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Después de dos meses duros, enero y febrero, con una mortalidad por covid disparada –se han registrado 149 fallecimientos desde comienzos de año–, encadenar tres jornadas sin lamentar nuevas desgracias constituye una buena noticia para Cantabria.
Sin el goteo de defunciones que ha venido acompañando ... a la sexta ola resulta más fácil hablar de una evolución positiva de la pandemia, con unos niveles de transmisión que caen precipitadamente día tras día –aunque sean orientativos, porque carecen de exactitud–, y una presión también decreciente en los hospitales, donde hace tiempo que las altas superan a los ingresos.
La incidencia, aún extrema, que soporta la región en estos momentos es equivalente a la que se registraba antes de Navidad, justo en el momento en que la onda comenzaba a acelerarse: el día 22 de diciembre la tasa a catorce días alcanzaba los 703 casos por 100.000 habitantes. No obstante, la situación sanitaria era completamente diferente, y no solo porque la ola se encontrase en plena subida: el número de ingresados superaba el centenar y la cifra de enfermos críticos duplicaba la actual. Los contagios, 741 en aquella jornada, son muchos más que los diagnosticados ahora (206), aunque a esas alturas de diciembre el volumen detectado aún se acercaba a la realidad. Este jueves la incidencia a 14 días se situaba en 686 casos por cada 100.00 habitantes, cuando, hace un mes, el 22 de enero, habíamos escalado 4.414 casos, el pico máximo de esta ola.
Actualmente, Sanidad sigue sin recuperar ese recuento exhaustivo de positivos, de modo que los indicadores de transmisión de la enfermedad resultan hoy en día orientativos: desde que se vio sobrepasada por la multiplicación de casos renunció a mantener el esfuerzo inútil del rastreo, y la investigación de todos los contactos de cada infectado. La menor proporción de casos graves de la variante Ómicron, protagonista de esta sexta ola resta también sentido a esta actividad.
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La situación hospitalaria, más fiable para medir la repercusión del coronavirus en Cantabria, experimenta una mejora constante. Los 76 ingresados ocupan el 4,7% de las camas disponibles, y eso equivale a un riesgo bajo. En la Unidad de Cuidados Intensivos la presión es también baja, con once enfermos críticos, que suponen el 7,8% de las plazas.
En cuanto a los indicadores de transmisión comunitaria, sigue bajando la incidencia acumulada, tanto a 14 días, con 686 casos por cada 100.000 habitantes, que son 58 menos que la víspera; como a siete días, con 271, que son 20 menos.
En mayores de 65 años, la incidencia sigue su descenso a 14 días, con 499 casos, mientras se mantiene a siete en 247.
En la última semana se han detectado en Cantabria 1.580 positivos, que se elevan a 3.996 si se tiene en cuenta también la anterior. Así, el virus sigue en descenso con una tendencia del -35%.
En cuanto a la positividad de las pruebas sigue cayendo y se sitúa en el 21,4 por ciento, si bien, pese a estos retrocesos, todos los indicadores de transmisión comunitaria continúan en nivel de riesgo muy alto. La comunidad en su conjunto está en nivel 2 de riesgo medio.
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