«¡Corred, que lo he pinchado!»

En sus declaraciones ante la Policía Nacional, a las que ha tenido acceso El Diario Montañés, los amigos de Jorge -que no acertó en su declaración a concretar exactamente qué sucedió, pero sí recuerda que en ese instante él iba «de coca (cocaína) y maría (marihuana)»- coinciden en que el navajazo que acabó con la vida de Mario estuvo precedido de una pelea entre dos grupos, entre los que se encontraban tanto el detenido como la víctima. Según manifestaron, el enfrentamiento no lo provocaron ellos, si no los amigos de Mario.

Uno de los amigos de Jorge aseguró a los agentes que sobre las ocho de la tarde del sábado 15 de mayo salió a dar una vuelta con cuatro amigos, entre los que se encontraba el detenido. Estuvieron en dos bares que hay situados en la zona de la Universidad. Sobre las once o doce de la noche dice que fueron a su casa, donde dejó su vehículo, y desde allí los cinco amigos fueron en dos coches hasta otro piso, donde permanecieron un par de horas, más o menos.

Desde allí se dirigieron a la zona de la Palomera, donde hay unos merenderos. Y estando allí de conversación con una chica, «pasaron tres chicos y uno de ellos se acercó a ella en plan chulesco y la dijo que se la llevaba, por lo que le di con la mano en la cara». Fue entonces cuando Jorge «sacó una navaja de grandes dimensiones y se la puso al chico en el pecho». «Momentos después me acerqué a él para pedirle disculpas por haberle dado en la cara y abandonamos todos el lugar». Acto seguido, cuenta que se fueron al descampado del supermercado Lidl, donde había unas veinte personas haciendo botellón.

«Me encontraba bailando en un grupo de gente cuando de repente cuatro o cinco personas de ese grupo empezaron a empujarme para que me quitara de allí. Uno de ellos llegó incluso a darme un puñetazo en el cuello y en ese momento se acercaron mis amigos». Este testigo dice que se acercó a la pared del pabellón La Torre a dejar su cazadora y cuando se dio la vuelta vio que «estaban todos rodando por el suelo pegándose». «Me acerqué y me metí en la pelea. Nos dimos algunos puñetazos pero la cosa no pasó de ahí».

Sin embargo, cuenta que en un momento dado «Jorge recibió un golpe y comenzó a sangrar abundantemente por la nariz, pensando que podía tenerla rota». «Se volvió loco y sacó de nuevo la navaja, comenzó a gritar algo y a enseñar la navaja, corriendo tras la gente, que huía al verla. Jorge seguía especialmente a uno de los chicos del otro grupo, no sé si lo hacía porque era el que le había golpeado en la nariz». Al cabo de un momento, Jorge apareció de nuevo corriendo donde se encontraba este testigo y el resto de amigos y dijo: «¡Corred que le he pinchado!», por lo que todos corrieron hacia los coches. «Yo me subí en un coche con Jorge y otro amigo, y los otros dos se fueron en otro coche».

A partir de ahí, este testigo dice que mientras se dirigían en dirección Navatejera, Jorge mandó parar al conductor porque no quería meterles en problemas y llamó a otro amigo para que fuera a recogerle a ese punto. Durante el trayecto, el acusado les comentó a sus dos amigos que había pinchado a Mario en el pecho y que creía «que se la había clavado mucho».

Otro de los cuatro amigos de Jorge que se encontraba en el lugar de los hechos, y que fue quien conducía cuando el acusado y otro amigo se dieron a la fuga tras la agresión, coincidió en su declaración en que la pelea empezó entre varias personas que se encontraban junto al Lidl contra un amigo. Además, dijo que en la pelea Jorge recibió varios puñetazos de Mario, «que se encaró ante tres de nosotros y caímos todos al suelo. Jorge, otro amigo y el fallecido se levantaron del suelo y le advertí a Mario (que salió corriendo) que se fuera de allí. Pero se paró a unos cincuenta metros. Entonces vi a Jorge agredir al chico, aunque pensé que le había dado un puñetazo en el costado, porque no cayó el suelo». Después, Jorge corrió hacia el coche «gritando» y «nos dijo que le había pinchado». Se marcharon en dirección a la localidad de Villasinta y allí el acusado les enseñó la navaja. «Tenía sangre en el filo, era de grandes dimensiones, abierta podría tener unos 30 o 40 centímetros de longitud».