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La lista comienza en Noja, el municipio donde la mitad de las viviendas existentes son de uso esporádico: es decir, de uso vacacional o de fines de semana. No es el único, porque en el top 20 a nivel nacional se encuentran otras cuatro localidades ... cántabras, con porcentajes de segundas viviendas para uso ocasional que bordean el 30% del total de parque inmobiliario.
Son Laredo y Arnuero, octava y novena; Comillas, undécima; y Bareyo, que se sitúa en la posición decimoséptima de este ranking. Es la comunidad autónoma que más representación tiene en esta clasificación, en la que también se cuelan otras localidades de carácter turístico como Benasque, en segunda posición, Oropesa del Mar, en quinta, o Peñíscola, la séptima de la lista.
Esta situación genera una dependencia económica del turismo que, para algunas voces, no es positiva. «En estos dos meses de verano los alcaldes y la corporación municipal nos convertimos en verdaderos apagafuegos», apunta José Manuel Igual, alcalde de Arnuero. Para esta temporada veraniega, municipios como el suyo tienen que solicitar medidas extraordinarias y refuerzos para poder atender «con calidad» a todas las personas que lo visitan, entre ellas el refuerzo policial.
En la Costa Occidental el panorama se repite. Teresa Noceda, alcaldesa de Comillas lamenta las «trabas» que se encuentran a la hora de solicitar refuerzos para la temporada veraniega y que dificultan una operativa municipal ya de por sí complicada. «La administración va lenta, así que en ocasiones llegan pero no cuando deben», añade. El trabajo en el consistorio que dirige es, a veces, inabarcable. «Sufrimos muchísimo cuando llega el verano, nunca se llega porque nunca es suficiente, aunque lo intentamos todo». Habla, sobre todo, del problema generado con los servicios de recogidas de basuras, gestión de residuos y la limpieza viaria.
Son municipios donde solo están censadas unas pocas personas, 2.100 en el caso de Arnuero y de Comillas. Pero las segundas viviendas ganan por mayoría aplastante: hasta el 75% son segundas residencias destinadas a vacaciones y tiempo libre. Y esto genera un tapón en verano que requiere de medidas y «sobre todo de regulación», señala José Manuel Igual. «No queremos convertir a Cantabria en un infierno durante dos meses», declara en referencia a los dos meses de verano y menciona la falta de recursos que afectan al ayuntamiento y también a las empresas privadas «porque es muy complicado conseguir trabajadores que quieran estar solo uno o dos meses».
Para ello, considera Teresa Noceda, es fundamental «desestacionalizar el turismo» y conseguir de esta manera que tanto la administración como las empresas privadas «pudieran hacer más contratos y durante más tiempo» tras implementar una temporada mucho más larga y, así, «mejorar sustancialmente la economía del municipio» a través del turismo. Esta actividad es, señala Noceda, «la industria que tenemos aquí».
Para poder conseguir alargar la temporada, el turismo debe ir «indisolublemente» de la mano de la cultura, aprecia Igual. «De esta forma, se estabilizaría el empleo y se ayudaría a las personas no solo tres meses sino nueve, como poco». Para ello pide que la administración «tanto autonómica como nacional» mueva ficha, «cojan el toro por los cuernos y ejecuten sus competencias». Aclara que él no está «para nada» en contra del turismo vacacional, ni tampoco contra el de caravanas, asuntos acuciantes en su consistorio, «sino que se busca un turismo de calidad».
¿Y cuál es el beneficio para las arcas municipales? Para Teresa Noceda se queda «en las empresas que viven del turismo» como restaurantes, tiendas, hoteles y los pisos turísticos. «El beneficio es para ellos», resume. Para el ayuntamiento, por contra, se supone en «un aumento de gasto tremendo, porque la limpieza y el mantenimiento de las playas suponen muchísimo dinero».
La influencia del turismo de playa en Cantabria también se nota en el resto de la lista. El Instituto Nacional de Estadística (INE) amplía en su último estudio hasta 80 las localidades de más de 2.000 habitantes analizadas en cuanto a viviendas de uso ocasional: en esta clasificación se cuelan hasta trece municipios cántabros, todos costeros excepto dos, como Val de San Vicente, San Vicente de la Barquera, Suances o Santoña. Aquí la proporción de viviendas de uso esporádico, destinada a vacaciones y fines de semana, es algo inferior y ronda el 20% del total del parque inmobiliario.
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