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Sanidad ha iniciado, con los agentes de la Policía Local de Cantabria, la vacunación del grupo de trabajadores esenciales, a los que se destinarán a partir de ahora las dosis de AstraZeneca que sigan llegando.
Está previsto que antes del fin de semana se administre ... la vacuna a los agentes de la Policía Nacional (son 539 en la región), y, tras ellos, a los de la Guardia Civil (1.166), pendiente de disponer de listados depurados e incorporados a los sistemas para el registro posterior. Al personal de Educación, un conjunto de unas 14.000 personas, incluido también en este grupo de vacunación, le llegará su turno a partir de la próxima semana. Con esta misma fórmula se abordará también la vacunación de estudiantes de Formación Profesional en prácticas en centros sanitarios.
La vacuna de AstraZeneca, que tiene la limitación de no poder administrarse a los mayores de 55 años, al considerarse que los ensayos clínicos realizados con individuos por encima de esa edad no han sido suficientes, será la empleada en este nuevo grupo a proteger, como también con los miembros de los Colegios de Médicos y Enfermería, fisioterapeutas, higienistas dentales, logopedas y farmacéuticos. Precisamente ese condicionante es el origen de críticas que han surgido tanto en el ámbito de la sanidad privada como en el de la Educación, al coincidir en ambos casos en que resulta un sinsentido que precisamente los profesionales de mayor edad, y por tanto con más riesgo frente al coronavirus, sean los últimos en vacunarse.
La justificación por parte de la Consejería es que se les administrará otra vacuna cuando le llegue el turno a su tramo de edad, ya que ahora se está dando prioridad a los grandes dependientes no institucionalizados y a los mayores de ochenta años para recibir las dosis de Pfizer.
La vacuna de Moderna, muchísimo más escasa, se empleará en la inmunización de personal de centros sanitarios en un pequeño volumen (pendientes de vacunar y nuevas incorporaciones), cuando aún está por decidir cuál será el próximo colectivo al que se destinará, teniendo en cuenta que son pocas dosis y es necesario simplificar la administración de la segunda inyección. Hasta ahora, se está utilizando con personal de hospitales privados, profesionales del transporte sanitario, dentistas, plantillas de las unidades de conductas adictivas, de la inspección médica y del Instituto Social de la Marina.
Por el momento, Pfizer está llevando el peso de la campaña de vacunación en Cantabria, como en el resto del país, aunque su producción sigue muy por debajo de lo esperado y de ese objetivo de inundar de dosis el mercado. En total, sus envíos suman 66.870 dosis –las últimas 7.020 llegaron ayer, lunes–, con las que se ha protegido a usuarios y trabajadores de las residencias de ancianos y personas con discapacidad (en este ámbito se han administrado 20.322, y ya hay 9.622 personas inmunizadas con dos dosis), y al personal de instituciones sanitarias (23.287 dosis inoculadas, y 10.669 pautas de vacunación completadas). Es también la marca que se está empleando ahora para culminar la primera fase del plan de vacunación con los dependientes que viven en sus domicilios y la población general con más de ochenta años. Entre los dos suman cerca de 37.000 personas, y ya se han administrado 12.840 primeras dosis.
El suministro del preparado de Moderna ha sido también irregular, y las dosis, contadas: incluyendo las 3.000 que se recibieron el pasado viernes suman un total de 5.900. Un número tan pequeño y servido de manera discontinua impide cualquier tipo de planificación y obliga a reservar una parte de las vacunas para asegurar las segundas dosis a su debido momento.
Prácticamente es lo mismo que sucede con AstraZeneca, con el agravante de que este suero solo puede utilizarse con la población más joven (por debajo de los 55 años). A Cantabria han llegado 9.900 dosis, y hoy están anunciadas otras 4.400. Con tantas condiciones, es complicado usarlo en grandes sectores de población, de ahí que se estén buscando colectivos a los que inmunizar. Ya se ha anunciado que los cántabros entre 45 y 55 serán los siguientes destinatarios cuando no haya otros por delante.
Sanidad confía en que a partir de abril el ritmo de llegada de dosis aumente tanto que pueda procederse a vacunaciones masivas. Para prepararse ante ese escenario, la Consejería está estudiando alternativas que permitan agilizar el proceso, como la habilitación de grandes espacios que reúnan las condiciones precisas –que se puedan mantener las distancias, cuenten con conexiones para poder realizar los registros de inmunizados y dispongan de zonas donde los vacunados puedan permanecer unos minutos hasta comprobar que no se produce una reacción adversa– o los 'vacunautos', con un funcionamiento similar al del circuito de 'coroautos'.
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