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Cada vez que estaban con él le llamaban «enano, bajito, maricón y gay» con el propósito de molestarle aun sin conocer su orientación sexual y constantemente le golpeaban dándole collejas y empujones cada vez que le veían, tanto en las aulas como en las instalaciones ... deportivas del centro en el que estudiaban.
Cuando su madre puso los hechos en conocimiento del colegio (las Mercedarias de Santander), cambiaron de clase a este alumno, pero no sirvió de nada. Continuaron molestándole hasta que un día le propinaron un «fuerte balonazo» en la cara de forma intencionada y le cogieron entre todos de los brazos y las piernas cuando estaba en las gradas del centro escolar, levantándole para, a continuación, «dejarle caer fuertemente sobre el suelo, quitándole un zapato con el que jugaron al fútbol».
Ahora, la titular del Juzgado de Menores de Santander, Cristina Nogués, ha condenado por estos hechos a cuatro menores a diez meses de realización de tareas socioeducativas por un delito contra la integridad moral, después de que reconocieran los hechos y se conformaron con la pena. Además, los menores, sus progenitores y el colegio tendrán que indemnizar a la víctima, de forma solidaria, con 4.000 euros por los daños morales sufridos durante el tiempo en el que fue acosado.
Acoso escolar Le llamaban «enano, bajito, maricón y gay» y le golpeaban dándole collejas y empujones
Respuesta del centro El colegio cambió de clase a la víctima, pero los cuatro condenados siguieron molestándole
Tolerancia 0 al bullying «Si se mira para otro lado, ya no solo denunciaremos a los agresores sino a los centros educativos», asegura Lourdes Verdeja
En una sentencia dictada el 6 de febrero, a la que ha tenido acceso El Diario Montañés, la titular del Juzgado de Menores recoge como hechos probados que los cuatro menores condenados «actuaron de común acuerdo con el propósito de menoscabar gravemente la integridad moral de la víctima» prácticamente a diario, entre los meses de septiembre de 2021 y abril de 2022, en el colegio las Mercedarias de Santander, en el que estudiaban todos ellos 3º de la ESO.
Como consecuencia del continuo acoso que sufrió, el alumno tuvo que ser trasladado por su madre al Hospital Marqués de Valdecilla, donde no se constataron lesiones físicas, pero debido al sufrimiento emocional que padecía fue derivado a Psiquiatría. Fue en ese momento cuando entró de oficio la Fiscalía de Menores, que practicó una serie de diligencias y llegó a la conclusión de que había motivos para condenar a los cuatro autores de los hechos.
El día del juicio hubo un acuerdo de conformidad. Los cuatro acusados se conformaron con los hechos y las medidas que solicitó la fiscal Irene Ciriza, es decir, la realización de tareas socioeducativas durante diez meses. «La medida acordada es necesaria, desde el punto de vista educativo, para los menores, a la vista de los informes elaborados por el equipo técnico, que ponen de relieve las circunstancias familiares, personales, sociales y educativas que presentan», apunta la magistrada en su resolución.
«La referida medida se les impone a fin de consolidar su proceso educativo mediante la realización de actividades específicas encaminadas a facilitarles el desarrollo de su competencia social», añade.
En la sentencia, la jueza especifica las tareas que tendrán que realizar cada uno de los menores castigados. Las de uno de ellos irán encaminadas a «mantener su escolaridad y a favorecer su desarrollo moral y capacidad empática»; las de otro buscarán el desarrollo de las habilidades sociales asertivas; para el tercero se busca «favorecer su desarrollo moral»; y para el cuarto menor irán dedicadas a su «formación e inserción sociolaboral así como a la adquisición de habilidades sociales y promover su capacidad empática».
La presidenta de la Asociación Tolerancia 0 al Bullying, Lourdes Verdeja, asegura que este es uno de los pocos casos que acaban en condena. «Si no se hace lo que se tiene que hacer y se mira para otro lado, ya no solo denunciaremos a los agresores sino a los centros», advierte, al tiempo que afirma que muchos casos similares a este «se cierran con una carta de arrepentimiento por parte del acosador».
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