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Una de las piezas perdidas por el vehículo, un Audi A3, mientras se precipitaba ladera abajo. Juanjo Santamaría

Cuatro jóvenes fallecen al despeñarse su coche por la ladera del Puerto de Lunada

El vehículo en el que viajaban las víctimas, de 20 y 21 años, se cayó por un precipicio de más de 300 metros | Procedentes de Madrid, iban a pasar dos días con otros amigos en una cabaña de San Roque de Riomiera

Domingo, 16 de marzo 2025, 07:17

El destino era una cabaña pasiega en San Roque de Riomiera, donde un grupo de jóvenes procedentes del barrio madrileño de Vallecas había planeado pasar el fin de semana, pero a falta de los últimos kilómetros y en cuestión de segundos la mitad de ellos encontró la muerte en la oscuridad del Puerto de Lunada en el peor accidente ocurrido en Cantabria en las dos últimas décadas. Eran las diez de la noche cuando los dos vehículos del grupo enfilaron este estrecho paso de montaña que comunica los Valles Pasiegos y la comarca burgalesa de Las Merindades. Posiblemente, ajenos al recorrido que tenían por delante, se adentraron por el camino más peligroso, en una noche heladora y rodeados de nieve.

Por causas que todavía se investigan, uno de los coches -un Audi A3 con «unos ocho años» de antigüedad y que presentaba unos neumáticos «lisos», según fuentes cercanas a la investigación- que circulaba por la CA-643 se salió de la vía en el kilómetro 12,700, a la altura del mirador de Covalruyo (Soba), y se despeñó por una ladera de más de 300 metros de altura. Sus cuatro ocupantes, dos chicos y dos chicas, de 20 y 21 años, murieron en la brutal caída. Los cuatro llevaban el cinturón de seguridad puesto en el momento del accidente. Fue una alerta automática de uno de los teléfonos móviles de las víctimas la que avisó al servicio de Emergencia 112 tras detectar el impacto.

El vehículo se precipitó al vacío en una curva de la carretera que carece de guardarraíles en gran parte de su sinuoso trazado. En su caída cruzó otro tramo de vía situado 262 metros más abajo, en el kilómetro 11 de la carretera, según informaron a El Diario Montañés agentes del medio natural presentes en el lugar del accidente. Tras ello, continuó rodando ladera abajo, dando vueltas de campana durante varios metros más hasta que se detuvo en la nieve.

Las huellas del trágico suceso aún eran visibles este domingo, horas después de lo ocurrido. A su paso, el turismo dejó numerosas piezas desmembradas, así como pertenencias de los pasajeros, entre ellas calzado, ropa e incluso comida envasada, que amanecieron cubiertas por una fina capa de nieve. A duras penas se podía localizar el coche en la ladera a la luz del día tras los golpes de la caída y por su color gris, que se confundía con el paisaje.

El teléfono móvil de una de las víctimas alertó del accidente

Los sensores que llevan equipados los móviles de última generación permiten activar sistemas que son capaces de avisar a los servicios de emergencias. Gracias a esta función, el Centro de Atención a Emergencias 112 del Gobierno de Cantabria recibió la llamada. En el caso de saltar la alerta, el móvil, en este caso iPhone, lanza un sonido de alarma. La pantalla se ilumina y avisa al usuario, por si quiere llamar a los servicios de emergencia o descartar la acción. Si no recibe respuesta, realizará la llamada de forma automática tras 20 segundos. Además, también comparte las coordenadas de latitud y longitud aproximadas, lo que facilita el rescate.

En lo que coincidían este domingo los vecinos de la zona es en la peligrosidad de la carretera a causa de su pendiente y los pocos elementos de seguridad, a lo que hay que añadir la complicación de la nieve. De hecho, desde por la mañana esta vía estaba señalada en rojo en el mapa de la Dirección General de Tráfico (DGT), desde el kilómetro 2 en La Concha al 13,9 en Valdició, lo que implica que los turismos deben contar con cadenas o neumáticos de invierno, mientras que los camiones y vehículos articulados tienen prohibido el paso.

En el punto donde el coche se precipitó al vacío aún podían verse las marcas de los neumáticos dirigiéndose al abismo. «Son rodadas limpias», según indicaron los agentes del medio natural, aunque la nieve ya había borrado parcialmente las huellas.

Investigación en curso

A primera hora de este domingo, la Delegación de Gobierno en Cantabria convocó una rueda de prensa de urgencia para informar de los primeros detalles del accidente, donde intervino el jefe provincial de Tráfico, José Miguel Tolosa. «Los que conocen esta carretera saben que hay un precipicio bastante pronunciado. Tras salirse de la vía, el vehículo cayó en tonel, dando muchas vueltas de campana, lo que hacía presagiar que todas las consecuencias del accidente tenían que ser muy graves, como así realmente fueron después», lamentó Tolosa.

La nieve, en su opinión, no fue la principal culpable. Más bien, pudo ser una confluencia de factores: «Es una carretera muy estrecha y podría haber algo de hielo en la calzada, así que cualquier maniobra o cualquier distracción... Quizás en otro tipo de carretera hubiera tenido unas consecuencias mucho más pequeñas, pero en este caso provocó el despeñamiento del vehículo», explicó.

Hasta el lugar de los hechos se desplazaron bomberos del parque de emergencias de Villacarriedo, bomberos de Santander, personal de mantenimiento de carreteras, la Guardia Civil de Tráfico y personal del 061. Además, debido a la dificultad para acceder a la zona en la que quedó detenido el coche, también participaron técnicos de rescate del Gobierno de Cantabria. Las complicaciones fueron tales que la operación duró casi cinco horas, desde que se desplegó el operativo de rescate de los cuerpos, una vez certificada la muerte de los cuatro jóvenes, a las 01.25 horas, hasta que todo terminó a las seis de la mañana.

Durante ese tiempo, un equipo de diez especialistas participó en las maniobras de excarcelación y de reporte de las víctimas, que fueron trasladadas al Instituto de Medicina Legal, donde este domingo se les practicó la autopsia. Posteriormente, los restos mortales fueron entregados a sus familiares, trasladados a primera hora desde Madrid. Por la tarde, los coches fúnebres partían desde el tanatorio del Alisal.

El Gobierno de Cantabria también movilizó a un equipo de psicólogos para atender a los cuatro amigos (tres chicas y un chico) que viajaban en el segundo vehículo, consternados y en shock por lo sucedido. Fueron trasladados a un alojamiento, el Hotel Adelma (Hoznayo), a la espera de que llegaran sus familiares.

Día de luto

Tras conocer lo ocurrido, el alcalde de Soba, Julián Fuentecilla, apuntó que ese tramo, considerado una peligrosa trampa cuando hay nieve, «debería cerrarse al tráfico, para que nadie se acerque» cuando la climatología sea adversa. Además, justo en estos días en los que la zona está nevada acuden numerosas personas a Lunada, tanto de día como de noche, para disfrutar de la nieve, y más en un fin de semana como este, que podría ser el último de la temporada. De hecho, este domingo la carretera de acceso a Lunada desde Soba estaba intransitable por la cantidad de hielo y nieve.

La Corporación municipal de San Roque de Riomiera, conformada por PP y PRC, acordaron el decreto de un día de luto (este lunes) en el municipio por esta tragedia.

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