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Álvaro Machín
Reinosa
Lunes, 26 de septiembre 2022, 14:06
Mientras José Manuel contaba tocándose el brazo recién pinchado que aquello ya no es «novedad» –«la cuarta y espero que sea la última»–, una de las trabajadoras del centro sostenía con dulzura la mano de otra de las residentes. «No hará daño, ¿no?». La segunda ... dosis de refuerzo, la cuarta contra el covid, en la residencia San Francisco (Centro dos) de Reinosa fue como viajar unos meses en el tiempo. Allí (y en la residencia La Loma, en Castro) ha arrancado la nueva campaña de vacunación, con dosis adaptadas ya a las nuevas variantes del virus destinadas a la población más vulnerable. Los usuarios de residencias de mayores y el personal sociosanitario que los atiende son los primeros de la lista. Se estima que tardarán unas tres semanas en completar los pinchazos en este grupo. En la lista que llevaban los sanitarios a Reinosa había 87 nombres.
Primero le tocó al personal del centro. «Entre los que no se han vacunado, la mayoría es porque no estaba en condiciones. Resfriados, catarros, algún positivo reciente... Sólo una o dos personas han optado por no vacunarse por ahora pudiendo hacerlo», comentaba una de las profesionales (el director de la residencia recordaba, además, que «al principio del verano» tuvieron un brote, por lo que algunos aún no estaban en plazo para volver a recibir una dosis). Luego, los sanitarios de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica e Intervención trasladaron su carrito de inyecciones y dosis a otra sala, en la que esperaba un nutrido grupo de residentes. Asunción, la primera. Luego, José Manuel. «A ver, María, que te van a poner una inyección...». Las personas que acompañan a diario a los residentes les ayudaban con la manga y con las dudas. «¿Te han hecho daño, Amelia?», «Josefa, aquí te viene una barandilla»...
Con humor y hasta con cierta resignación. «Que todas las cosas sean así. Cuatro van ya. No ha dolido nada. Yo me acuerdo de joven que nos ponían una vacuna y se nos ponía el brazo... Con esta por ahora nada», comentaba Josefina Puertas pasado su turno. «No ha dolido nada», insistía José Manuel Llorente. Él lleva dos años en la residencia y hablaba de esta mañana diferente a su rutina con el tono del que tiene que pasar por un trámite. «Nada, todo bien».
Y, así, uno tras otro. Entre conversaciones entre empleados del centro y residentes.
–¿Esta es otra vacuna?
–Esta como la de la gripe, que ya sabes que la dan todos los años.
Entre tanto, Luis Mariano López, director de Enfermería de la Gerencia de Atención Primaria, explicaba los detalles de esta fase. Que ahora es el turno de internos y profesionales de residencias de mayores, centros de discapacidad y centros de día. Y que, al mismo tiempo, irán citando desde los centros de salud a los mayores de ochenta años. Allí harán también lo que se llama «captación oportunista». O sea, que si pasan por el ambulatorio para cualquier otra cosa se les «informará y orientará» por si quieren vacunarse. Hay matices. Por ejemplo, que en los centros de mayores con más de cincuenta internos –como el de Reinosa– la vacunación la llevará a cabo el personal de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica e Intervención, mientras que en los de menos se ocuparán los integrantes del «equipo de la zona básica de salud». López, además de garantizar el suministro de viales para los de esta primera tanda, confirmó que luego llegará el turno para las personas de 60 hasta 79 años priorizando los que tienen factores de riesgo. Eso, y que no hay problema en administrar otro tipo de vacunas –como la de la gripe– de forma simultánea. Por último, hizo un «llamamiento a todas las personas que no han iniciado la campaña de vacunación o que no tienen la pauta completa recomendada para su edad» para que «se vacunen aunque hayan pasado la enfermedad».
Juan José Lázaro, administrador de la Fundación Residencia de Ancianos San Francisco (con dos centros en la zona), cifró en un 70% el porcentaje de vacunados entre el personal «unas cincuenta personas) y habló de un número «pequeño» de «desestimientos». Ese 30% está, recordó, más vinculado a algún problema de salud o al brote que sufrieron antes del verano.
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