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Al poco tiempo de jubilarse como médico, hace dos años (ocupó los cargos de director Médico de Valdecilla y de director general de Ordenación Sanitaria), Fernando Villoria descubrió «una nueva realidad, la de la soledad no deseada». «Nunca me había parado a pensar en ello, ... porque la vorágine del trabajo y la familia te arrastra. Pero ahora, a través de los testimonios de otras personas, me he dado cuenta de cuánto sufren estas personas». Así, esta primavera, decidió crear en Santander, junto a otras nueve personas, la Asociación contra la Soledad No Deseada (miembro de la Red de Organizaciones contra la Soledad). Denuncia su situación y pide a la sociedad, administraciones y organizaciones que no den de lado a estas personas y se impliquen en la lucha contra esta realidad «de la que no se sabe mucho». «Ni siquiera hay un registro de cuántas personas viven esta situación, por lo que habría que hacer un mapa real que muestre cuántos cántabros padecen la soledad no deseada».
–¿Cómo surge la idea de crear la Asociación contra la Soledad no deseada en Cantabria?
–Surge para combatir la soledad de miles de personas que sufren este grave problema. Cabe destacar la presencia de mayores y mujeres, pero también de jóvenes. Nuestra misión es influir y crear una red de organizaciones e instituciones que trabajen juntas con un objetivo común: combatir la soledad no deseada. La asociación es nacional. En Cantabria se constituyó la pasada primavera. El denominador común de todos es trabajar por construir una sociedad cohesionada en la que ninguna persona se sienta sola o abandonada. Tras mi jubilación, al conocer la iniciativa, tomé conciencia de que entre todos se puede hacer algo más para afrontar este problema creciente. Y aprovecho para invitar a la sociedad cántabra a que participe en esta lucha.
–¿Cuáles son sus objetivos?
–Queremos aflorar la evidencia de la soledad y disponer de un mapa claro de la distribución y características de la soledad entre la sociedad de Cantabria, sus causas y sus consecuencias. Además, queremos apoyar y divulgar los proyectos y buenas prácticas que ya se están aplicando en la región, especialmente en los ayuntamientos que combaten la soledad no deseada, incluso sin ser conscientes de ello. Otro objetivo es influir en las administraciones, instituciones privadas, organizaciones sociales, ciudadanía en general, etc. Y, por último, cooperar en red con organizaciones que también estén combatiendo la soledad, destacando a Unate, la Columbeta o el Colegio de Arquitectos (por su contribución al urbanismo).
–Usted defiende que la sociedad es ajena a este problema. Que es similar a la situación de la España vaciada, de la que antes nadie hablaba.
–Deseamos crear una conciencia social. Conversar sobre los efectos negativos que produce la soledad en nuestra sociedad y ayudar a combatir el estigma. La soledad es un fenómeno emergente, causado por muchas variables, representado en hogares unipersonales, en nuevos tipos de familias, y las personas que la padecen no lo cuentan, porque las personas compartimos que nos duele, por ejemplo, la espalda, pero no que te duele el alma, porque sientes vergüenza.
Objetivo
acción
–¿Qué implica vivir en una soledad no deseada?
–La soledad no deseada es impuesta, ajena, se caracteriza por la ausencia de relaciones sociales y de personas en quien confiar, con quien relacionarse o un intenso sentimiento de vacío, especialmente en las mujeres. Y hay que tener en cuenta las consecuencias cuando, por ejemplo, hay por medio una enfermedad. Un ingreso hospitalario y su convalecencia es un problema social de primer orden. El paciente no puede ser dado de alta a su casa porque está solo y bloqueando una cama de hospital de alto coste. Y si su familia lo puede cuidar hasta recuperar su autonomía funcional, la mujer es la que soportará la mayor carga una vez más, dejando de ser mujer para convertirse en cuidadora.
–¿A quién afecta principalmente? ¿Cómo suelen llegar a esta situación?
–Afecta a todas las edades. La encuesta del CIS durante la pandemia mostró que los jóvenes entre 18 y 24 años declararon sentirse solos en un 23,5 % de los casos, y los mayores de 65 años, en un 14,5%. En personas mayores es inferior.
–¿Qué esperan conseguir de la Administración?
–Reconocemos que el Gobierno no podrá hacer ese cambio solo, sino que puede establecer una visión poderosa a largo plazo de cómo todos podemos desempeñar un papel en la construcción de una sociedad más conectada socialmente. Desde la asociación queremos felicitar a la Consejería de Empleo y Políticas Sociales por su iniciativa para prevenir el aislamiento social y la soledad no deseada en Campoo-Los Valles, que aplica la estrategia nacional de asistencia comunitaria en el domicilio y la desinstitucionalización, y que responde a las preferencias de personas que necesitan apoyo. Las residencias se reservarán para cuando no podamos vivir en nuestras casas, en último lugar. En Cantabria necesitamos una estrategia trasversal contra la soledad no deseada. Castilla y León inició su proyecto y su presidente ha destinado cien millones de euros a este fin. Otro ejemplo: Castilla-La Mancha está iniciando el proceso. El Gobierno de España lleva unos años trabajando y esperamos que el presidente Sánchez anuncie su inicio en breve.
–¿Y de la sociedad?
–Así como entendemos la importancia de los autocuidados de nuestra salud física y mental, también debemos cuidar nuestras conexiones sociales y entender que son muy importantes para nuestro bienestar. Debemos exigir a la sociedad, sus instituciones, ayuntamientos, ONG que hagan algo para evitar la soledad, pero individualmente tenemos que dar el primer paso. La iniciativa personal es imprescindible para que nuestra vida tenga significado, con valores y feliz.
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