Así, los datos oficiales proporcionados por el Instituto Cántabro de Servicios Sociales (Icass) confirman una caída de la lista de espera del 71%. Esa es la buena noticia, pero la otra cara de la moneda es que estas mejoras han llegado tarde para 478 cántabros -el dato está actualizado a 25 de noviembre- que han fallecido mientras aguardaban su turno. Tenían de media 86,4 años. Todo pese a que, en la comparación nacional, Cantabria sale bien parada respecto al resto del país. De las 25.285 solicitudes que han entrado en el sistema, se han resuelto 24.763, lo que significa el 97,9% del total. Son 5,7 puntos por encima de la media, lo que la convierte en la quinta comunidad autónoma más eficiente. «Cantabria se encuentra a la cabeza de España en el desarrollo del Sistema para la Dependencia», insisten desde la Dirección General de Servicios Sociales, que destacan otro dato. De esas personas evaluadas en estos momentos, 20.952 han visto reconocido su derecho a prestación, el 84,6%, frente a la media nacional de 79,2%, lo que posiciona a Cantabria en la cuarta posición del ránking estatal.
Es decir, casi nueve de cada diez solicitudes que se presentan en la región se resuelven favorablemente y se les reconoce uno de los tres grados de dependencia que existe: Grado I (moderada, cuando la persona necesita ayuda para realizar algunas actividades básicas de la vida diaria o tiene limitaciones en su vida personal), Grado II (severa, cuando las actividades básicas que no puede realizar son más, pero no requiere presencia permanente de un cuidador) y Grado III (gran dependiente, cuando necesita ayuda por su pérdida total de autonomía física, mental, intelectual o sensorial y requiere de apoyo continuo).
En lo que va de año el Icass ha sumado 204 nuevas estancias concertadas para personas mayores
El departamento que dirige la socialista Ana Belén Álvarez acreditó el pasado mes de febrero a 25 nuevos profesionales -personal proveniente del Servicio Cántabro de Salud- como valoradores de la dependencia hasta llegar a los 97 efectivos. Como era de esperar, más personal se tradujo en más fluidez y caída en la lista de espera. Lo demuestra esa misma estadística de personas fallecidas a la espera del reconocimiento. En el mes de enero, antes de la llegada de los refuerzos, murieron 75 personas en esa situación. A partir de ahí, ya con los nuevos equipos en funcionamiento, las cifras se redujeron a la mitad: 40 en febrero, 43 en marzo... hasta el mínimo anual de 22 fallecidos de la lista de espera en junio.
«Desde 2012 no se acreditaban profesionales para ser valoradores», recuerdan en Servicios Sociales, que ya avanzan que en 2021 se creará una nueva Unidad de Valoración y Orientación que duplicará las capacidades actuales. Estos equipos son los que se encargan de decidir el grado de discapacidad. Hoy, en Grado I hay 6.511 dependientes (26,3% de las solicitudes totales, tanto aceptadas como rechazadas), en Grado II otros 8.542 (34,5%) y en Grado III son 5.899 (23,8%).
Este equipo también se encarga de orientar al usuario hacia el tipo de prestación o servicio que mejor se adapta a sus necesidades entre los que se ofrece desde el sistema público a los 17.021 beneficiarios: las plazas de promoción de la autonomía personal (aquí están el 24,5% del total de usuarios), la teleasistencia (9,5%), la ayuda a domicilio (5,1%), los centros de día o de noche (6,9%), la atención residencial completa (18,2%) o la prestación de cuidados familiares (35,6%). Otras 3.704 personas (17,7%) tenían derecho a alguna de las opciones anteriores, pero por diversos motivos prefirieron renunciar.
La Consejería, que destina 141 millones de euros al Sistema de Autonomía y Dependencia, reconoce las demoras, pero también los avances. Por ejemplo, que hoy no hay espera en ayuda a domicilio, teleasistencia y centros de día. Otro «logro» es que se ha alcanzado un récord de plazas concertadas en residencias con 7.739 habitaciones. Esto permite que tengan allí plaza el 18,2% de las personas dependientes, frente al 11% de la media nacional.
Perfil más habitual: Mujer, de 80 años y con un grado severo de dependencia
Las estadísticas que maneja el Instituto Cántabro de Servicios Sociales (Icass) de las usuarios a las que presta asistencia permiten dibujar el perfil más habitual de las personas en situación de dependencia en la comunidad autónoma. Se trata de una señora de 80 años y con un grado severo (el medio de los tres que existen) reconocido. Por sexos, el 64% de los dependientes de la región son mujeres –viven más años–, frente al 36% de hombres.
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