![La cena desde casa de una empresa de Laredo](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202011/29/media/cortadas/morales01-kZIB-U1209053840820BC-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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La idea era vestirse para la ocasión, peinarse como es debido y poner la mesa de las noches importantes. «Luego ya veremos quién lo hace, pero mi plan es ir de traje. Por lo menos la parte de arriba, aunque me ponga pantalón de pijama ... y zapatillas». Total, eso no iban a verlo los invitados. Porque en Morales Distribución y Limpieza, de Laredo, no querían perderse la cena de empresa. Y la hicieron. El viernes, con menú de encargo y cada uno desde casa. Pero la hicieron. Y al margen de la anécdota, la historia tiene un significado más hondo. Buena parte de sus clientes están en la hostelería (les venden productos y limpian). Saben por lo que están pasando. «Lo que se nos ocurrió es hacer esto y difundirlo como idea para que otras empresas se animen y mover un poco el sector. Si por difundir esto se venden cien menús en Laredo, pues bienvenido sea».
Lo cuenta Manuel Ibarra, el marido de María Jesús Morales, «la jefa de la empresa». «Los protagonistas de esto queremos que sean los hosteleros», insiste. Son quince en total. «Para nosotros la cena de Navidad es muy importante, la empresa pone el dinero. Invertir en una cesta buena, como es debido, nos saldría por ochenta o noventa euros por persona, y eso ahora se nos hacía imposible. Pero no queríamos dejar de hacer algo porque tenemos un personal que se merece todo». Ahí surgió la fórmula. «Ves que muchos negocios están cerrados o a medio gas y que están intentando mover el tema de los menús para llevar. Se nos ocurrió como hace quince días y lo organizamos». Porque el asunto requirió de cierta organización.
De entrada, eligieron dos restaurantes de Laredo. La Parra y el Galleta. Les comentaron lo que querían hacer y se mostraron encantados. Un entrante, un plato principal y un postre –antes de la cena ni siquiera sabían en qué consistiría el menú–. Una comida que se pasarían a recoger. «Sólo les pedimos que fuera algo fácil de transportar». Hicieron un sorteo para repartir comensales. Siete en un lado y seis en otro. Los de Laredo. Además, para la empleada que tienen en Santander, contactaron –le conocieron a través de Linkedin y «porque veíamos que era muy activo y se movía en redes sociales»– con Valentín González, de El Muelle del Barrio Pesquero. Otro que se sumó a la iniciativa. Un menú más. Quedaba una.
«Faltaba una chica que trabaja con nosotros durante el verano y que volverá el próximo. No podía faltar a la cena, aunque esté estudiando en Segovia». La empresa pone el dinero, pero, en este caso, ella se encargó de encargar su cena. Justo la compañera que reside en la ciudad del acueducto es la única que tenía constancia de que otras empresas estaban preparando cosas similares. «Porque yo por aquí no he oído nada», apunta Ibarra.
Las normas: recoger el pedido a partir de las ocho y estar conectado a las nueve y media a través de Google Meet para empezar a cenar –«ya que en las empresas hay que estar digitalizado, mejor empezar con una cena que con cursos y otras cosas que haremos más adelante»–. Y, en lo posible, vestidos para la ocasión y con la mesa puesta. Bien puesta. ¿Por qué un 27 de noviembre, tan pronto? «Pues precisamente lo organizamos a estas alturas con la idea de que otras empresas lo vieran y lo pudieran imitar. Que tuvieran tiempo de organizarlo en las fechas habituales y que fueran encargando ya las cenas en los restaurantes».
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