Secciones
Servicios
Destacamos
Los dos estaban despistados, preparando los aparejos en popa. «Lanzamos al agua unos ocho o diez, ya no lo recuerdo», dice Manuel Bodegas Beltrán, patrón del pesquero santanderino 'Jairo', que se consumió en llamas el pasado 1 de septiembre, a nueve millas de la ... costa de Liencres. Había salido a las cinco de la mañana del puerto junto a su compañero, José Manuel García. Estaban a merluza y a besugo, «a cualquier cosa de valor que picara», cuentan. Luego empezaron a oler a quemado. «Mirábamos hacia la parte trasera del barco preparando los aparejos y cuando nos giramos, nos dimos cuenta de lo que estaba pasando en proa».
Noticia Relacionada
Desde cualquier punto de la costa, de Cabo Mayor a Suances, se divisaba la columna de humo mar adentro. El pesquero ardía y en pocos minutos acabó hundido. El fuego había prendido en la zona del camarote, «justo en un espacio donde van muchos cables de baterías y de otros dispositivos electrónicos», revela el patrón. García se adentró en el infierno en busca del extintor y lo vació desesperado: «No había manera de hacer nada, aquello ardía y nada iba a pararlo», cuenta el pescador. Es lo que sucede con la fibra, que una vez alcanza la temperatura de ignición, se consume sin remedio. «Me quemé las piernas y la parte baja de la espalda», recuerda este joven, que ese día acabó ingresado en la UCI de Valdecilla.
Apenas sin tiempo para pensar, decidieron que la única salvación era lanzarse al mar. «Cogimos la lancha salvavidas y la radio, y nos tiramos». A los pocos minutos los socorrieron los compañeros del pesquero 'Villa Suances', los primeros en llegar tras recibir por radio el aviso de auxilio de Salvamento Marítimo. Instantes antes el centro de coordinación de emergencias del 112 había recibido varias llamadas advirtiendo de la columna de humo que se podía ver desde la costa. El Helimer de Salvamento Marítimo trasladó a García al hospital con quemaduras de segundo grado. Una semana después del siniestro, aún no se han recuperado del susto.
«Cuando llega la noche, al cerrar los ojos para dormir, veo el barco envuelto en una bola de fuego. Es un trauma que no sé muy bien cómo voy a superar», confiesa Bodegas. Dice que necesitarán ayuda psicológica. No sólo por lo sucedido, sino también por el golpe que supone para sus vidas. «Es horroroso ver cómo el trabajo de los últimos cinco años se pierde en cuestión de diez minutos». Eso lo que tardó el fuego en consumir el 'Jairo'. Sobre el futuro no saben qué decir: «Todavía no sé si seré capaz de volver a subirme a un barco porque tengo miedo», asegura García. El 'Jairo' había pasado todos los controles de Capitanía Marítima y tenía todos los papeles en regla. «Habrá que tirar para delante y aprender a vivir con ello pero no sé cómo nos vamos a reponer de este golpe tan grande», confiesan.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.