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El Gobierno regional hizo ayer un llamamiento «a la calma» a todo el sector ganadero que está alertado tras confirmarse oficialmente este lunes los ocho primeros casos positivos de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE), que el año pasado se cobró la vida de más de ... dos mil animales e infectó a más de siete mil. «Comparto absolutamente su preocupación», manifestó a este periódico el consejero de Ganadería, Pablo Palencia. «El Gobierno de Cantabria va a estar ahí, los vamos a ayudar», aseveró a continuación.
La EHE fue la primera piedra en el camino que se topó Palencia nada más llegar al cargo. El mosquito se convirtió en un auténtico quebradero de cabeza y su reaparición no ha cogido a nadie por sorpresa. La diferencia ahora es que existe una vacuna específica y que una buena parte de la cabaña dispone de cierta inmunidad tras haber pasado ya la enfermedad. «Esperamos y confiamos en que la incidencia, en principio, será mucho menor. Veremos cómo evoluciona en las próximas semanas y meses para diseñar la mejor manera de ayudar a los ganaderos», subrayó. Lo que sí pide a los profesionales es que, si tienen sospechas de animales con síntomas clínicos, «sigan las recomendaciones sanitarias, llamen al veterinario de su explotación y, sobre todo, notifiquen los casos porque es algo obligatorio».
La comarca pasiega, que en 2023 prácticamente se libró de la enfermedad, ha sido por donde ha entrado en esta ocasión, algo que evidencia, según explicó Palencia, que «gran parte de los casos recibidos provengan de vacas que el año pasado consiguieron librarse de la picadura del mosquito».
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Nacho González Ucelay
Cantabria ha sido, desde el inicio, una de las comunidades más beligerantes con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que dirige Luis Planas (PSOE). La creación de una vacuna propia fue una de sus principales reivindicaciones. Planas prometió en abril que llegaría «antes de final de año» y desde principios de mes ya se comercializa. Sin embargo, tampoco ha sido, por el momento, la gran solución, ya que una parte de los ganaderos se están mostrando remolones. Los posibles efectos secundarios y el hecho de que sean ellos lo que tengan que costeársela por completo –unos 10 euros por animal– no ayuda a su difusión. «Aún es pronto, acaba de llegar al mercado, pero sí quiero decirles que la de la lengua azul no ha generado ninguna reacción, y hemos vacunado a toda la cabaña ganadera», admitió el consejero.
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A esto se añade el problema de que la administración del vial no es obligatorio, sino voluntario. Una decisión ministerial –el encargado de tutelar la enfermedad– que no comparte Ganadería. «El hecho de cómo se ha vuelto a reproducir la EHE en todo el país refleja una falta de gestión del Ministerio que se veía venir», afirmó el consejero. «El Ministerio ha abandonado a las comunidades a su suerte en una gestión que debería ser de país. Pedimos que la vacuna fuese obligatoria y que se destinasen ayudas para financiarla, como sí hizo Francia», lamentó.
El Ministro Planas ofreció en primavera 15 millones para combatir la EHE y pidió que el resto de comunidades aportasen la misma cantidad. «Nosotros hemos hecho un esfuerzo aprobando dos decretos para el sector ganadero de 4 millones y aún no hemos recibido ni un solo euro de Madrid», se quejó. Pero los ganaderos insisten en que si no es el Gobierno central, que la subvencione el regional. La Consejería de Ganadería, por su parte, prefiere esperar a la evolución de la enfermedad. «Esperamos que la incidencia sea mucho menor por la inmunidad generada en 2023, porque la vacunación de la lengua azul tiene cierta inmunidad cruzada, son enfermedades primas hermanas, y por la efectividad de la propia vacuna contra el mosquito», subrayó Palencia.
Otro de los aspectos que preocupa al sector es del de la celebración de concentraciones y ferias ganaderas. «La decisión, como el año pasado, depende de los organizadores, los ayuntamientos», explicó. «Si los contagios fueran de vaca a vaca, las prohibiríamos, pero está provocado por un mosquito. No podemos prohibir unas sí y otras no», concluyó. Eso sí, todos los animales, tal y como indica la normativa establecida, deben ir desinfectados, desinsectados y sin ningún síntoma de la enfermedad.
La enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) no es el único mal que preocupa al Gobierno regional. La detección de un foco reincidente de tuberculosis en la comarca de San Vicente de la Barquera les ha obligado a diseñar y poner en marcha un plan integral de actuación, que incluye medidas en las propias explotaciones afectadas, en el control de la fauna salvaje que la provoca –sobre todo, tejones– y en la limitación de movimientos.
Precisamente en este último campo, el consejero de Ganadería explicó ayer que se limitará el traslado de ganado y la celebración de ferias y concentraciones en las tres zonas de riesgo establecidas. «Será durante cuatro meses, hasta finales de diciembre cuando analicemos la evolución y establezcamos la estrategia», subrayó. La zona de mayor riesgo de la región, denominada 'Foco', engloba a las localidades de Serdio, Estrada, Abanillas, Luey y Muñorrodero. Aquí los ganaderos no podrán asistir a ferias y concentraciones de ganado no comerciales. La segunda, denominada 'Tampón', incluye a Gandarillas, Hortigal y La Acebosa. En este caso, si un ganadero quiere acudir a alguna de estas actividades s podrá hacerlo «pero previa prueba de movimiento de 30 días». Lo mismo que en el caso anterior sucede en la zona de seguridad considera de 'Vigilancia', que reúne a todo el municipio de Herrerías y las localidades de Pesués, Helgueras, Molleda, Prío y San Pedro de las Baheras.
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