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¿Por qué cuesta conseguir una consulta presencial con el médico de cabecera? La respuesta no es una sola, y depende de a quién se ... le traslade, pero lo cierto es que la pandemia, con las precauciones obligadas para evitar la propagación del virus –se impuso el filtro de la consulta telefónica con la idea de cribar la demanda y ver en consulta a los casos que realmente lo necesitaban– alargó el tiempo de espera, derivó la presión a los servicios de urgencias y aumentó la insatisfacción entre los usuarios. Mientras, en la mayoría de los centros de salud cundía la sensación entre los profesionales de que no llegaban a todo: a los pacientes a la puerta se sumaban los que aguardaban su llamada en casa, los trámites administrativos –como el boom de bajas laborales en plena ola de Ómicron–, más los desplazamientos para atender a domicilio. «La demanda ha sido tremenda y la cantidad de trabajo que han sacado adelante, brutal», reconoce el gerente del Servicio Cántabro de Salud, Rafael Sotoca, que resalta la vocación del personal, al tiempo que admite que hay centros que se han quedado atrás en la vuelta a la presencialidad.
Ese embudo entre ola y ola de covid alimentó las quejas de los usuarios y, también, el desánimo y la desmotivación entre un personal desgastado que lleva años arrastrando las deficiencias de la Atención Primaria, con plantillas siempre cojas y picos de demanda asumidos a través de la autocobertura, es decir, atendiendo a pacientes de los compañeros ausentes por bajas o vacaciones y sin sustitutos. El cupo de cada médico, en condiciones normales, es de 1.500 personas y el de los pediatras ronda el millar, pero hay quienes lo han llegado a triplicar. Hay profesionales que reconocen que «es duro y difícil afrontar la responsabilidad de diagnosticar a los pacientes en esta situación».Algunos, incluso, afirman que el servicio que prestan se «ha resentido» y lamentan que sus agendas se completarían igualmente si ampliaran aún más su capacidad.
507médicos de familia tiene Atención Primaria (el 29% de ellos interinos), más 84 pediatras.
80euros es el precio público de una consulta en el centro de salud, 120 si es una urgencia.
173,1millones es el presupuesto para Atención Primaria este año, un 7% más que en 2021.
El plan de normalización de la Atención Primaria proyectado con la llegada del nuevo consejero de Sanidad, Raúl Pesquera, quiere eliminar esa pregunta inicial, solucionar de una vez esas trabas de accesibilidad y que domine la consulta presencial –al menos que represente el 50% de la actividad–, dejando para las cuestiones administrativas el uso de la vía telefónica. «Hay elementos de digitalización que han venido para quedarse», apunta Sotoca, convencido de que «el sistema sanitario no funciona sin la Atención Primaria, y la de Cantabria es especialmente buena».
Ahora bien, la duda es ¿cómo se pretende lograr? ¿Hay plantilla suficiente? ¿Basta con abrir la petición de cita previa directa? ¿Cómo casa eso con el número de pacientes recomendable por médico y día (de 28 a 35 como máximo)? De entrada hay un problema de base, que se ha mareado desde hace más de una década, con gobiernos de distinto color político y sin remedio: «El modelo de Atención Primaria está agotado». Se ha analizado la problemática, con el déficit creciente de médicos de familia y pediatras, al que se ha añadido el de enfermería, como número uno de la lista de carencias, pero no se ha reconducido.Ahora hay una estrategia nacional que aspira a hacerlo. Pero cada año son más los facultativos que cesan en su actividad por jubilación que las nuevas incorporaciones. Y Cantabria, con 507 facultativos de familia y 84 pediatras en activo, tiene la plantilla de Atención Primaria «más envejecida de España». Según los datos facilitados desde la Gerencia, este año llegan a la jubilación 55 médicos de familia y 8 pediatras (alguno ya en periodo de prolongación de su vida laboral). Uno de cada diez efectivos colgará la bata blanca. No obstante, aseguran que «el 30% de ellos ha pedido la prórroga (el 50% en el caso de los pediatras)». El registro del Colegio de Médicos añade a la lista otros 35 profesionales que cerrarían su carrera en la sanidad pública el año que viene, más 29 que llegarán a la edad de jubilación en 2024. En un margen de tres años, las dos especialidades con más falta de personal perderán, como mínimo, un centenar de facultativos (hay quien seguirá ejerciendo de forma privada). Un mordisco en la plantilla que no se compensa por la vía MIR. En 2020, la entonces gerente de AtenciónPrimaria, Alicia Gómez, reconocía que se necesitaban 120 médicos para cubrir todas las sustituciones.
En vista del panorama, la lectura que hace el gerente del SCS «es que tenemos a las mejores generaciones de residentes, son muy buenos, el recambio va a ser de calidad». Destaca que esta legislatura «la plantilla no se ha contraído, sino que se ha ampliado». Pero los números hablan por sí solos. Cada año, 37 facultativos de familia terminan el MIR en Cantabria, y suelen ser contados los que se incorporan a un puesto en el SCS después; y pocos también los fichajes que retornan tras una experiencia laboral fuera. La falta de médicos de Atención Primaria es común a todo el país, así que no les faltan ofertas y acuden a servicios de salud donde encuentran condiciones laborales más ventajosas. La crítica sindical en este sentido siempre es la misma: «El SCS no sabe retener a sus profesionales». Hasta ahora, la oferta que se les hacía era de un año de contrato (Sanidad estudia ahora otras posibilidades), cuando hay comunidades que les dan una estabilidad de tres. Y no hay que olvidar que durante mucho tiempo la medicina de familia ha sido una especialidad pobre de aspirantes.
La plantilla de los equipos de Atención Primaria, incluidos los Servicios de Urgencias (SUAP), la conforman 507 médicos de familia, de los que el 30% es personal temporal, en sus diferentes modalidades (interinos, comisión de servicios, promoción interna o reserva de plaza), y son ocho los puestos pendientes de ocupar a la espera de la resolución de la Oferta Pública de Empleo. En cuanto a los pediatras, la plantilla la integran 84 profesionales –hay dos plazas sin cubrir–. El porcentaje de temporalidad es similar entre el personal de enfermería. De hecho, uno de los primeros asuntos en los que se ha puesto manos a la obra el nuevo equipo del SCS es la OPE nacional de estabilización, que debe reducir ese porcentaje entre el 5% y el 8%.
El caso es que la tasa de reposición está desequilibrada. En consecuencia, en las épocas de mayor flujo turístico o de descanso del personal (fiestas y verano), faltan piezas para completar el puzle. En los municipios con menor población lleva incluso al cierre de la instalación o a la apertura en mañanas sueltas. En Cantabria, la red la forman 42 centros de salud y 122 consultorios (hay cerrados actualmente seis), y, si se compara con el resto de comunidades, no es de las que sale peor parada.Al contrario, según los datos del Ministerio correspondientes a 2018 (última estadística disponible), figura como la séptima autonomía con mejor ratio de profesionales –2 por cada 1.000 habitantes–, por detrás de Navarra, Cataluña, La Rioja, Extremadura, Castilla yLeón y Canarias; y la sexta en gasto sanitario por habitante en Atención Primaria, con 224 euros por habitante. El presupuesto para este año contempla un incremento del 7,3% en esta pata de Sanidad, que llega hasta los 173 millones. Así, de los 161,3 millones consignados a la red de centros de salud en 2021 se pasó a los 173,1 millones, aunque supone poco más del 14% del presupuesto sanitario (1.028 millones). Cada consulta al médico de familia le cuesta al sistema 80 euros y la atención de urgencia, 120, cifras que no siempre son del conocimiento de los usuarios.
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Entre los profesionales más veteranos recuerdan que uno de los factores que ha contribuido al deterioro de la Atención Primaria es «la utilización del sistema sanitario como herramienta electoral, cuando en los años 90 se colocó la accesibilidad por delante de la educación sanitaria y la promoción de la salud», favoreciéndose la «hiperfrecuentación» al médico. Después, el creciente envejecimiento de la población derivó en un «exceso de demanda» que no se ha correspondido con la debida adaptación de recursos, como ha denunciado recientemente la plataforma 'Salvemos la Atención Primaria'. «Claro que hay problemas que tenemos que resolver, y en ello estamos», aclara Sotoca, que garantiza que los usuarios no tardarán en percibir los cambios: «Ya son mayoría los centros con una tasa de respuesta al teléfono del 99% y en la primera semana de mayo se abrirá la petición de cita a través de la web». Los primeros pasos de «un regreso a la normal
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