Cinco mil docentes de toda la región inician una oposición sin precedentes

Considerado por los opositores como una criba más, porque siempre hay quien no puede personarse, el primer llamamiento a los aspirantes, una cita de obligada asistencia en la que los candidatos reciben toda la información que precisan tener para no quedar fuera del proceso, abarrotó de gente los siete escenarios a los que fueron emplazados y que el tribunal les había asignado en función de la especialidad a la que se hayan presentado.

Recibidos por cientos, los opositores a una plaza en Pedagogía Terapéutica (364), Educación Física (346), Inglés (334), Audición y Lenguaje (293) y Música (114) fueron acomodados en diversos institutos, pabellones y centros culturales de Santander, Torrelavega y Camargo. Y recibidos en su caso por millares, los aspirantes a un puesto en Educación Primaria y Educación Infantil (1. 782 y 1.724 respectivamente) fueron distribuidos por el polideportivo Vicente Trueba y por el Palacio de Festivales.

Allí, junto a la bahía de la capital, tuvo lugar el llamamiento más multitudinario y, a la vez, más madrugador de los siete.

A las ocho y media de la mañana, los miembros de los tribunales examinadores procedían a la apertura de los portones de acceso al teatro, donde desde hacía casi media hora se agolpaban los 1.782 profesores que aspiran a una de las 160 plazas de Educación Infantil.

A diferencia del segundo llamamiento, el día D, cuando los opositores se enfrentarán a las pruebas (fijadas para la semana que entra), en este primero de ayer bastaba solamente con hacer acto de presencia, de ahí la expresión relajada de los aspirantes, que en el caso concreto de Infantil tenían un marcado perfil femenino.

Entre tantos nombres de mujer como se oyeron en la Sala Argenta extrañó mucho la llamada a Daniel, que, por lo que confesó, no debe ser algo inusual.

«Esta es la tercera vez que me presento. Las otras dos... Bueno, supongo que no estudié lo suficiente». Avenido a un cambio de estrategia –estudiar lo suficiente– el joven espera sacar provecho de su oposición, «aunque es tanta la gente que se presenta que va a ser muy difícil conseguir la plaza».

Para él, el llamamiento de ayer «sólo significa un obstáculo más», un modo de reducir el cupo de aspirantes que en las oposiciones de Secundaria y Formación Profesional que se celebraron el año pasado se quitó de encima nada menos que al 27% de candidatos.

«Es una criba», aprueba María, que en cualquier caso considera que «la verdadera criba va a ser el examen que hagamos el miércoles». Ese día se celebrará la oposición de Infantil, un test que ve insuperable «porque se presenta mucha gente con experiencia». Ella no la tiene. «Por eso soy consciente de que no la voy a sacar».

Más optimista, Esther espera al menos superar el primer examen. «Yo me he presentado varias veces, pero estas las he preparado con una academia y confío en aprobarlas», indica la mujer, que también interpreta el llamamiento de ayer como una manera de rebajar el grueso número de aspirantes. «Sí, porque hay gente que echa la solicitud y luego no se presenta. Yo misma lo he hecho», admite riéndose.