Miles de cántabras marchan por la igualdad en Santander

Los asistentes superan la cita del año pasado en una movilización liderada por mujeres que reclaman un cambio real por la igualdad

José Carlos Rojo y Álvaro G. Polavieja

Santander

Viernes, 8 de marzo 2019 | Actualizado 09/03/2019 15:39h.

La trascendencia de la marea morada que esta tarde cubrió como un tsunami las calles del centro de Santander alcanzó más allá de la cita como tal: «Constata que el movimiento que comenzó en marzo del pasado año tiene continuidad. Que aquello no fue cosa de una moda o de una anécdota, sino que despertó algo muy profundo que tiene continuidad y parece que va a tenerla durante mucho tiempo. Al menos hasta que logremos la igualdad real». El ideario de Teresa Toribio, una de las miles personas que se sumó al recorrido que partió a las 19.00 horas de Cuatro Caminos para terminar a las 21.00 en la plaza del Ayuntamiento, quedó respaldado con la cifra de asistentes, que superó, sin duda, a las 22.000 personas que inauguraron en 2018 estas movilizaciones.

«Estamos felices porque es un día maravilloso y estamos todas en la calle para pedir lo que es nuestro. El fin de la violencia que a la mujer le llega por todos los sitios: laboral, de pareja, institucional, etc. Tenemos que decir basta ya y seguir luchando para demostrar que deben respetarnos porque si nosotras paramos, aunque solo sea un minuto, se para el mundo», zanjó Nieves Gutiérrez, de Asambleas Abiertas Feministas de Cantabria. Ella sujetó, precisamente, el lema de la manifestación, el mismo que desvelaba en su declaración:'Si se nosotras paramos, se para el mundo'.

Lo defendió fuerte en una cabeza de la manifestación que partió minutros antes de la hora prevista de Cuatro Caminos, debido a la multitud congregada, con una cabeza comandada principalmente por chicas jóvenes, algunas adolescentes, que demostraron que las nuevas generaciones piden con fuerza un cambio de verdad. «No nos gusta este sistema social y político que no nos representa. Exigimos de una vez por todas la igualdad y la equidad», enfatizó Sinai Gil, de la asociación Ijanas. «Por eso salimos a la calle, porque queremos dejarnos ver y mantener el mensaje. Cuanto más presentes estemos más caso nos harán y lograremos cambiar las cosas aunque sea poco a poco».

Como un torrente desbordado, la riada de personas descendió por San Fernando recogiendo a su paso grupos de gente como una suerte de afluentes que iban engordando el caudal. Tal es así que a su llegada al Ayuntamiento, la caminata de los rezagados alcanzaba hasta la boca del túnel. Entre el tumulto, muchas representantes de asociaciones feministas de Cantabria, algunas sindicalistas y también figuras de la política local. Aunque el PP había dicho que no iba a asistir a las manifestaciones, entre los asistentes en Santander sí estaba la alcaldesa Gema Igual junto a la concejala de Barrios, Carmen Ruiz.

La masa descendió a paso lento, saboreando el momento, agitando pancartas con mensajes diversos; aunque todos dirigidos a lograr los derechos de las mujeres: 'Ser valientes es un mundo de hombres es ser mujeres'; 'No soy Siri, búscate la vida'; 'Existimos porque resistimos'; 'No nací mujer para morir por ello'; 'Ni sumisas, ni devotas'. Algunos, incluso, estaban improvisados sobre un cartón, porque lo importante no era tanto el continente como el contenido, las ganas con que la abuela, la hija y la nieta caminaron de la mano por un ideario que después de lo visto en el centro de Santander, parece más fácil de trasladar a la realidad.

«Hermana, escucha, aquí estamos en la lucha», gritaron. «Basta ya de justicia patriarcal»; «Por las que ya no están» o «fuera machistas de las instituciones», fueron los gritos más escuchados a lo largo de un itinerario que congregó además a cientos de curiosos que secundaron el evento desde la retaguardia de las aceras a ambos lados del paseo.

Cuando llegaron al Ayuntamiento, al aluvión humano dejó constancia de que sin duda la cifra de asistentes era superior a la del pasado año. Allí, las más veteranas aplaudieron, algunas incluso emocionadas, a la hueste de jóvenes que lideraron una marcha dominada por el ímpetu, las ganas de cambio y la fuerza por ser escuchadas.

Así que allí, en el centro simbólico de la capital, la plaza del consistorio, subieron al estrado para leer el manifiesto preparado por la Comisión 8 de Marzo, de la que forman parte organizaciones feministas, partidos políticos y sindicatos, para decir alto y claro: que «basta ya», que «somos miles las mujeres de todo el mundo dispuestas a conseguirlo» y que «con la fuerza colectiva hemos abierto espacios y conseguiremos cambios».

Imagen principal - Miles de cántabras marchan por la igualdad en Santander — Javier Cotera

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Imagen secundaria 2 - Miles de cántabras marchan por la igualdad en Santander

Como en 2018, el micrófono sobre el tablado cambió de manos para simbolizar la reivindicación más veterana y también la más joven. Para poner sobre el tapete que esta 'lucha' es de todas las mujeres, sin importar la edad, la condición, la religión o nacionalidad, el estatus social o la profesión. «Todas estamos unidas por esta misma causa porque es la causa de todas», enfatizaron.

El texto, ya redactado, se extendió más en las exigencias. «Nuestras vidas siguen marcadas por las desigualdades, por las violencias machistas, por la precariedad, por procesos de exclusión derivados de nuestros empleos, la expulsión de nuestras viviendas, el racismo; porque no hay corresponsabilidad ni de los hombres ni del Estado en los trabajos de cuidados».

Y es que la protesta trascendió las fronteras de la igualdad para alcanzar a algo más profundo, «a ese sistema patriarcal que termina irremediablemente en el capitalismo y que es la perdición no sólo de las mujeres sino de toda una sociedad que está cansada de tanta voracidad». A cada nueva consigna, y con las pausas en la oratoria en la plaza del Ayuntamiento, los silbidos y los aplausos de apoyo a las ideas ensordecieron los alrededores. Era el modo de secundar las palabras que emitían los altavoces y que llegaron también a todo el gentío que no logró alcanzar una plaza del Consistorio repleta de gente.

«Formamos parte de las luchas contra las violencias machistas, por el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra vida, por la educación laica y pública, por la justicia social, el trabajo digno, la vivienda, la salud pública y la soberanía alimentaria», reclamaron. «Porque somos antirracistas estamos contra la Ley de Extranjería y los muros que se levantan en nuestro país;porque somos antimilitaristas estamos contra las guerras;contra los estados autoritarios y represores que imponen leyes mordaza y criminalizan la protesta y la resistencia feminista». Y en una nueva pausa, los banderines morados ondearon rítmicamente entre aplausos y celebraciones.

Maneras todas de jalear un mensaje que ha evolucionado con respecto a lo que se escuchó el pasado año, cuando se gestó el germen de todo este movimiento que en 365 días se ha dejado notar en el protagonismo que ha adoptado en los medios, en el nombramiento de un Gobierno de España liderado por ministras y en la respuesta que muchas instituciones han encontrado al nombrar por vez primera a una mujer en el cargo de más alta responsabilidad. Un mensaje, a fin de cuentas, que ha pasado del singular al plural. De nombrar a la mujer a contemplar a todas las mujeres y donde la unión es la base de su fuerza. «Estaremos unidas para ser libres», defendieron frente a la masa, y el espíritu de grupo encontró respuesta en la marea. Unidas, también, «para que la justicia nos crea y deje de aplicar la lógica patriarcal». «Porque la educación afectivo-sexual esté contemplada en el currículo escolar y sea integral»

«Para conseguir una sociedad que respete y valore la diversidad sexual, y para que el aborto se reconozca como un derecho de las mujeres». «Para romper fronteras, el racismo y la xenofobia que nos atraviesa y recorre toda la sociedad y para la protección de todas». «Para garantizar nuestros derechos, para que podamos tener vidas dignas y se rompa la división sexual». «Unidas por una economía sostenible y contra el capitalismo, para defender lo común a través del apoyo mutuo». Y es que es éste un trabajo que exige un largo plazo. Por eso no cabe sino trabajar duro de cara al futuro:«Por todas las activistas que nos han traído hasta aquí, por las que fuimos y por las que seremos». La lucha se simbolizó ayer en las calles pero continuará hoy, mañana y siempre, en la vida diaria.

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21:06

Aunque los actos oficiales de la manifestación del