Chequeo a las carreteras de los puertos de Cantabria

Esa dificultad puede explicar en parte por qué Cantabria fue una de las últimas autonomías en disponer de una conexión directa por autovía con el centro del país –y por qué parece imposible hacer llegar el AVE hasta Santander–. Una vez conseguido este enlace, y dado el intenso uso de la autovía a Palencia, el resto de puertos, tanto de titularidad estatal como autonómica, han caído en desuso y, en algunos casos, también en el olvido. La reciente tragedia de Lunada, en la que han perdido la vida cuatro jóvenes, ha vuelto a poner de actualidad la necesidad de mejorar el estado de esos viales, especialmente en el caso de aquellos en los que la circulación, sobre todo en la temporada invernal, puede resultar peligrosa.

La crisis paralizó el arreglo de este puerto cuando la obra ya estaba adjudicada, como recuerda el alcalde de Vega de Liébana, Gregorio Alonso. Antes de ese parón se acometió la mejora de los 5 km de la cima, que aguardan a que el Ministerio retome los trabajos en el resto –incluidos en el 'papeluco' de Revilla–. El proyecto de mejora del tramo que discurre entre las localidades de Potes y Bores ya ha pasado el trámite ambiental y se está a la espera de la licitación de su ejecución. Queda pendiente, por tanto, en la parte cántabra, avanzar en el trayecto desde Bores hasta la cumbre, unos 10 km. «Es una carretera suficientemente equipada en cuanto a elementos de seguridad, con protecciones y biondas, y un firme que se deteriora durante los inviernos más duros. Su trazado corresponde al de una carretera que ya tiene cien años», explica el regidor. La carretera soporta poco tráfico, que se intensifica en verano, cuando se convierte en zona de paso de muchos usuarios de motocicleta.

«Se trata de un puerto con muchas curvas, pero que tiene un firme en buenas condiciones, con quitamiedos a lo largo del recorrido. Es una carretera que se encuentra en buen estado y que tiene el mantenimiento necesario», señala el alcalde de Cabezón de Liébana, Jesús Fuente. «No hay quejas de su estado y está bien equipada. En invierno está bien atendida por las máquinas quitanieves. No tiene mucho tráfico, aunque sí más que San Glorio, y es utilizada principalmente por los vecinos y por los turistas. Está bien cuidada».

La construcción de la autovía a la Meseta, la A-67, dejó un uso residual en la carretera nacional, al convertirse en la principal vía de comunicación en los viajes hacia Madrid. «El Ministerio ha dejado de lado la carretera antigua. Los alcaldes de la comarca llevamos tiempo insistiendo ante la Delegación del Gobierno para que se arregle, porque hay muchos pueblos de la zona que la utilizan para desplazarse hasta Reinosa», señala el regidor de Campoo de Enmedio, Pedro Manuel Martínez. La carretera dispone de una buena señalización, pero el piso no está en el mejor estado.

El nombre del puerto del Escudo permanece asociado inevitablemente al trágico accidente de un autobús de viajeros italianos que se cobró doce víctimas mortales hace medio siglo. Antes de que se abriese la A-67, era la principal ruta hacia la capital de España. «En su día hicieron mejoras en varios puntos de riesgo, modificando las curvas. Cuenta con medidas de protección e incluso con dos zonas de frenado de emergencia para camiones. Está bien señalizada y el piso está bien, pero tiene su pendiente», puntualiza el alcalde de Luena, José Ángel Ruiz. La carretera sigue soportando bastante tráfico. «Es una carretera amplia, y haciendo bueno no tiene ningún problema, y en verano hay mucha gente que viene por aquí en vez de por la autovía. En invierno, cuando nieva, tiene tres máquinas trabajando a diario».

«El puerto está bastante bien... en la parte de Cantabria: en la de Burgos está bastante abandonado, sobre todo en lo que se refiere al estado del asfalto», advierte Jesús Mantecón, regidor de San Pedro del Romeral. «Tiene sus quitamiedos y resulta transitable, aunque es estrecha y en algunas zonas sería necesario ensanchar la calzada». Su uso, observa, es bastante residual. «Pasan muchas bicis y motos; el año pasado vimos a muchos ingleses de los que llegan en el ferri: debe de estar de moda como ruta alternativa para los moteros».

La carretera, que conecta Vega de Pas con Espinosa de los Monteros, se encuentra «en perfecto estado» después de que concluyeran, hace cinco años, los trabajos de mejora en todo su recorrido, aumentando la anchura y dotándola de quitamiedos y de la señalización necesaria. «Está perfecta –subraya el alcalde de Vega de Pas, Juan Carlos García–; tiene, sobre todo, un uso turístico, y circulan muchas motos por ella, pero no puede decirse que soporte mucho tráfico».

El terrible accidente que ha costado la vida de cuatro jóvenes madrileños el pasado fin de semana ha puesto en evidencia el mal estado de la carretera y la necesidad de someterla a una profunda remodelación, mejorando sobre todo las medidas de seguridad. Los vecinos de la zona, sus principales usuarios, consideran que la tragedia pudo haberse evitado de haber contado con pretiles o quitamiedos. El mal estado del firme, la nieve y las bajas temperaturas, pudieron contribuir al desastre.

«Es una carretera renovada, con asfalto nuevo, totalmente actualizada, con quitamiedos y con todos los elementos de seguridad necesarios», destaca el alcalde de Soba, Julián Fuentecilla. «Se han mejorado las curvas y se ha ensanchado la carretera, en una obra que se acometió al mismo tiempo que la del acceso a los Collados del Asón». «Es una carretera con tráfico de gente que va a Espinosa y de Espinosa hacia acá, pero la circulación aumenta sobre todo con el turismo de verano y durante los fines de semana».

Otra de las obras pendientes recogidas en el 'papeluco' que Miguel Ángel Revilla, siendo presidente, firmó con José Luis Ábalos en su etapa de ministro de Transportes. «Con dos carriles amplios, está bien mantenida y tiene quitamiedos en las zonas peligrosas», afirma el alcalde de Ramales, César García. «Tiene bastante tráfico: la usa la gente de esta zona, incluso de Laredo, que va a Burgos y a Madrid».