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En las 278 páginas de ‘Sin censura’, Miguel Ángel Revilla se quita la mordaza de la boca para golpear sin tapujos a la industria farmacéutica y la armanentística, a Donald Trump y las prebendas de la clase política, al tiempo que denuncia los problemas ... generados por la desigualdad, el cambio climático o la ludopatía. Campechano, hiperactivo y lenguaraz, el presidente cántabro no se esconde «a la hora de tratar los temas que me parecen importantes y denunciar situaciones gravísimas», aunque «eso suponga ganarme enemigos poderosos». Confía en seguir teniendo «el valor para denunciar a los corruptos» y dice que lo hace, sobre todo, porque «quiero estar en paz conmigo mismo».
No se corta un pelo al considerar a Donald Trump como un «peligro público» y le define como «la peor especie» que ha llegado a la Casa Blanca. El presidente cántabro denuncia que, además de un cóctel de varias recetas explicadas de manera demagógica, el líder americano fue aupado al despacho oval por un «lobby poderosísimo» con intereses económicos concretos en el sector armamentístico, el gas, el petróleo o la farmacia. A su estilo, a la pata llana, Revilla hila un entramado entre la Administración americana, las empresas y los hombres más ricos del mundo para «encender fuegos» en sectores clave, que les permitan «seguir ganando ingentes cantidades de dinero» a base de crear guerras.
En la otra cara de la moneda, el presidente cántabro sitúa al expresidente de Uruguay José Mújica y a José Manuel López Obrador, candidato a la Presidencia de México, favorito en las encuestas y oriundo de Ampuero. Revilla transcribe las reflexiones que compartió durante tres días con el uruguayo, donde critican «la falta de ejemplaridad de la vida política», la gestión austera de Angela Merkel o los recortes que se impusieron en Europa en los últimos años. Repasan las vivencias y las opiniones de Mújica sobre Putin, Fidel Castro, el Papa Francisco, la defensa del aborto o del «injusto poder del mercado».
De López Obrador, al que ha invitado a volver a Cantabria después «de ganar las elecciones» en su país y al que augura un gran resultado en las urnas, destaca su «honradez» y su lucha contra «la corrupción». Revilla cree que «reúne las mejores condiciones para impulsar un cambio» y se enfrenta a «todos los demás, apoyados por la oligarquía, para impedir que una persona sin ataduras llegue al poder».
Con el revólver cargado, el presidente cántabro dispara hacia la industria farmacéutica, «el negocio más boyante del mundo», con una tasa de beneficio mayor que la de los bancos. Sin pelos en la lengua dibuja un cuadro en el que las empresas colocan a políticos, en un juego de puertas giratorias, para garantizarse un «suculento negocio» y aboga por una expropiación de medicamentos cuando las compañías recuperen la inversión, ya que «millones de personas mueren por ello». Y pone el foco en la ludopatía, un droga «peligrosísima», contra la que va a iniciar una campaña de denuncia en los medios.
Sin censura también da buena cuenta de los incumplimientos de Mariano Rajoy, de la resurrección de Pedro Sánchez –«al que apoyé porque me rebelo ante las injusticias»– y aprovecha para defender «la virilidad» de Furaco ante las burlas que recibió de los asturianos.
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