Cinco décadas entre las aulas y el hospital
Conmemoración ·
La Facultad de Medicina celebra su 50 aniversario con un encuentro de antiguos alumnos y varias mesas redondasSecciones
Servicios
Destacamos
Conmemoración ·
La Facultad de Medicina celebra su 50 aniversario con un encuentro de antiguos alumnos y varias mesas redondasCuando el 22 de enero de 1973 Segundo López Vélez tomó posesión como primer decano de la Facultad de Medicina de Santander, los alumnos compartían clases con los estudiantes de Ciencias en el edificio de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Las Llamas. «Lo ... llamábamos la nevera porque hacía un frío tremendo en invierno. Era el único sitio al que podíamos ir en aquel campus incipiente porque nosotros no teníamos ni sede», explica Jesús Merino, catedrático de Inmunología del campus cántabro y uno de los 46 titulados de la primera promoción de esta facultad, que este miércoles celebró sus 50 años de historia para revivir los primeros pasos de un plan de estudios que, junto con Caminos y Ciencias, sentó las bases del viaje iniciático de la Universidad de Cantabria (UC). «Fueron años muy bonitos. La verdad es que lo pasamos realmente bien; aunque también hacíamos nuestras pillerías», recuerda.
Vivencias, anécdotas, emociones... Muchos de los que acudieron ayer al evento celebrado en el salón de actos de la Facultad de Medicina no se encontraban desde hacía años. Hubo abrazos, besos y también palabras para aquellos que ya no están. «Es que con toda esta gente hemos vivido muchas cosas», evocó Javier Perales, otro de los titulados de aquella primera promoción que resultó tan peculiar. «Hicimos un curso en cada edificio», cuenta cuando vuelve la vista atrás. «Estuvimos en el edificio de la UIMP; el segundo curso lo hicimos en los sótanos de la Facultad de Ciencias, que acababan de construir; estuvimos de prestados en la Facultad de Enfermería...», enumeró. Los dos últimos cursos, cuarto y quinto, ya pudieron disfrutar del edificio propio, pero para entonces pasaban más tiempo en el hospital.
«Lo bueno que tuvimos es que desde tercer curso estábamos por Valdecilla; pero no de 'muebles'. Trabajábamos de verdad, y aprendíamos muchísimo», recuerda este médico de familia jubilado.
En el primer año estudiaron Matemáticas, Física, Química... «Era lo que llamaban un selectivo de Ciencias y hacíamos asignaturas muy parecidas a las de los compañeros de Ciencias». Fue a partir de 1973, cuando la Facultad se constituyó como tal, que comenzaron a llegar profesores médicos especializados. «Unos venían de Valladolid, de donde dependíamos en un primer momento; otros de Valdecilla... Se rescataron profesores de todas partes», recuerda Carlos Álvarez, también alumno de aquella primera promoción, que asistió al acto este miércoles.
Comenzaron aquel primer curso del orden de 180 estudiantes. «Como curiosidad había muchísimos sirios y libaneses; pero muchos se quedaron por el camino» y no terminaron los estudios. Hasta que se titularon 46. «Curiosamente había una chica libanesa, muy tenaz, que terminó la carrera y se marchó. Nunca supimos de ella, pero tenía muy claro que quería ejercer en su país», recuerda Merino, que este miércoles fue uno de los más saludados en el acto, pues ha sido profesor de muchos de los médicos que hoy lideran los servicios en Valdecilla.
Todos se reunieron en el salón de actos, donde atendieron a las mesas redondas en las que intervinieron estudiantes, profesores y personal de administración y servicios para hablar de la Facultad de Medicina desde un punto de vista holístico, con la moderación de Carmen Martínez-Cué. El decano, Samuel Cos, presentó el evento, al que también acudió Javier Hernández de Sande, presidente del Colegio de Médicos, y el rector de la UC, Ángel Pazos, que se ocupó de oficiar la clausura. El consejero de Sanidad, César Pascual, estaba previsto en el programa, pero finalmente no acudió.
Mucho ha cambiado la enseñanza de la medicina en estos 50 años. «Lo primero es que se ha hecho mucho más especializada, y eso es bueno y malo al mismo tiempo», explica Álvarez. «Ahora hay alumnos que salen mucho más preparados de lo que salimos nosotros, pero también se ha perdido un poco ese ojo clínico que teníamos porque hay tanto apoyo diagnóstico, a veces innecesario, que el médico ya casi no explora, no habla con el paciente», concreta.
En un paseo por la facultad muchos se sorprenden por cómo ha cambiado el edificio. «Este laboratorio está mucho más limpio de lo que era habitual y huele bien, cosa que es harto complicada», observa Mercedes Martínez, también egresada de la primera promoción, cuando posa para las fotografías que ilustran este reportaje y la portada del periódico en la sala de Anatomía, donde los alumnos diseccionan cuerpos reales. «Han pasado muchos años...», matiza. Exactamente cinco décadas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.