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NACHO GONZÁLEZ UCELAY
Santader
Viernes, 5 de febrero 2021, 07:00
El mensaje optimista que esta semana ha lanzado el presidente Miguel Ángel Revilla acerca de la posibilidad de que durante los dos próximos meses se produzca en la región una mejora del cuadro epidemiológico que permita abrir sus fronteras para la próxima Semana ... Santa -entre los días 1 y 5 del mes de abril- no coincide en absoluto con el trasladado por las comunidades autónomas limítrofes, sus grandes caladeros turísticos, que, bastante más pesimistas, ni siquiera se plantean esa opción a día de hoy.
Bien porque su situación actual es tan opaca que no les permite otear el horizonte a dos meses vista, bien porque ya han escarmentado de la experiencia recogida de las fiestas navideñas, lo cierto es que ninguna de las tres, ni País Vasco ni Asturias ni Castilla y León, contemplan una movilidad indiscriminada para ese entonces.
Claro que tampoco entran a valorar las declaraciones de Revilla, que entiende que Cantabria podría desconfinarse si previamente se ha vacunado a entre un 15% y un 20% de la población. «Hay que ser un poco optimistas y pensar que, si llegan las vacunas, quizá en Semana Santa podamos tener ya desconfinada Cantabria y el resto de España y pueda generarse, de ese modo, cierta actividad económica que redunde en el sector hostelero», sostiene el presidente cántabro, que cuando pregunta en Madrid no halla sino más de lo mismo; posiciones marcadamente contradictorias.
Por un lado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, vaticina que «el proceso de vacunación permitiría recuperar la movilidad total en los próximos meses» y la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, que «el reinicio de los viajes nacionales podría comenzar a producirse en la próxima Semana Santa si se dan las condiciones de seguridad». Y, por el otro, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, que no sabe cuándo es Semana Santa, pronostica que eso no será posible «hasta que estemos en una incidencia de 50, de 100 o de 150 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días» y la ministra de Hacienda, Ma ría Jesús Montero, que «hay que ver el asunto con mucha prudencia, pero es difícil que pueda haber una movilidad normalizada en ese periodo».
Con una visión mucho más clara que la del Gobierno central, el País Vasco da casi por enterrada la posibilidad de abrir sus fronteras en abril.
«Se me hace muy difícil pensar ahora en la Semana Santa; se me hace muy prematuro pensar en nada que pueda favorecer la movilidad indiscriminada», dice el lehendakari, Iñigo Urkullu, que no solo no está pensando en suavizar las restricciones sino que, al contrario, está pensando en endurecerlas más aún. «Esperemos que no haya que adoptar medidas más radicales», advierte el mandatario jeltzale, que cree que no es el momento «para pensar en una relajación de las medidas de vigor».
Cantabria: El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, piensa que la apertura de fronteras sería viable en Semana Santa «si conseguimos que para entonces ya esté vacunado entre un 15 y un 20% de la población» y, de otra parte, «la situación epidemiológica no sugiere lo contrario».
País Vasco: El lehendakari, Iñigo Urkullu, entiende que es prematuro «pensar en la Semana Santa y en nada que pueda favorecer la movilidad indiscriminada» y que el momento actual, sin remitir todavía la tercera ola, «no es el indicado para pensar en una relajación de las medidas en vigor».
Asturias: El consejero de Salud del Principado de Asturias, Pablo Fernández, aboga por mantener cerradas las fronteras en abril. «No volvamos a caer en el error de estar con estos mensajes de 'salvar las navidades' o 'salvar la Semana Santa' porque hay cosas que tenemos que anteponer».
Castilla y León La consejera de Sanidad de Castilla y León, Verónica Casado, considera muy arriesgado «hablar de desescalada sin haber dejado aún de escalar» y «hablar de abrir las fronteras dentro de dos meses cuando nuestra situación actual es de 1.295 casos por cada 100.000 habitantes».
Más en la línea de Urkullu que en la de Miguel Ángel Revilla, el consejero de Salud del Principado de Asturias, Pablo Fernández, confiesa estar reviviendo el 'día de la marmota'.
El asturiano no comprende que con más de 60.000 muertos en España a causa del coronavirus, con medio país con tasas de incidencia de covid muy por encima del riesgo máximo fijado por la Organización Mundial de la Salud y, en el caso de Asturias, con los hospitales rozando su máximo de capacidad, «alguien puede estar pensando en que en menos de dos meses se celebrará la Semana Santa».
Pide el consejero que «no volvamos a caer en el error de estar con estos mensajes de 'salvar las navidades', 'salvar las vacaciones', 'salvar la Semana Santa'... porque hay cosas que tenemos que anteponer».
Que es lo que piensa también la consejera de Sanidad de Castilla y León, Verónica Casado, a la que le parece muy arriesgado «hablar de desescalada cuando aún no se ha dejado de escalar» y «hablar de la Semana Santa cuando la situación epidemiológica actual es de 1.295 casos por 100.000 habitantes».
A su manera de entender, en una situación epidemiológica tan grave como la que atraviesa la comunidad castellanoleonesa «resulta chocante que se hable del reinicio de los viajes en abril», algo que a ella le da que pensar: «Es que parece que no se ha aprendido nada».
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