la terminal estarán, más bien, vacías frente a la actividad habitual en estas fechas (más de 100.000 pasajeros en abril de 2019). De los 19 destinos disponibles en la Semana Santa de hace dos años (la última 'normal') a los cinco actuales. De hecho, hace unos días se anunció que los vuelos a Sevilla (que ya se ofrecían en la web de Volotea) finalmente se retrasaban y no entrarán en la oferta durante las vacaciones.
¿Qué vuelos habrá esta semana? De entrada, se mantiene la programación con Madrid en los términos de estos meses. Operados por Air Nostrum, sin hacer noche en Santander y sin la posibilidad, en la práctica, de ir y volver en el día. Dos frecuencias los lunes, jueves, viernes y domingo, y una los martes, miércoles y sábados.
Mañana, lunes, operará el vuelo de Ryanair a Marruecos, la única oferta internacional. También para esta jornada está previsto el viaje con Binter a Tenerife Norte. La oferta canaria se completa con el vuelo a Gran Canaria el primer día de abril.
En este breve calendario queda solamente la conexión con Barcelona, la segunda más importante del aeropuerto y que ha desaparecido de la programación en este contexto. Esta semana sí habrá vuelos, pero de forma puntual. Será con Vueling. Hoy mismo hay una salida, el martes habrá otra y está prevista una más para el jueves.
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