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La desinfección del calzado fue el primer paso. Después, al alumnado se le tomó la temperatura. Las mascarillas, muchas de ellas con dibujos o coloridas, volvieron a ser la constante en las aulas.

El cole más grande anda como un reloj

CEIP Gerardo Diego (Cayón) ·

Con 800 estudiantes, es el mayor centro público de Infantil y Primaria de Cantabria. El primer día de clase, todo funcionó

Mada Martínez

Santander

Miércoles, 8 de septiembre 2021, 07:04

A priori, parecía difícil que en apenas media hora los cerca de 800 alumnos del CEIP Gerardo Diego estuvieran en sus aulas, sentados en sus pupitres, con la temperatura tomada y las manos desinfectadas con gel. Parecía complicado, y sin embargo, a las 09.30 horas, todos los estudiantes del colegio público de Infantil y Primaria más grande de Cantabria, ubicado en Santa María de Cayón, ya compartían en clase sus experiencias veraniegas con compañeros y profesores.

Ayer, primer día del curso 2021-2022, el Gerardo Diego funcionó como un reloj. Se encargaron de ello una legión de monitoras vestidas con chalecos reflectantes y los docentes del centro, que esperaron a los escolares a pie de aula y les ayudaron a cargar las mochilas. Hubo varios turnos de entrada, filas de acceso diferenciadas, felpudos desinfectantes y toma de temperatura. Y hubo, sobre todo, reencuentros formidables. El 'Bienvenidos' de Miguel Ríos sonó en los momentos previos al inicio efectivo del curso, acompañó esa especie de algarabía controlada, ordenada, que se ha impuesto en tiempos de covid, y que en el Gerardo Diego, por sus grandes dimensiones -varios edificios y patios; más de 70 profesores- ha precisado mucha organización.

El equipo directivo ha trabajado desde agosto para actualizar sus protocolos. «Este año va a ser un poco de continuidad respecto al curso pasado. Entonces, empezamos con muchas dudas, incertidumbre, pero como todos hemos visto, no solo aquí sino en toda España, los planes han funcionado. Este año, sobre todo en el primer trimestre, vamos a seguir tal cual terminamos el anterior», revelaba a primera hora de la mañana David Urcola, director del Gerardo Diego, pendiente de que todo funcionase.

La mítica canción 'Bienvenidos' de Miguel Ríos acompañó a los escolares en su camino hacia las aulas

Funcionó. La experiencia adquirida el pasado año, indica Urcola, ha sido clave. Pasadas las ocho y media de la mañana, comenzaron a llegar los autobuses con los primeros escolares. Las monitoras les esperaban tras las puertas automáticas. Esther Cobo Sainz, 18 años en este servicio, chaleco fluorescente y ayer saludando a todo el mundo con un expresivo «buenos días», asegura que el transporte a la escuela «está muy bien organizado» y que «todos los niños respetan las medidas» a bordo, esto es, el uso de la mascarilla y ocupar siempre el mismo puesto en el autobús.

Cobo habla de su trabajo sin dejar de conducir alumnos a los accesos. Allí, chicos y chicas formaron cola, una por clase. Luego, de forma escalonada y previa desinfección del calzado, fueron entrando al colegio.

«A los hijos del rock and roll, bien-ve-ni-dooos». El mítico himno de Miguel Ríos acompañó a los escolares en su camino hacia las aulas. En una de 2º de Primaria, María Luisa Castañeda Suárez, 'Malu', esperaba ya a su alumnado. «¿Qué tal las vacaciones?», les preguntó al recibirlos. El «bieeen» fue unánime. «¿Habéis visto que tenemos compañeros nuevos?», les dijo a continuación, y las presentaciones fueron la mejor forma de estrenar un curso «que empezamos algo más tranquilos».

Castañeda confía en que a medida que avance el año escolar puedan ir recuperándose dinámicas colaborativas que hasta ahora se han podido realizar, con restricciones, al aire libre. Además, recuperar las salidas al exterior, que los niños «han echado tanto en falta» estos meses, será «fundamental». Las aprovecharán, por ejemplo, para conocer su entorno, el valle. Ese es uno de los proyectos que esta clase va a emprender este curso. También estudiarán el universo y los animales.

Martín, sentado en primera fila, «muy emocionado» por volver al colegio, tenía ya muchas ganas de empezar con las manualidades y las Matemáticas. «Sumas, restas, multiplicaciones». Esto último es lo que más le gusta. Unas filas más atrás, Carlota, se declaró entusiasta de la asignatura de Lengua. ¿Y qué es lo mejor de volver al colegio? «Lo que más, ver a mis amigos», confiesa.

La meta, incide Castañeda, es «intentar recuperar cierta normalidad» y aplicar «todos los refuerzos necesarios para atender las necesidades de cada niño».

El director Urcola coincide en que recuperar las actividades extraescolares y las excursiones será crucial. «Tenemos mucha ilusión», indica, «porque llevamos casi dos años sin poder realizar esas salidas didácticas que son muy motivantes» para todos. También ilusiona en el centro la puesta en marcha, este curso, de su Ecoparque para Infantil; y de sus planes de digitalización, convivencia e igualdad.

La organización en el patio se mantiene por el momento como el curso pasado, con tres horarios diferentes dependiendo del nivel del alumnado. Como norma, el CEIP Gerardo Diego mantendrá sus protocolos y toda la prudencia del mundo, como pronto, hasta Navidad. A partir de ahí, habrá que ver cómo evoluciona el segundo trimestre.

Urcola y su equipo respiran, por tanto, algo más aliviados que hace justo un año. Ya todo está en marcha. Las medidas han funcionado. «Los niños han sido súper constantes en cuanto a usar la mascarilla en todo momento. También gracias al profesorado. El año pasado tuvimos muchas funciones y tareas a las que no estábamos acostumbrados y no hubo queja. Y gracias a las familias, porque también han colaborado en todo momento con el centro», agradece el director.

Precisamente, algunas de ellas esperaban ayer al otro lado de las verjas del colegio, como la formada por Victoria Pedraja y José Luis Garcés, para saludar a sus hijos. «Tenemos tres chiquitines en el centro, de 3, 6 y 8 años».

«La sensación es buena. La experiencia del año pasado fue buena -sin contagios entre los compañeros-. Estamos tranquilos y ellos, deseosos de venir a clase», revela Garcés. Sus hijos, añade, le han ayudado a confiar, a mirar la situación con más calma. «Ellos vienen contentos. Y casi que el covid no ha sido el tema este año, sino pasarlo bien, disfrutar, aprender», añade Pedraja. Ayer, de hecho, cuando fueron a despertar a sus hijos, los tres tenían ya los ojos abiertos y la ropa preparada. Desayunaron rápido, ya con ganas de empezar el cole.

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