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Después de tanto todo

MI RINCÓN DE INCERTIDUMBRES ·

Miércoles, 23 de junio 2021, 07:27

En la lucha contra el covid hemos dado palos de ciego. De no creer necesarias las mascarillas, a tener que fabricarlas con métodos caseros, porque cuando fueron obligatorias no las había en el mercado. De suspender cualquier clase de actividad -trabajo, estudios ... o deportes-, a iniciarlas con sumo cuidado, con avances y pasos atrás, hasta luego, ante el mínimo resquicio de falsa seguridad, casi desatarlas. De considerar que todas las vacunas eran beneficiosas, a crear sospechas sobre algunas porque, como en el caso de la zorra, al no alcanzarlas, se negaban. Ha sido un vaivén de opiniones variables, como el virus, que se hace más contagioso para seguir sobreviviendo. Ahora toca quitar las mascarillas en el exterior, guardando las distancias y todas las precauciones, cuando en otros países están reculando ante la preponderancia de la cepa india, bautizada 'Delta' para evitar matices «de raza o religión». No pasa nada. La gente seguirá a lo suyo, porque la pandemia ha hecho mejor a unos pocos, a la mayoría los ha dejado como estaban, y a otros pocos los ha empeorado. La pasada semana un grupo de «ingleses indómitos» desembarcaron en el puerto de Santander, «desoyendo las recomendaciones de su gobierno», pero bienvenidos por el nuestro, que los veían como fuente de ingresos, no de contagios de la nueva variante, en cuyo país es dominante. Política de puertas abiertas, para unos -Bienvenido, Mister Marshall-, y de altas vallas con púas como espinas, para otros.

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