La plataforma en defensa de La Magdalena congrega a más de 250 personas a favor de los diques

Esos mismos expertos a los que se hace referencia anunciaron hace ya dos años que las playas desaparecerían en un plazo de cinco años si no se actuaba. «Y eso sucederá, a todas luces, si encima desde Costas ya han avisado que no van a reponer la arena», alerta Ramón. «Queremos turismo pero no vamos a tener donde meterlo, porque no va a haber playas», denuncia. «No podemos dejar que el futuro de esta playa dependa de una riña política».

Vecinos de la ciudad respondieron a la convocatoria de la plataforma esta mañana para congregarse en la playa y recabar firmas para exigir una rectificación en el plan previsto por el Ministerio de comenzar la retirada de las rocas a partir de este mismo lunes. «No pueden quitarlos. Primero porque aún no nos han dado una alternativa, y segundo porque el coste se dispararía por las obras. Y hay que recordar que esto es algo que pagamos todos con nuestros impuestos. La solución más barata es dejar las cosas como están y terminar el espigón que está sin acabar», matiza el portavoz de la organización que ayer ya contaba con 800 rúbricas de apoyo cosechadas en internet, a través de la plataforma 'www.change.org'. «Si todos los que han venido hoy aquí firman, tenemos las 1.000 rúbricas que necesitamos».

Dicen moverse desde la moderación: «Hemos estado hablando con la otra plataforma, la que está en contra, y nos damos cuenta de que no estamos tan distantes», confiesa Ramón. «Quizá hay que rebajar la altura del espigón, o retocarlo de alguna manera, pero lo que no podemos hacer es eliminarlo». Es la opinión compartida por casi todos los que acudieron a la cita de esta mañana junto al restaurante Balneario de La Magdalena.

Próxima cita: presentarse en el consistorio cántabro con las firmas para exigir la paralización de las obras de retirada de los diques. «Vamos a seguir hasta el final, no vamos a parar porque amamos esta ciudad y amamos esta playa y no han derecho que la vayan a destruir, porque hay que recordar que quienes conocemos bien este entorno desde hace décadas sabemos que aquí no había arena. Era un pedregal».