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Antonio, el adolescente que fue agredido en el IES Torres Quevedo de Santander por cuatro compañeros, recibió este viernes al mediodía el apoyo y el ... aplauso de más de dos centenares de personas que se concentraron a las puertas del instituto para decir ‘no al acoso escolar’.
Entre los asistentes, un nutrido grupo de familiares y amigos del menor con discapacidad que aparecieron con las manos pintadas de blanco y numerosos carteles en los que se podía leer ‘Siempre de la mano, Tetin’, ‘Stop Bullying’ y ‘Fuera agresores’. Su madre, Vita, desveló, antes de que diese inicio la concentración, que no quiere sacar a su hijo del centro, «porque tiene todo el derecho del mundo a estar ahí» y que lo peor de todo ha sido enterarse de que ya llevaba tiempo así: «Ha habido gente que lo ha dicho en Dirección y se les ha hecho caso omiso». También tomó la palabra una de sus hermanas y expresó el sentimiento de rabia porque su hermano tenga que permanecer en la misma clase con los alumnos que le agredieron: «La única solución que habría sería mover a mi hermano, y, claro, no lo vamos a hacer». Asimismo, los familiares trasladaron un mensaje claro y contundente: «Estamos aquí para dar voz a nuestro niño, queremos justicia y que no haya ningún tipo de violencia. Quince días destrozados, mirad lo que tenéis aquí, una familia destrozada».
Con la llegada de la hora fijada a través de redes sociales, las dos de la tarde, la presencia de participantes iba en aumento y los mismos aprovechaban para pegar carteles en la valla del instituto, en los que se podían leer mensajes contundentes a la situación vivida por el adolescente en el aula: ‘La burla es la diversión del ignorante’ y ‘Las diferencias nos enriquecen y el respeto nos une’.
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Aunque si hubo un momento que marcó un antes y un después en la movilización fue cuando el adolescente, a eso de las 14.10 horas, atravesó la puerta del centro acompañado de varios de sus compañeros -que también portaban pancartas- y respondió a los gritos de apoyo con el puño en alto. «¡Antonio, campeón!», «Justicia, justicia, justicia» y «¡Todos somos Antonio!», fueron algunos de los mensajes de apoyo que los participantes le dedicaron.
En ese momento, los familiares y los amigos más cercanos entraron al aparcamiento del centro y se juntaron con el menor para fundirse en abrazos y besos ante los aplausos de los presentes. Aunque a partir de ese momento, se viviría uno de los momentos más tensos de la concentración. Y es cuando algunos participantes aprovecharon para llegar hasta la puerta del instituto y empezar a pegar golpes a los critales al grito de «dad la cara». Rápidamente, los agentes de la Policía Nacional, que habían estado observando desde la distancia tuvieron que tomar cartas en el asunto y realizar un perímetro en la entrada.
No sería hasta minutos más tarde cuando los agentes solicitaron a los manifestantes que procedieran a abandonar el aparcamiento y el recinto del centro para que los estudiantes y los profesores pudieran salir. Un hecho que nunca sucedió, ya que la salida se realizó por una puerta trasera del instituto.
Entre todos los mensajes de apoyo que se pudieron escuchar a lo largo de la concentración, si algo quedó bastante claro entre los cientos de personas que se dieron cita en el centro fue el mensaje a la junta directiva con gritos de «dimisión, dimisión» y «no ganan nada escondiéndose».
Cuando los manifestantes salieron del instituto, invadieron la carretera ante la falta de espacio en las aceras, por lo que el tráfico se vio afectado e incluso cortado en los dos sentidos durante unos veinte minutos. Ante esta situación y tras hablar los agentes de Policía Nacional con los familiares acordaron la marcha de los mismos, lo que se tradujo en una oleada de aplausos hacia el menor y su familia con gritos de «Antonio, amigo, estamos contigo», que sus acompañantes quisieron devolver con un «gracias por haber venido hoy».
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A pesar de la marcha del joven, la concentración se mantuvo unos cuarenta minutos más, hasta las 15.30 horas, con mensajes de «¡Queremos justicia!» y «Expulsión, expulsión» -en referencia a los agresores-. Salvo el lanzamiento de una bengala a la carretera, la concentración transcurrió sin incidencias. Para acabar se escuchó: «El lunes quién pueda, nos vemos a las dos, otra vez».
La joven cántabra Lucía Navarro, conocida bajo el nombre de SuperLu en las redes sociales; Marina PG, jugadora de baloncesto en silla de ruedas; y miembros de Apapachando, la asociación para niños con enfermedades raras y sin diagnóstico en Cantabria; también se dejaron ver y compartir algunos momentos con el propio Antonio.
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