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Raúl Segura Vic
Viene de Cataluña, viaja con su pareja, y ya es el sexto año en que visitan la región. Eso les ha permitido establecer un ranking de localidades amables para el autocaravanista. «Torrelavega es la mejor, o una de ellas; en Santoña no hay área pero ... hay mucha permisividad y no te multan; en Castro Urdiales es pequeñita, pero en las zonas colindantes tampoco te multan. En Santillana del Mar, al lado de la oficina de turismo, hay un área de pago, y luego hay un área privada; en Potes hay otra área privada, y un descampado donde te dejan aparcar... Hay varias opciones. Pero en la ciudad de Santander, no».
«Aquí creo que es más fácil que te toque la lotería de Navidad que encontrar sitio. Santander no está preparado para un turismo en auge, con dinero, que gasta mucho donde para, porque, con vehículos de 100.000 euros, evidentemente nuestro poder adquisitivo no es de 'perroflautas', como nos tienen tachados. Hay estudios de asociaciones de caravanas de España que han recogido todos los tiques de gasto en los pueblos y los números son estratosféricos. Pero nos enfrentamos a los campings, hoteles, posadas, hostales, equis, equis, equis, que son los grandes poderosos del turismo, y a nosotros nos tienen señalados como que queremos quitarles la faena».
«Aquí lo único que haría falta es ser más permisivos con el parking de fuera de la zona, o que fuese más grande. Yo entiendo que esto se lo tiene que gastar el municipio, e igual la gente de Santander no está dispuesta a gastar sus impuestos para gente que venimos de fuera. Es verdad que yo he venido en distintas épocas del año y sólo es ahora, en agosto, cuando se pone así, porque todos salimos de vacaciones».
A Raúl Segura le parece que la vigilancia policial para que se cumplan las limitaciones de estacionamiento de la zona de autocaravanas de Santander resulta un poco exagerada. «Vienen cada dos horas: son multas de ochenta euros y, a los extranjeros, cepo, para que no se marchen sin pagar. No tardarán en aparecer».
Él insiste en que el turismo en autocaravana es mucho más que una simple moda pasajera. «Esto es una filosofía de vida, y eso lo entiende la gente que, como nosotros, lo hacemos desde hace mucho tiempo, desde niños. Quien tiene niños pequeños ya no puede dejarlo de hacer, porque es algo que engancha muchísimo».
Natalia Pérez Lindau (Alemania)
Somos nuevos en esto: hemos alquilado la autocaravana para ver si esto es para nosotros y si nos compramos una», explica Natalia Pérez mientras termina de fregar los cacharros en la cocina que lleva incorporada. Ella es de Elche, aunque vive en Alemania, en Lindau, junto al lago Constanza, y de allí es su pareja; las dos niñas que tienen son «medio y medio»: ese es el pasaje que está recorriendo el norte de España. «De momento, la experiencia va muy bien. Lo único que encuentro un poco incómodo es lo de ducharse. El resto, bien».
«En total, vamos a estar 25 días, y vamos a gastar mucho: sólo el alquiler ya han sido 3.000 euros, y por día estamos gastando unos cien euros, más o menos, entre comprar, comer... Normalmente, hacemos aquí el desayuno y a veces la cena, pero la comida la hacemos siempre donde estemos. Ayer llegamos por la tarde y comimos en un área de servicio antes de llegar a la ciudad, y después cenamos en Santander, así que fue un día carísimo: en cualquier sitio en que nos sentemos los tres –la pequeña, que tiene un año, no cuenta–, barato no sale».
«Durante el permiso de maternidad y paternidad bajamos con una furgoneta de sus padres –se refiere a su chico– que tenían medio arreglada. Hicimos Alemania hasta casa de madre, en Elche, y me gustó la experiencia, y queríamos probar ahora los cuatro para comprobar cómo es viajar en un espacio tan reducido para plantearnos comprar una y hacer vacaciones así o hacerlas de tipo tradicional».
Sí que ha comprobado que la camper les da libertad de movimientos. «Íbamos a parar aquí el jueves o el viernes de la semana pasada, pero vimos que hacía mal tiempo y nos fuimos a la montaña, a subir Picos de Europa. Hemos estado también en la cueva del Soplao, en un área cercana, en Roiz, en Potes... Antes estuvimos en Zaragoza, Logroño y el País Vasco, y ahora bajaremos a Elche».
«El viaje por Cantabria ha estado bien. En Santander lo he encontrado algo más difícil. Nosotros tuvimos suerte porque hemos oído lo que les ha pasado a otros campistas, y no hemos tenido que esperar mucho tiempo hasta encontrar sitio: «cuando llegué había un chico descargando aguas, que decía que llevaba dos horas esperando. Después de él descargamos nosotros y mientras tanto se fue otro, así que no tuvimos que esperar ni media hora».
Trini Pato Valencia
La gente no nos quiere: para una inmensa mayoría de ciudadanos somos un poco apestados. La gente no nos conoce y no ve que somos personas normales y corrientes que o bien vivimos en la autocaravana o vamos de vacaciones. Y allá donde vamos dejamos dinero, porque vamos al supermercado y a todas partes, compramos y gastamos. ¿Que hay gente incívica? Pues sí, claro que lo hay, pero todos no somos iguales. Ensuciará el que ensucie, y a ése regáñenle, pero que no nos traten a todos igual».
Trini Pato viaja con su marido y con cinco perros, bassset hounds campeones con los que compiten en concursos. «Ahora nos vamos a Ginebra al Campeonato del Mundo. Y después iremos a Portugal. Y vamos a Francia, a Italia... recorremos el mundo».
«Estuvimos ocho años alquilándola, y el último gastamos ya mucho dinero y decidimos comprarla. Llevamos con ella seis años, y nos costó 108.000. Ahora costará un poquito más: depende del modelo y de las cosas que lleve, porque te la dan sin nada y luego tienes que poner el aire acondicionado y un montón de cosas. Puedes poner de todo, dependiendo de lo que te quieras y puedas gastar».
Juanma Rubiales Jerez de la Frontera
«Tenía ganas de visitar el norte. Somos de la zona sur, del otro punto de España, y tenemos unas playas preciosas, y sé que aquí, en Cantabria, y en Asturias, que es lo que vamos a visitar, hay playas espectaculares, acantilados... eso es lo que más nos llama la atención: llegar con la autocaravana y ¡pum!, aparco y lo veo. Eso es lo que más nos llama».
Juanma Rubiales viaja con su mujer, Begoña, y los tres chavales. «Soy novato en esto. Lo hemos hecho por probar algo diferente, que los niños tuvieran otra experiencia y, si les gusta, valorarlo y quizás el día de mañana comprar una. De momento, nuestras expectativas se están cumpliendo». Además, le gusta el buen ambiente: «Entre nosotros –o entre ellos, que yo soy nuevo–, se nota que hay compañerismo, sobre todo las personas mayores, que se ve que son conductores de autocaravanas de toda la vida».
«A mí me cuesta 170 euros al día, más una fianza aparte de 800 euros. No es un turismo barato, porque consumes una barbaridad. Si miras por internet, esa autocaravana de ahí puede costar 90.000 euros; hay unos aparatos... Esa otra, que es antigua, cuesta 24.000. Aquí no hay 'perroflautas'».
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